
Envío
Rafael Sánchez Saus
Una nada ejemplar Europa
Crónicas levantiscas
En las marchas anuales contra las bases americanas de Rota y Morón confluyeron la extensa gama de los pacifistas, que iban desde los melifluos gandhianos a los pragmáticos antibelicistas, con una izquierda que venía o estaba en el comunismo y, por tanto, guardaba relaciones sentimentales con el bloque soviético, antítesis de los Estados Unidos. Fue allí donde los comunistas decidieron ampliar su rojerío original al arco iris de verdes ecologistas, violetas feministas y blancos pacifistas para adaptar el viejo movimiento marxista al descrédito público general de la Unión Soviética.
Con el tiempo se añadirían bastantes más colores identitarios, un arco iris de verdad hasta confluir en este experimento morado que ha sido Podemos, que ha tratado de mutar sin éxito en Sumar y que aún está vertebrado por quienes aquellos días gritaban OTAN no, bases fuera. Esto es, por Izquierda Unida, los más razonables.
Son por estas pesadas razones por las que Sumar se está oponiendo a que el Gobierno del que participa aumente el gasto militar sin caer, admitir o razonar en que lo que ha cambiado es el sentido de la historia, son los yankis los que se marchan y es Rusia la que desea mantener viva una corona imperial alrededor de sus fronteras nacionales. Nos han cambiado el mapa y necesitamos una OTAN que sepa vivir sin la tutela norteamericana, que es al fin y al cabo lo que se coreaba en aquellas excursiones hasta la primera entrada de la Base.
El paraguas americano permitió a Europa occidental desarmase de espíritu y abonarse a los réditos de la paz, a cambio de un tutelaje político aceptable pero que tuvo sus efectos negativos en una Italia tutelada desde las sombras y en la permanencia de las dictaduras de España, Portugal y Grecia. La entrega del Sáhara a Marruecos por parte del último Gobierno de Franco fue una parte del precio del amigo americano.
En Alemania el canciller Helmut Kohl había llamado sandías a aquellos ecopacfistas antinucleares porque eran verdes por fuera y rojos por dentro, aunque fue un ministro de Exteriores de este país y que procedía de aquel movimiento, Joschka Fischer, quien rompió el tabú histórico al apoyar la única guerra que la OTAN ha liderado como tal, la de Kosovo. Sin caer en los llamados de quienes proponen recuperar el ardor y los ardores guerreros, hay que madurar, sandías, hay que madurar porque todo nos lo han cambiado.
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