Surcos nuevos

Jaime De Vicente Núñez

De vallas, fronteras y muros

18 de noviembre 2014 - 01:00

HACE años circuló una expresión que exageraba la riqueza léxica de nuestro idioma, enhebrando una sarta de sinónimos: "No es óbice, obstáculo, impedimento, cortapisa, valladar o freno,…" No se agota con ellos, ciertamente, la enumeración de las trabas que dificultan algún tipo de acción. El título de este artículo contiene tres más que desean llevar la atención del lector hacia otras tantas situaciones de la actualidad.

La valla, simple cerramiento de un recinto, puede adquirir un carácter defensivo ante la amenaza de una agresión. Al parecer, este es el sentido de las que se han instalado en los límites de las ciudades españolas de África con el fin de proteger la integridad de nuestro país ante un ejército no de soldados amenazantes sino de grupos que buscan el pan y el trabajo de los que carecen en sus lugares de origen. Las vallas se justifican con un argumento de ética bien dudosa: el Gobierno no puede consentir que los que viven en situación de crisis profunda y permanente pretendan invadirnos, con el riesgo de incrementar nuestros problemas económicos y dificultar la recuperación de nuestra crisis que, aunque minúscula en comparación con la suya, es desde luego mucho más preocupante.

Fronteras para su país quieren los nacionalistas catalanes para colmar sus aspiraciones de independencia respecto a España, compatible con su pertenencia a la Unión Europea. Imagino que el pueblo catalán, que tiene fama de pragmático, echa de menos un análisis objetivo de la situación mientras recibe mensajes interesados de ambos bandos. Muchos desconfían de las soluciones que llegan de la mano de los Pujol, Zapatero, Mas o Rajoy. Tienen motivos para ello y eso beneficia a las demás formaciones partidistas, de uno u otro signo, que aspiran a alcanzar el poder apoyadas en una crítica que no suele ir acompañada de propuestas alternativas solventes. Personalmente, soy partidario de las soluciones integradoras y consensuadas, antes que de las disgregadoras y rupturistas.

Reservo la palabra muro para un final del artículo con esperanza. Me refiero al muro de Berlín. Estos días se ha recordado jubilosamente su derribo y, con él, la recuperación de la unidad de una ciudad dramáticamente dividida durante largas décadas. A la hora de flamear las banderas, ojalá se impongan claramente las de los muros derruidos frente a las que hacen ondear cualquier tipo de vallas o fronteras.

stats