Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
LA semana que ahora acaba empezó con un anuncio inesperado por parte del presidente del Gobierno. Por más que se esperara (y se soñara), nadie imaginaba en Huelva que Pedro Sánchez nos ofrecería novedades sobre las conexión de ferrocarril con Sevilla, y que éstas serían para una mejora de la situación actual.
Sánchez habló el lunes de tiempo. De que el viaje en tren entre ambas capitales pase a durar “menos de una hora”, frente a la “hora y media larga” actual. Habló de un “estudio informativo” en el que se está “trabajando” en estos momentos, y de trabajar también “con la Junta [de Andalucía] para obtener cuanto antes la Declaración de Impacto Ambiental”. No dijo nada, en ningún momento, en su escueta referencia, ni de AVE ni de alta velocidad. Tampoco mencionó a Faro. Y no avanzó plazos, formas ni datos más concretos.
Apenas fueron 20 segundos, en una intervención de diez minutos, en el acto de comienzo de las obras de la línea 3 del Metro de Sevilla. Un breve apunte sobre “acercar Sevilla a Huelva” entre un ramillete de actuaciones e inversiones pasadas y futuras, en nuestra vecina provincia. No era un mensaje para los onubenses, aunque ello estaba implícito. No es para menos y se agradece. Al menos el punto de partida es esperanzador: el presidente sabe que Huelva existe y que para ir en tren a la vecina capital andaluza, a sólo 90 kilómetros de distancia, hay que emplear “hora y media larga”.
Con esa indefinición de Sánchez flotando en el ambiente, un día después, el martes, en Huelva, la subdelegada del Gobierno ofreció un poco más de luz. María José Rico introdujo una forma, un medio, “lanzaderas”, trenes que permitan la conexión de la capital onubense con salidas de AVE de Sevilla. Y avanzó una fecha, al menos, para saber más: apuntó que en junio será el ministro de Transportes, Óscar Puente, quien ofrecerá todos los detalles sobre esta actuación referida por el presidente en Sevilla. Hasta entonces, por el momento, ningún dato más. Y precisamente ese desconocimiento, aunque parta de una novedad que ilusiona, también desconcierta. Y preocupa.
Esa falta de precisión, sin una mínima aclaración respecto a la alta velocidad, lleva a preguntarse hasta qué punto se está “trabajando” en lo anunciado y si la espera hasta junio es para hacerlo y definirlo. Y deja abiertas una serie de cuestiones más, que empiezan al hilo de las propias palabras textuales de Pedro Sánchez.
Un estudio informativo ya existe desde 2018 sobre la línea de alta velocidad Sevilla-Huelva. Y una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) en tramitación, sobre ese mismo estudio informativo. De hecho lleva desde tiempos de la pandemia, desde junio de 2020, en el Ministerio para la Transición Ecológica de la vicepresidenta Teresa Ribera. Y allí sigue, sin que, casi cuatro años después, se haya ofrecido más información sobre su gestión, más allá de la supuesta petición de nuevos informes ambientales a la Junta de Andalucía y diferentes organismos.
Esa tramitación, que sí era para alta velocidad ferroviaria –aunque no incluyera la extensión de la línea hasta Faro– sigue en punto muerto, olvidada en un cajón, en el limbo administrativo al que quedan condenados los proyectos que no interesan o molestan. Y más que ese destino, duele más que nada se haya vuelto a decir de aquel estudio informativo que proponía cinco trazados nuevos de vías entre Huelva y Sevilla, que cifraba su posible inversión, y que sólo necesitaba del beneplácito ambiental, en una tramitación que sólo debería haber llevado meses o un año, si acaso dos, con complicaciones pero también con voluntad.
En el juego político entre partidos, que tanto obstaculiza proyectos e inversiones en los territorios dejando la casa por barrer, el Gobierno actual, que olvida ahora la suya, criticaba cómo el Ejecutivo anterior dejó caducar la DIA aprobada anteriormente, sin dar continuidad al proyecto con licitaciones e inicio de obras. Y la oposición actual, que tanto ha reclamado hasta ahora, y reclamará, también seguirá olvidando que lo tuvo en su mano entonces en el Gobierno para apuntarse el tanto y, sobre todo, ejecutar una infraestructura vital (una entre varias más) para el desarrollo de Huelva.
Ahora habrá que saber a qué nuevo estudio informativo y su DIA se refiere Pedro Sánchez. Y habrá que escuchar las explicaciones del ministro sobre el estado y desenlace del estudio de la alta velocidad y su DIA en tramitación perpetua, quizá con demasiadas trabas pese a no tocar Doñana. A lo mejor ocurre como con la nueva estación, para la que se consideró poco conveniente, por “caro”, ejecutar la propuesta ganadora del arquitecto Rafael De la Hoz en el concurso abierto por el Ministerio. Porque la única maqueta olvidada no es la de Calatrava en el proyecto de AVE para Huelva.
Falta que se aclare qué se piensa hacer ahora en la línea de tren Huelva-Sevilla. Y de qué forma van a reducir el tiempo de viaje esas lanzaderas. ¿“Menos de una hora” son 59 minutos? ¿Quizá 55 o 45? En ese caso, como decía algún tuitero estos días, al menos ahora el tren podrá igualar al coche en la A-49. Si no hay incidencias, claro. Porque, ¿habrá nuevos trenes o serán los mismos? ¿Se renovará en parte la línea, como justificaría ese nuevo estudio informativo? ¿O sólo es consecuencia de la adaptación exigida antes de 2030 por el corredor europeo para el transporte de mercancías con el Puerto?
Entre otras muchas preguntas que se hacen en Huelva estos días está aclarar si esto es un parche para tapar bocas o parte de un proyecto mayor, con alta velocidad y esta actuación como mejora transitoria de la conexión hasta que se ejecute la buena. Más aún: ¿nos quedan 26 años de lanzaderas hasta que llegue el AVE en 2050? ¿Se piensa adelantar ese plazo?
Hay un gesto que se convertiría en una auténtica declaración de intenciones por parte del Gobierno: pedir el adelanto de los plazos límite de ejecución de la línea de alta velocidad de Huelva, y su ampliación hasta Faro, en la revisión de la Red Transeuropea de Transportes que se aprobará definitivamente este mes. Al menos 10 años. Porque el propio Corredor Atlántico europeo, en la que se incluye, reconoce que no estaría antes de 2030, después de que en España no se actualizara su plan de infraestructuras tras la incorporación de Huelva en la quinta versión del corredor.
No es momento de lamentos. Celebremos ahora que el tren entre Huelva y Sevilla haya entrado en la agenda. Y que el presidente en persona haya hecho referencia a él. Confiemos en que la intención anunciada no sea un caramelito para quitar el hambre de esta provincia, ni una promesa más entre cientos que sí han alimentado la desconfianza de los onubenses y el descrédito de la Administración. Y esperemos que este mismo mes, para no posponerlo más, el presidente Sánchez y el ministro Puente se reúnan con representantes y agentes sociales de Huelva para profundizar más en las necesidades existentes y las vías de solución posibles. Urge, además, una visita de alto nivel a Huelva, sin esperar a junio, aunque para entonces se deje la enésima presentación de una solución para el tren onubense. Urge que se hable de los problemas de Huelva en Huelva y no de paso, a 90 kilómetros, en la inauguración de una línea de metro.
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