26 de septiembre 2024 - 03:07

Esta columna que pueden leer, si son tan amables, todos los jueves, tiene veinte años. A lo largo de todos ellos, y también antes porque el problema es antiguo, he tenido ocasión de denunciar la vergonzosa carencia que en materia de infraestructuras ferroviarias padece Huelva, entre otras insuficiencias en las comunicaciones. Discúlpenme pero me da una pereza enorme buscar la cantidad de veces que me ocupé de tan desastrosa situación, que yo parodiaba citando la película “Trenes rigurosamente vigilados” (1960) de Jiri Menzel, un film checo, basado en la novela de Bohumil Hrabal, ganador del “Oscar” a la mejor producción de lengua no inglesa, considerado uno de los cien mejores títulos de la historia del cine. Lo tomé por el rigor de la evidencia que venimos sufriendo los onubenses desde hace años y parece que, por el momento, sin remedio, con el título en este caso de “Trenes rigurosamente decrépitos”. Allá por el año 2008 los lectores de “Huelva Información” pudieron leer que “El 60% de los trenes de la línea Huelva-Sevilla son de desecho”. Dieciséis años después los problemas no sólo siguen, sino que se han agravado.

En todos estos largos años de absoluta atonía inversora del gobierno, en su mayoría del partido socialista, donde las más importantes infraestructuras, incluidas las hidráulicas, de vital necesidad para la agricultura y ganadería onubenses, han permanecido en absoluta inactividad, el silencio y el mutismo crónico de los representantes de Huelva en el Congreso y en el Senado, del partido gobernante, han sido notables, remisos a la denuncia de la indigencia inversora de esta provincia coincidiendo con la absoluta indiferencia del ejecutivo, que por otra parte disponía de una generosa aportación de votos, “gratis et amore”, a pesar del continuo agravio y reiterados olvidos presupuestarios.

Sea por esta causa o por la “inquina” de la que acusaba la diputada Bella Verano, por la pérdida de “lo que creían era su califato inconquistable” con su considerable pérdida de votos, lo que es incalificable e intolerable es la desconsideración y humillación a la que se ha sometido a los onubenses en tantos años de promesas incumplidas y de desprecios evidentes a pesar de ser uno de los viveros de votos para los socialistas. Un ultraje despreciable que ahora se hace a los representantes de Huelva en las cámaras y la más insultante e inadmisible a la alcaldesa de Huelva, Pilar Miranda, por parte del iracundo e incompetente ministro de Transportes, Óscar Puente, que no sólo ofende y miente sino que en una muestra más de su habitual actitud agresiva y vejatoria esgrime un despreciable machismo. Para colmo en el reparto de los nuevos trenes Huelva se queda fuera. Treinta años después de la promesa de la llegada a Huelva del tren de alta velocidad seguimos igual o peor.

Sorprende y a muchos malhumora que, abundando en ese desprecio del Gobierno, los socialistas onubenses se alineen con el ministro y no con los intereses de Huelva.

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