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Nada es necesario, pero ahora todo es necesario. Como escribía Cervantes en El Quijote: "No hay de qué maravillarse, que un diablo parece a otro". Y estamos repletos de diablos, con rostros y con nombres. De reyes y virreyes, de gobernantes inútiles que empobrecen nuestra libertad, nuestro presente, nuestro pensamiento. Estos tiempos son grises, y no debemos dejarnos llevar por esa ingravidez, por esa sensación de tristeza, de vacío, de aplanamiento. Debemos ser fuertes, alzar nuestra voz y nuestra conciencia, debemos obligar a escuchar nuestras palabras, nuestras necesidades, nuestros sufrimientos. Es el presente. Y si queremos construir un futuro debemos hacer que sea fuerte, poderoso, sólido.
Nada es necesario, y ahora todo es preciso. Pero unos se empeñan en hacer lo contrario. Unos pequeños ejemplos. El Gobierno de Pedro Sánchez se ha gastado 807 millones de euros en sobresueldos aprobados, en plena pandemia. El Gobierno se ha gastado 100 millones de euros para renovar la flota de vehículos gubernamentales, en plena pandemia. Los 22 ministros del Gobierno cuentan con 145 coches oficiales, en plena pandemia. El Gobierno se ha gastado 112 millones de euros, por vía de urgencia, en concepto de propaganda institucional, en plena pandemia. Que se suman a los 15 millones que recibieron los medios el pasado año, en concepto de servicio esencial, también en plena pandemia. Además, hay 451 millones de presupuesto, el segundo que más sube, para el ministerio de Irene Montero, en plana pandemia. Y 65 millones para los asesores y enchufados del Gobierno, en plena pandemia. Y 9 millones de euros, regalados a Marruecos, en concepto de 130 todoterrenos, en plena pandemia.
¿Qué es necesario? ¿Qué es preciso? ¿Saben lo que no es necesario? Lo superfluo. Pero claro, entramos en la interpretación, y posiblemente la nuestra sea la errónea y la de ellos la correcta. Para eso disponen de Newtral o de Maldito Bulo. Para estrechar la libertad, para recordar el pasado, para evitar que pensemos. Pero seguimos pensando porque nada es necesario, porque todo es preciso.
Tres cuestiones para finalizar. La primera es que, aunque luchamos cada día para disponer de un poco más de libertad, es como si esa libertad no aparece, no nos acompaña. Hay que seguir buscándola, adorándola, reclamándola. La segunda es que todo tiempo pasado fue peor, así lo entendemos, y no podemos olvidarlo. Y la tercera es que hay que pensar, no dejemos de pensar, que aún se puede.
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