Chungaleta

Septiembre cintero

Papas con choco

07 de septiembre 2024 - 03:07

Con las mismas ganas que ayer, y con muchos y nuevos argumentos para hacerlo, vuelvo de nuevo con mis papas con chocos. Durante este tiempo he permanecido en modo contemplativo desde mi retiro, disfrutando de nuestras maravillosas playas de Lepe, Isla y Ayamonte, y no os miento si os confieso que en más de una ocasión he tenido que contar hasta tres para no aparecer y aportaros documentos gráficos inigualables. No ha sido tarea fácil contenerme.

Un momento épico fue cuando vi a aquel alcalde en sus fiestas locales pegando costerazos de gran categoría. Permitiéndome un símil cofrade, os juro que pesé que mi estado era parecido al de una hermandad de barrio de recogía: lo que presencié se parecía mucho a aquellos bandazos de las viudas alegres acompañando y despidiendo febrero para darle sepultura al choco.

La ciudad, como cada septiembre, va retomando el pulso, y con la patrona en el centro, esto vuelve a ser lo que era. Preparadas petaladas y letrillas por fandangos de Huelva, empujarán a la Patrona hasta presidir de nuevo desde el Conquero. El Consistorio por fin se va pareciendo cada vez menos a Aqualon. Va apareciendo personal y, con ello, exhibiéndose diferentes tipos de morenos y bronceados. Algunos/as traen por supuesto algún kilito de más también.

Arrancó septiembre y con él un nuevo curso político, con algunas novedades esperanzadoras: se ha “asfaltado” y nos han callado así la boca parcheando tramos de la A-49. Parece ser que desde su inauguración hasta hoy aún no es suficiente para poner esos maravillosos conos con los que nos penalizan a la vez que delimitan cada semana el tercer famoso carril. Era hora de cortar un carril para asfaltarla y meterle, de paso, un tercer carril tanto de ida como de vuelta.

Por si fuera poco, se empiezan a alinear satélites y planetas, y el aeropuerto va a ser una realidad. Ilusionado, me imagino a turistas llegando a Huelva para visitar la remodelada y encandiladora Plaza de San Pedro, pero contemplando los exteriores de la parroquia, pues el horario de apertura no creo que lo sepa ni el propio párroco. Increíble pero cierto. Ello, sumado a los paseos marítimos sin iluminación e intermitentes, deberían hacerle a más de uno recapacitar y ser más efectivos en política de inversión del dinero; el cual, que no se le olvide a nadie, se recauda de los propios visitantes.Y estos, visto lo visto, muy difícilmente volverán, por muy buenas gambas que tengamos.

Termino, por supuesto, con un ¡viva la Virgen de la Cinta!.

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