Serendipia y mollas

Gafas de cerca

18 de febrero 2025 - 03:06

La serendipia es un efecto afortunado e inesperado que acontece cuando uno va buscando otra cosa distinta y menos gozosa que la que se acaba encontrando: un azaroso regalo del destino. De serendipia están hechos no pocos progresos humanos, unos de más nobleza que otros, pero todos exitosos. Se dice de la Coca-Cola, un proyecto farmacéutico de “tónico para los nervios” que acabó por pura chamba siendo un refresco imbatible. Por serendipia, la autorización tácita o expresa del hospedaje en casas rurales acabó por ser un incentivo apetitoso para la inversión de particulares y empresas en apartamentos destinados al turismo urbano. Por la misma razón, entre el azar y la necesidad, la búsqueda de un medicamento para prevenir la angina de pecho acabó dando lugar a la viagra. Hay más ejemplos de serendipia industrial o médica: la penicilina o las patatas de bolsa o chips.

Ayer pudimos leer aquí un estupendo artículo de Miguel Lasida, “El furor del Ozempic agota las existencias”. Se trata de otro medicamento, en este caso originariamente sintetizado con el objetivo de combatir las patologías derivadas de la combinación entre diabetes y obesidad, pero que –serendipia– resulta ser un adelgazante revolucionario por su casi inmediato efecto. Tan es así que las farmacias se ven desabastecidas del fármaco. Y no sólo eso, sino que –requeteserendipia– produce efectos beneficiosos y constatables sobre la demencia y las adicciones.

Obesidad, senilidad y adicciones: tres jinetes del apocalipsis privado de las sociedades del XXI, que podrían combatirse con Ozempic, pues. Por serendipia, surge un redentor químico del sobrepeso, la dependencia de drogas legales e ilegales y de vicios como el juego con dinero, más el deterioro cognitivo que va de la mano a la creciente esperanza de vida de los humanos. Sé por la farmacia de al lado que otro medicamento de pequeño enganche llamado Synalar nasal también es difícil de encontrar (desconozco si ya esta agua ha buscado su salida en el “mercado secundario”, el de esquina e internet o mero de tráfico y trajín de recetas).

Parece que la farmacopea nos promete tanta longevidad como la de un martillo guardado en manteca; dando al cuerpo alegría, Macarena, ya de paso. De momento, el saciante Ozempic antimolla y carapapa escasea o no es para todos los bolsillos. Como con tantas cosas, donde no nos funciona el autocontrol, que nos controlen externamente. Sucede con la maldad y el delito, y también con los atracones de donuts o chicharrones. No seamos severos: tampoco está tan mal.

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