Los dos venenos USA

¡Oh, Fabio!

21 de febrero 2025 - 03:06

Al igual que todo francés debe practicar el esnobismo intelectual y los ingleses están obligados a presumir de un cierto complejo de superioridad civilizatoria, es reglamentario que los españoles (buenos, malos o licántropos) ejerciten un leve (ojo, leve como Vivaldi) antinorteamericanismo. Es demasiado pronto para que olvidemos que los yankis, pese a que disfrutaron de la generosa ayuda española para alcanzar su independencia, fueron los directos responsables de que perdiésemos los últimos restos del imperio (nada menos que Cuba, Puerto Rico y Filipinas), lo cual sumió a España en una profundísima crisis que aún sufrimos en nuestros días (el PNV es un claro ejemplo). Solo esto, el haber propiciado fenómenos como Anasagasti, justificaría que volviésemos a mandar la flota al desastre. Es en el siglo XX cuando desde EEUU (América, como le llaman los hispanos más aculturados) empezaron a llegar cosas buenas: los pantalones vaqueros, Miles Davis, John Ford, el Jack Daniel’s, la prensa independiente y un largo etcétera. Sin embargo, en este arranque del siglo XXI vemos como, de nuevo, Norteamérica se ha convertido en un venero de maldades. Y no me refiero solo al hip-hop, sino fundamentalmente a dos venenos que han intoxicado la política y la vida intelectual española, europea y mundial: el wokismo y el trumpismo. Lo primero, que es como se llama a esa inflación del progresismo nacida en los campus estadounidenses, ha convertido nuestra conversación pública en un campo plagado de palabras absurdas y actitudes melindrosas tras la que se esconde una ingeniería social que no tiene nada de inocente. Es decir, ha convertido a la izquierda en una caricatura de sí misma atascada en el barrizal de los discursos identitarios, neofeministas o anticolonialistas en un país sin colonias. Lo segundo, por su parte, está ya contaminando a una derecha que, increíblemente, es capaz de alabar a un personaje con ademanes de patán que persigue el idioma español (como si fuese un vulgar socio de Sánchez), insulta y acogota a países hermanos o rehabilita a un siniestro dictador –Putin– criado en las cloacas del comunismo. El trumpismo es el wokismo de la derecha, un veneno que corroerá sus principios más altos (la hidalguía, el patriotismo, el apego a la hispanidad y la tradición...), como el ultraprogresismo yanki se encargó de volar los pilares de la izquierda tradicional europea. La venganza del Nuevo Mundo.

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