El balcón
Ignacio Martínez
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La intención era buena, lo sé, pero hay cosas que se ven de lejos, que no dan buena espina, con probabilidades de que algo salga mal y Victoria no lo vio venir. También pudo acertar y llevarse la medalla de oro en originalidad pero no fue así y por eso os lo voy a contar, sino contaría otra historia.
Esto es como pedir una lubina a la plancha en Aracena o una presa paleta con patatas en el chiringuito de una playa en Chiclana: hay que ir a lo seguro, tenemos una edad en la que no nos podemos arriesgar. Además la capacidad de sorprendernos va mermando con el paso de los años y cada día es más difícil mantener esa mirada curiosa tan necesaria en estos tiempos.
Algo le entró a Victoria en el cuerpo, como un cosquilleo, un impulso de energía y creatividad: pensó que la mejor manera de sorprender a su novio por su cumpleaños era alquilar una casa en un árbol dos noches, en medio de la nada. La nada era una finca en Aljezur, al sur de Portugal. Pues fue una verdadera sorpresa para los dos, pero no de las buenas.
No vamos a echarle toda la culpa a mi amiga porque las fotos del lugar eran bonitas y los comentarios eran muy buenos: “el mejor lugar para ver las estrellas lejos de la ciudad”, “un sitio ideal para desconectar”, “una experiencia salvaje”, … Pero ahora hay un comentario nuevo de Leo, el novio de Victoria, que empieza así: “Sentir asco por la falta de limpieza no era nuestra idea de un fin de semana de cumpleaños”.
Doy fe de la veracidad del fin de semana de terror que pasaron, hay fotos que lo demuestran. Yo quiero pensar que hace un mes hubo un asesinato y abandonaron la escena del crimen, o que es un decorado donde se filman películas de terror. Se notó enseguida la falta de limpieza en las sábanas, en la hamaca y en los cojines del sofá. Cuarenta moscas volando en círculos alrededor de un váter lleno de arena no transmite mucha paz, aunque mires al cielo y veas la constelación del Cisne. Sin cobertura para llamar por teléfono a la guardiña si escuchas el ruido de una motosierra y sin ganas de quitarte la ropa para meterte en la cama: una experiencia salvaje en toda regla.
Mirando esta aventura desde otro prisma bien podría ser una prueba que le puso Victoria a Leo: lleva tiempo con él, quiere saber si él es el indicado, no se la quiere jugar y perder más el tiempo. Lo va a llevar a vivir una situación límite a ver cómo actúa, cómo respira. Si supera el 80% de los ítems se lo queda: ¿Perdió los nervios en algún momento? ¿Se subió a la cama y gritó como un bebé cuando vio la araña muerta? ¿Fue capaz de hacer sus necesidades en medio del campo? ¿Se duchó con agua fría? ¿Se puso a llorar en medio de la noche? ¿Llamó a su madre en sueños? Han pasado dos semanas y siguen juntos, así que Leo pasó la prueba: me contó la historia sin soltar ni una lágrima e incluso intuí una leve sonrisa al relatarme su experiencia.
A mí en vacaciones me gustan las estrellas pero la de los hoteles, y no menos de cuatro. No te la juegues a no ser que quieras saber de qué pasta está hecha tu pareja. ¡Feliz jueves!
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