Toqueteo

En tránsito

12 de febrero 2025 - 03:06

Escuchando a la gran Marianne Faithfull, veo el famoso vídeo de la futbolista del Barça que toquetea durante un partido las partes íntimas (usemos el lenguaje de nuestras abuelas) de una jugadora del equipo contrario. La otra jugadora es de raza negra y no muy agraciada. Recuerdo que hace años se difundió una grabación de Donald Trump que alardeaba de que podía agarrar por sus partes íntimas a cualquier chica que él quisiera sin que le pasara nada (al Gran Simio, se entiende). Por supuesto, Trump no decía “partes íntimas” (probablemente ni siquiera sabe qué es eso: ¿los intestinos?, ¿los vídeos de OnlyFans?), sino que usaba un sustantivo mucho más gráfico y que no citaremos aquí porque estamos en horario infantil. Por descontado que Trump jamás se arrepintió de aquellas palabras (las pronunció en 2005) e incluso se jacta de ellas y las repite cuando está entre amigotes o admiradores. Y en el caso que nos ocupa, la jugadora del Barça tampoco ha querido disculparse ni pedir perdón ni nada de nada. Faltaría más. Buena es ella.

Justo ahora se está juzgando al patán de Rubiales por el beso que le dio a Jenny Hermoso. Aquel beso le puede costar una condena de dos años de cárcel, o incluso más. Y aparte, aquel beso causó un escándalo monumental que hizo intervenir a ministras y a catedráticos de Derecho (Más o Menos) Constitucional y a periodistas y opinadores. Todo el mundo pedía un castigo ejemplar para Rubiales, y de momento ya se le está juzgando. Bien, de acuerdo, pero lo que hizo la jugadora del Barça, ¿no podría considerarse una agresión sexual mucho peor que el beso de Rubiales? Porque la jugadora hizo lo mismo que Trump decía que podía hacer sin que le pasara nada: agarrar a una chica por el… (piiiiip). Y aun así, nadie ha gritado ni ha pedido un castigo ejemplar, con lo que nos gustan los castigos ejemplares en estos tiempos inquisitoriales. A mí me parece un tema idiota que no debería tener ninguna consecuencia, pero también era idiota el “piquito” de Rubiales y miren cómo acabó la cosa. En cambio, no parece que vaya a suceder nada con la jugadora del Barça porque pertenece al círculo de los intocables según el catecismo woke que gobierna nuestra vida social: es mujer, es lesbiana y es de izquierdas. Así que no habrá escándalo ni manifestaciones ni gritos ni protestas. Nada de nada. Normalidad. Venga, circulen.

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