Los tiesos

Confabulario

19 de febrero 2025 - 03:07

Con la reunión de Trump y Putin en Arabia Saudí, una reunión que puede recordar a Yalta y otros célebres repartos de la pre Guerra Fría, se nos está olvidando una cuestión crucial, como es que la Rusia de hoy no es, en absoluto, una superpotencia. Acudiendo al argot chirigotero, Rusia y Putin son unos tiesos; de modo que la reunión en la cumbre de una duna que tiene lugar en estos días, adolece de cierto desequilibrio estructural, al margen del grosero ninguneo estadounidense. La buena noticia es que Europa sí tiene dinero y capacidad para fabricar armamento. Y no parece que Ucrania quiera rendirse, en breve, al plantígrado ruso. Con lo cual, y con todas las cautelas posibles, aún cabe repetir aquello que gritaba el Chapulín Colorado cuando se veía asediado por el enemigo: “¡Que no panda el cúnico!”.

A pesar de la decepcionante irresolución que algunos extraen de la cumbre parisina, hay algo que Europa puede hacer con urgencia: sufragar el ingente gasto bélico ucraniano, así como suministrarle armas y munición a sus tropas. Si Ucrania tiene que esperar a que se forme un Ejército europeo, a que se clarifique su mando, a que se establezca su estructura y se negocie parlamentariamente su configuración..., es mejor que el señor Zelenski vaya rindiendo sus armas. Pero si Ucrania cuenta con el formidable apoyo financiero y logístico de Europa (de la Europa a la que quiere pertenecer Ucrania), se habrán obtenido, presumiblemente, algunos logros de importancia. El robustecimiento de la UE; el debilitamiento bélico de Rusia y un paulatino desprendimiento de la dependencia USA. Desde luego, existe la posibilidad de que el señor Trump sea el hombre equivocado en una hora determinante; pero también es fácil entender que su política, la de Trump, es la que él cree más beneficiosa para su país, y no para los perplejos y asustados europeos. Asunto distinto, claro, es qué está dispuesto a hacer el señor Trump para llevarla a cabo. Y lamentablemente, parece que está dispuesto a mucho.

Resulta, pues, que la UE ha llegado a aquella situación que Règis Debray describía en 1985: Los imperios contra Europa. Entonces Debray defendió, con cierta candidez, una Europa independiente de ambos bloques, pero siempre favorable, en situación de conflicto, al “amigo americano”. Hoy el amigo no lo parece tanto, según estamos viendo. Pero los imperios, si los hubiere, son los EE. UU. y la China. En ningún caso, el pedigüeño atómico que abandera Putin y publicita Lavrov, su fascinante y tenebroso visir.

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