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La colmena
Magdalena Trillo
¡Ojos abiertos!
En tránsito
Quien está en las redes sociales suele tener una doble vida, sobre todo si se ampara en el anonimato. Es como si el respetable doctor Jekyll cogiera el móvil, y nada más entrar en su cuenta de Twitter (ahora X), se convirtiera en el pálido y repugnante Mr. Hyde, aquel tipejo atroz que saltaba como un mono y no se separaba jamás de un grueso bastón con el que apaleaba a los transeúntes distraídos. Es una especie de ley física irrefutable: el personaje apacible en su vida privada –quizá hipócrita y adulador, sí, y tal vez mezquino y rencoroso, pero no decididamente canallesco– se transforma en un licántropo cuando empieza a tuitear sobre un tema que le preocupa o le molesta. Cualquiera que haya tenido una cuenta de Twitter sabrá de lo que hablo.
A la actriz trans Karla Sofía Gascón, nominada a un Oscar por su papel en la película Emilia Pérez –que no pienso ver porque su argumento me parece asombrosamente estúpido–, le ha pasado algo así con unos tuits antiguos que ahora han sido desenterrados. Que estos tuits hayan salido justo ahora, cuando falta poco para la ceremonia de los Oscar, significa que alguien de la competencia –una actriz o una productora– ha contratado a una de esas agencias de comunicación que se dedican a rastrear cualquier información que pueda desacreditar a un rival en la lucha por un premio.
Eso es seguro. Pero lo más relevante de esta historia no es eso, sino que se haya calificado de “racistas” los comentarios contrarios al islam que vertía Karla Sofía Gascón en sus tuits. Hay que insistir en que esos comentarios, por hirientes que suenen, se referían a una religión que se ha distinguido por el odio contra las personas trans y por los LGTBI (pregunten en cualquier país de Oriente Medio por las actrices trans). O sea, que esos comentarios ofensivos y desagradables iban dirigidos contra una religión y no contra sus practicantes. Y ahora se me ocurre una pregunta: ¿habrían causado el mismo revuelo esos comentarios si fueran dirigidos contra la religión cristiana? ¿Habrían provocado el mismo rechazo, o más bien se habrían considerado lógicos y naturales si venían de una actriz trans? Ahí lo dejo.
Y lo más curioso de todo es que las críticas desaforadas contra Karla Sofía Gascón vienen de gente que se pasa la vida proclamando a gritos su firme defensa de la libertad de expresión. Acabáramos.
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