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Por montera
Mariló Montero
Tres hombres, tres
La ciudad y los días
Les recomiendo que recuperen, si no lo leyeron ayer, el artículo La indignación inútil del compañero Rafael Padilla. Lo digital –y quién lo dice es papirófilo– da a lo escrito en los periódicos una vida que va más allá de la que tradicionalmente ha tenido. Ya no vale lo de que los periódicos del día anterior solo sirven para envolver tripas de pescado (olvidando otros usos como limpiar los cristales, rellenar zapatos u otro que me callo para no incurrir en lo escatológico), ni la comparación de los diarios con los insectos que solo viven 24 horas que, allá por 1785, hizo el poeta y naturalista George Crabbe en su larguísimo poema satírico El periódico (“Como insectos que se despiertan ante la llegada de la primavera, son estas viles efímeras [publicaciones] nacidas para morir antes de la siguiente mañana”).
Discurría Rafael Padilla, con su habitual tono de sabio senequismo jerezano –Séneca es patrimonio de Córdoba, Andalucía y la humanidad, de paganos y cristianos– sobre “la cólera yerma” del indignado que, negándose a ver más allá de aquello que lo indigna, “se ahorra el esfuerzo de buscar los desajustes que explican la circunstancia que lo enfurece. Así es imposible “hallar una base sólida, una certeza que permita pasar del repudio a la construcción”. Mi padre inventó una palabra para la indignación estéril: “terriblótida”. Por eso, escribe Padilla, “desde hace meses, y tras muchos años de haberlo hecho con demasiada frecuencia, procuro no mostrar aquí mi indignación –que la siento– ni calificar a la clase política española con todos los adjetivos gruesos y airados que sin duda merece. Ahora considero más fructífero dedicar estas pocas líneas a reflexionar sobre nociones esenciales como la libertad, el diálogo o el sentido común”.
Estoy de acuerdo. En tiempos como estos –Europa encogida entre Trump y Putin, España gobernada por quienes lo está– es fácil caer en la cólera yerma. Mejor ofrecer alternativas. Y no conozco otra mejor que recordar de vez en cuando las Lecciones de los maestros, como George Steiner llamó al libro en el que afirma: “No es una hipérbole decir que Sócrates y Jesús están en el eje central de nuestra civilización… Han instalado en la conciencia occidental una irremediable pesadumbre y al propio tiempo una fiebre de esperanza”. Por razones distintas los quieren borrar a los dos. Y con ellos, a eso que llamamos Europa.
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