Brindis al sol
Alberto González Troyano
Los otros catalanes
Yel mar se hizo de nuevo altar, y la ría forjó nuevo camino. La Virgen del Carmen navegó nuevamente por las aguas que imitaban su casa de los cielos.
El pueblo no pierde su sentido devocional. Es como un ancla que le mantiene unido a unos sentimientos marianos que forman parte de su existencia.
Y cuando llega la mediación del mes de la canícula, las estrellas se apagan para que Ella luzca con su propio fulgor.
“Quien no sepa rezar, que salga por esos mares…” ¿Recordáis aquella letrilla marinera que nos decía una verdad que, de padres a hijos, surgía siempre en lo más hondo del corazón?
Cuando la Virgen pasea sobre nuestras aguas costeras, todo se hace azul en un firmamento de amor a María. Ella es nuestro sol, la que nos da luz y vida. Nuestro faro cuando nos vemos perdidos en la tormenta de la vida. La madre, que nos espera en la concha varada de nuestro espíritu.
Pregonaba una sevillana, al son del tamboril, la letra que cantaba. “Quiero y adoro, a la Virgen del Carmen, quiero y adoro…”, palabras que, al ritmo de un baile, se hacen como jaculatorias populares llenas de júbilo….
La Armada Española le rinde homenaje, la deportiva alza su vela en el amor de la juventud, la marina pesquera le lanza cada día sus redes pidiendo respuestas plateadas, la marina de guerra tiende sus brazos en son de una paz duradera y justa. Todo es un sentir a la Reina de los Mares.
La tradición no se puede romper. Es como una ola que sube y sube y cuando parece que se hunde, vuelve a alzarse con bríos de blanca espuma.
La festividad litúrgica de la Virgen del Carmen, aún candente en todos nosotros, ha vuelto a celebrarse con todos los honores que una provincia marinera lleva sobre sus hombros, como un costal de vida.
¡Cuántas embarcaciones surcaron hace horas las aguas onubenses!
Quillas devocionales abriendo nuevos surcos de devociones
¡Qué tienen las Vírgenes marineras que siempre fijan su rumbo con los mejores vientos!
Los cuatro puntos cardinales son sus señales de guía en el océano.
Hoy, sin olvidar la fecha ya pasada, sean estas letras con música de lírica soñada, la más sincera plegaria para todos aquellos que murieron en la tumba azul del mar. De un mar que no es oscuro, porque María Santísima del Carmen les dio su luz para el descanso eterno.
Por ellos recemos a Ella, la más bella oración de saludo. Que sea una Salve emocionada, porque en Huelva y su zona costera, siempre será una salada Salve de Amor.
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