Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Quiero pensar que la idea de desmantelar el Centro de la Comunicación Jesús Hermida es sólo eso, una mala idea; tan desacertada como absurda, producto del desconocimiento y alimentada por una involuntaria ceguera que acabará pasándose. No cabe otra cosa. No, si queremos evitar un enorme error del que luego lamentarnos durante años en Huelva. Y ya tenemos bastante con el maltrato al que nos someten los de fuera, como para que ahora seamos nosotros mismos los que nos pongamos trampas mortales dentro.
Muchos no lo saben, lamentablemente, pero el Centro Jesús Hermida es ese edificio del barrio de Pescadería que está junto a la rotonda del Ensanche Sur, en el nacimiento del tramo en tierra del Muelle de la Rio Tinto Company. Es el único que existe en España consagrado al mundo de la Comunicación, y prácticamente de Europa. Está en Huelva capital, dedicado a uno de los más grandes comunicadores de la historia de este país, Jesús Hermida, onubense, choquero universal, admirado y respetado en toda la profesión periodística y por más de una generación.
Fue el histórico cronista de la llegada del hombre a la Luna, en sus tiempos como corresponsal de TVE en Estados Unidos. Y, sobre todo, quien innovó más que nadie en la televisión de este país, con formatos nunca vistos antes en España, con grandes equipos de profesionales jóvenes, por los que siempre apostó, y con una forma de comunicar que tanto ha influido posteriormente, y lo sigue haciendo.
Todo su excepcional archivo televisivo, completo, con miles de horas de programación, está cedido a Huelva por TVE para este Centro, a disposición de investigadores, estudiosos y público general. Igual que documentos, objetos personales (algunos de ellos, regalos de los astronautas que participaron en las misiones lunares de la NASA), fotografías, premios… entregados por su viuda y sus hijos.
Pero también, más allá de Hermida, hay en el mismo Centro la recreación de un plató de televisión, un estudio de radio, antigua maquinaria de composición de un periódico y otros objetos para la didáctica del periodismo y la comunicación; una hemeroteca, una biblioteca, una sala de investigación, otra para exposiciones y un salón de actos para conferencias y otros eventos. Todos los elementos necesarios para ser un Centro de la Comunicación –mucho más que un museo– de un valor excepcional para contribuir a dinamizar cultural y socialmente la ciudad. Una propuesta singular también para el visitante, como atractivo turístico en una zona de Huelva que debe concentrar una oferta potente, en la suma con el Paseo de la Ría y el contiguo muelle de carga minero.
Hay ahora encima de la mesa una propuesta para desmantelar el centro y llevarse su parte expositiva a la Casa Colón. El objetivo es que salgan de allí las instalaciones de la televisión municipal, Huelva TV, para tomar el edificio del Centro Jesús Hermida, al que también irían otros servicios administrativos más. Un disparate. Tratar de solucionar a medias un problema generando otro mayor.
Quizá lo más grave de esta peregrina idea es que se quiera justificar con la falta de visitas. “¡Es que no va nadie!”, apuntan desde el Ayuntamiento de Huelva sobre el Centro Hermida, con el concejal de Cultura a la cabeza. Pero en ese caso, y con una oferta como ésta, la solución no puede ser el desmantelamiento sino la dinamización y la promoción. Una apuesta clara que empiece por ampliar los horarios, abrir con regularidad todas las tardes y fines de semana, permitir y fomentar las visitas de escolares y universitarios... Abrir el centro, como tantos otros atractivos de la ciudad, al conocimiento y disfrute de los onubenses y de sus visitantes. Para que luego no se diga que no tenemos nada que ofrecer.
Es paradójica esta propuesta de desarmar un centro como éste en una ciudad en la que se ha desatado en los últimos años una fiebre desmedida por demandar museos. Queremos un Museo de América, un Arqueológico, otro de Bellas Artes, el de Tartessos, el de José Caballero, el Museo Whitney, el del Fútbol, el del Ferrocarril y el Museo del Legado Británico, por supuesto. Eso, en la ciudad con el museo provincial menos visitado de Andalucía, aunque única muestra permanente de que disponemos en Huelva junto a, sí, el Centro Jesús Hermida. Y si no vamos a mantener ahora uno de los dos grandes espacios expositivos que tenemos en la actualidad, ¿cómo aspiramos a emular a Málaga como ciudad de museos? Enorme incongruencia.
No podemos dar pasos atrás, e irrecuperables, cuando tenemos definido un camino, aun más realista, que queremos recorrer. Seguro que si el legado de Jesús Hermida estuviera en otro lugar, pediríamos traerlo a Huelva, a la ciudad en la que nació y a la que siempre quiso volver. Como la vecina San Juan del Puerto ha logrado con el otro gran comunicador de España, onubense también, sanjuanero, Jesús Quintero, para cerrar un eje clave para el estudio en unos kilómetros. Ambos están unidos en ese Paseo de los Comunicadores, junto al edificio de Pescadería, cuyos bustos pretenden también llevarse a la Casa Colón.
No merece el Centro Hermida que se plantee este dislate que confunde parches con soluciones y desmantelamientos con traslados. Tampoco lo merece la Casa Colón, cada vez más desnaturalizada, necesitada de una restauración completa para recobrar el esplendor de su historia. Urge darle un uso exclusivo que potencie la oferta turística de Huelva, por lógica, vinculada a su herencia británica; sin dependencias administrativas ni eventos impropios, consecuencias del enorme cajón de sastre de la ciudad que es en la actualidad.
Esa pretendida reubicación de oficinas municipales debe atenderse de otra forma. Huelva tiene recursos. La Diputación ha sabido hacer de su necesidad una oportunidad para la ciudad recuperando dos edificios históricos, la antigua estación de trenes y el antiguo Colegio de Ferroviarios, dando vida, al mismo tiempo, a una zona en expansión. Y el Ayuntamiento tiene aún más opciones, con un Ensanche Sur y un Muelle de Levante que van a canalizar el desarrollo de la nueva Huelva; y con terrenos, parcelas dotacionales, antiguos edificios y operaciones de permuta pendientes por todo el casco urbano. Y Huelva tiene a una alcaldesa, Pilar Miranda, con sobrada visión de futuro y experiencia en relanzar zonas con nuevas e innovadoras construcciones, como ha demostrado durante su etapa al frente del Puerto.
En el caso del Centro Jesús Hermida, la salida no puede ser la más fácil, sin importar las consecuencias. Tampoco puede convertirse en un enfrentamiento político tras haber nacido del consenso. Ni podemos pagar los onubenses por la inoperancia de una Asociación de la Prensa que ha tenido en su mano actuar, más que abandonar.
Más injusto todavía es hacerle pagar al propio Jesús Hermida con una condena a una segunda muerte, tan dolorosa para su familia y sus amigos por ser en Huelva y a manos de su propia gente. Se sentirá muy triste allá donde esté.
Estoy seguro que la alcaldesa, por mal que haya estado informada y asesorada a su alrededor, sabrá verlo a tiempo y no permitirá que se prive a Huelva de un activo con excepcionales posibilidades. Toca mirar hacia adelante y construir. Aprender de los errores de otros y no reproducirlos. Toca hacer ciudad, y eso, ahora mismo, pasa por Pescadería, por mantener íntegro el Centro de la Comunicación Jesús Hermida.
También te puede interesar
Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
El Malacate
Javier Ronchel
¿Y si este año viajamos a Huelva?
La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Nuestro maravilloso Elon
Lo último