El santo del amor

Fecha esperada por muchos. Fecha sin más importancia que la de la vida misma. Fecha para crear ilusiones. Fecha con visos consumistas. Fecha para recordar… Cualquiera de estos conceptos pueden ser válidos en el análisis amplio de una celebración que, desde hace pocos siglos, comenzó a tender un puente entre la mente y el corazón humano. Esa fecha que se ha hecho viral es sin duda la del 14 de febrero, alrededor de una devoción que evoca al que muchos califican como en Patrón de los enamorados: San Valentín.

El ser humano, por naturaleza tiende amar, porque en el Amor, con mayúscula, está la gran verdad de la vida.

Existe una auténtica filosofía del amor que, basada en el carácter volitivo de los sentimientos, engrandece ese edificio de lo más puro y entregado en la manera de ser.

Amar es darse a los demás. Amar es desprenderse de uno mismo en una entrega, material o espiritual, a otros ser. Amar, escribí una vez, es intentar alcanzar la estrellas cuando el cielo vive en nuestra ilusión terrenal.

Aunque sea por tradición, la llegada de esta fecha de San Valentín viene bien para meditar algunos conceptos sobre el amor, porque es él quien nos da la fuerza para sentirnos vivos. Algunos confunden el amor con una afinidad o química entre dos personas, cuando es mucho más que un hecho de atracción invisible.

San Valentín, cuya vida pocos conocen, se ha hecho popular en el reclamo comercial del llamado “Día de los enamorados”. El cine los difundió en sus alas románticas, al igual que la prensa, la radio y la televisión, con historias y comedias de fantasías juveniles, pero el sueño que nace, crece y perdura entre los humanos tuvo su atadura eterna en la literatura, en la que conservamos obras eternas de escritores famosos.

El gran milagro del Amor es que nos hace cambiar por entero.

La poesía amorosa llena páginas de belleza infinita. Un poema se hace declaración amorosa. Cuando hay verdadero amor, una sola palabra puede cambiar nuestro mundo personal. El hombre es un ser creado para amar. Muchas veces, por situaciones, compromisos establecidos, el ser humano puede morir sin haber amado lo suficiente. Leyes que imponen criterios y renuncias.

Nunca falto a esta cita de cada año para pensar, considerar y soñar con ese milagro que llevamos metido en cada latido del corazón. ¿O es vivencia del alma..?

Es día de gozo, abrid las puertas del espíritu a San Valentín y dejad que él os llene de esa maravilla que hombres y mujeres tejen en un instinto que es principio de vida nueva.

¡San Valentín, como cantaba la letra del film: tú no me olvides! Vivir sin amor no es vida. La existencia con entrega, pasión, respeto, y fidelidad, nos hace fuerte.

La luz de este Santo italiano, al que hicimos popular, es hoy esa estrella que brilla en nuestro corazón lleno de amor. No la perdamos. Amor es Vida.