El balcón
Ignacio Martínez
Negar el tributo y lucir el gasto
El verano camina a todo tren. Animación, fiestas y las playas a rebosar. Esta es la Huelva que nos gusta, la que no debe perder su temporalidad del auge veraniego y turístico.
La ciudad está cada día más preparada y la preocupación de la alcaldesa porque esté cada vez más bonita, limpia y acogedora es una realidad que ella ampara y protege. Las necesidades urbanísticas son muchas, pero paso a paso vamos recorriendo el camino de unas realidades que a la vista están. Los centros turísticos de la costa están teniendo el éxito esperado. El “no hay billetes” es un signo visible en todos lados. Claro que los miles de habitantes que llenan la costa onubense ocasionan también serios problemas: seguridad, sanidad, protección, orden, etc. Hace días he tenido la ocasión de comprobar una vez más la impagable labor que la Guardia civil realiza en favor de los ciudadanos. Lugar, Punta Umbría. Hora, cinco de la madrugada. Hecho: un ladrón se introduce a robar en un chalet céntrico, con sus moradores dentro. Entra en la casa, después de haber dejado los zapatos fuera para no hacer ruido, llega hasta el dormitorio del matrimonio, con el consiguiente enorme susto de ellos. Él intenta atraparlo, pero el caco se desprende con fuerza, toma el bolso de la señora, en la mesilla, y huye. Hasta aquí un ejemplo de estos sucesos que normalmente aumentan en verano. La Guardia Civil acude con presteza y rapidez a la llamada, examina las circunstancias ocurridas y saca claras conclusiones. Comienza la investigación. A la mañana siguiente un agente de la Benemérita acude al domicilio, comprueba nuevamente las declaraciones de las víctimas y vecinos para esclarecer al autor del robo, del que a no dar ya tiene sus certezas. El traer este sencillo hecho es principalmente para poner de manifiesto la rapidez de actuación de la Guardia Civil, las atenciones tenidas con las asustadas víctimas y el ejemplar comportamiento en todo el tiempo que duraron las actuaciones. Indudablemente la labor de la Guardia Civil en los pueblos es algo tan necesario y llena de esfuerzo, trabajos que nunca estarán compensados por mucho agradecimiento que le demos. Es un Cuerpo a veces muy olvidado por el Gobierno en sus mejoras y necesidades de todo orden. Ahora en el verano cuando pueblos de quince, veinte mil habitantes, pasan a ser de cerca de cien mil, las labores de los agentes de la policía local, nacional y del Benemérito Instituto se multiplican, y es cuando más los necesitamos y valoramos su entrega y sacrificios. Tenemos, afortunadamente, unos cuerpos policiales y de seguridad de primera calidad. Es un orgullo para nosotros. Guardia Civil y Policía Nacional forman un tándem magnífico, al que debemos en gran parte nuestra seguridad, así como la policía autonómica y la local. Para todos ellos nuestro más agradecido abrazo por su entrega y su labor. El estío ya va cuesta abajo en el tiempo dorado vacacional, y cuanto podamos influir en la sociedad, para un desarrollo tranquilo y pacífico, será útil para ese bien común que todos deseamos.
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