Notas al margen
David Fernández
Menos papeleo para los funcionarios
Np hace falta ser Aristóteles, ni haberlo estudiado mucho, para tener una idea de sus reflexiones sobre el concepto Democracia y calificar como “tiranía” aquella situación en la que el ostentador del Poder vela más por su interés particular que por el bienestar general.
Tampoco hay que ser nadie especialmente inteligente para darse cuenta que es más fácil movilizar a una “masa”, sentimental o emotivamente, con un discurso generalista apropiado, que si cogiéramos a personas individualmente y les hiciéramos el mismo planteamiento.
Esto, que es de parvulario en los manuales de captación ideológica, con fines colectivistas y dictatoriales, se está convirtiendo en una estrategia cotidiana implantada por el gabinete de opinión sincronizada sanchista, con lo cual, podemos concluir que el deterioro de nuestra calidad democrática es continuo y sin pausa. Valga como ejemplo de actualidad, el continuo lenguaje descalificatorio de Trump, a quien han elegido mayoritariamente los americanos -previa felicitación protocolaria- por su cercanía con lo que Sánchez llama “tecnocasta”, como si él renunciara al control de Indra o el mal estilo del recambio en Telefónica, para poner a un amigo, por poner un ejemplo, sin olvidar el sesgo antioccidental y la ruptura del compromiso de la UE, vetando el ataque de los barcos americanos con destino Israel o con los coches eléctricos chinos… por no hablar del estilo “trumpista”, en relación a los indultos -aquí hubo “asalto al Congreso” y pretendido golpe de Estado en Cataluña- enfrentamiento con los jueces o la intencionada asunción de plenos poderes… Mientras, estamos en la cola de la aportación económica a la OTAN. Con lo que el pretendido “antitrumpismo”, no es más que un burdo tacticismo pro satisfacción de sus socios que termina por pasar una alta factura en la geopolítica.
Pero comentado lo anterior, ahora, me pregunto, con motivo de la última derrota parlamentaria: ¿quién dice no, realmente, y nos miente a todos?. Cuando no se tiene una mayoría suficiente y se practica el filibusterismo parlamentario presentando iniciativas que son un “totum revolutum” de proyectos inconexos entre ellos, para rentabilizar la opinión demoscópica de las masas, se corre el riesgo de hacer el ridículo. Ya pueden repetir hasta la saciedad que es culpa del PP, VOX y Junts, la desaprobación de decretos que planteados individualmente y orientados al bien general saben que serían aprobados, pero vende más rasgarse falsamente las vestiduras. ¿Votaría usted querido lector a favor, en un mismo decreto?: subir IVA alimentos; subir impuestos de la luz; favorecer okupación; recortar financiación CCAA y regalar un palacete, en París, al PNV; todo ello, unido a pensiones, transporte y dana, en cuanto a subida, gratuidad o ayudas. Piensen ¿quién ENGAÑA?
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