Trump, un peligroso adversario

Crónica personal

05 de febrero 2025 - 03:06

Trump no mencionó a Europa en su discurso de toma de posesión. Toda una señal. Desde que ocupa la Casa Blanca tampoco ha tenido gestos de los que se puedan deducir que tiene un especial interés por la UE; de hecho, con quien ha mantenido una larga conversación telefónica y acordado una próxima reunión es con Keir Starmer, premier del Reino Unido, el país europeo que abandonó el club europeo. El presidente americano parece que siente especial simpatía por Giorgia Meloni y demuestra también interés por el auge de los partidos de la extrema derecha, de ahí que su equipo invitara a Santiago Abascal a los fastos de su toma de posesión.

En cuanto a Pedro Sánchez … todo es una incógnita respecto a qué puede ocurrir en el futuro entre Donald Trump y Pedro Sánchez. El gobernante español le envió una felicitación cuando accedió a la Presidencia, gesto que venía obligado por la cortesía.

Para Trump, España es el país que acoge la Base de Rota. Es lo que más le importa. Europa no está entre sus prioridades y Sánchez ni siquiera cuenta con liderazgo en la UE, por otra parte escasa de líderes. Von der Leyen lo es por presidenta de la Comisión, pero no es un personaje excesivamente relevante fuera de las fronteras europeas. Sin embargo, sí sabe muy bien Donald Trump que Sánchez no quiere incrementar el gasto de Defensa, y tampoco la aportación a la OTAN. Sabe que gobierna en coalición con un partido comunista –los políticos estadounidenses suelen ser de blanco o negro–; sabe que entre sus socios de Gobierno están los herederos de una banda terrorista, y que mantiene una posición tibia, de adhesión en algunos casos, hacia dirigentes de la izquierda populista latinoamericana, a los que Trump detesta. Por su ideología, pero también porque los hace responsable de las olas de inmigrantes que tratan de colarse ilegalmente huyendo de la dictadura y de la pobreza.

Probablemente sabe también Trump que Sánchez tiene como asesor de cabecera a Zapatero, el tipo aquel que no se levantó ante la bandera americana en el desfile de la Fiesta Nacional española.

Ya podemos ir agarrándonos los machos. La fuerza de Trump y sus métodos de presión son inconmensurables, como han comprendido dirigentes tan dispares como Justin Trudeau y Claudia Sheinbaum, que ante el anuncio de la subida exagerada de aranceles no han dudado en expresar al nuevo inquilino de la Casa Blanca su disposición a negociar. Jinping en cambio, tan poderoso como Trump o más, ha respondido con subida de aranceles para los americanos.

Trump tiene más interés que sus antecesores en hacer alarde de su fuerza. La prepotencia de Pedro Sánchez le irrita, seguro. Y los españoles vamos a sufrir.

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