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Gafas de cerca
Tacho Rufino
¡Lo que saben las redes!
La ciudad y los días
Sánchez cargó y carga contra Feijóo mirándose en el espejo alemán. Ha llamado al PP “derecha tutelada” (por la extrema derecha) frente a la “derecha moderada” de la CDU de Merz. Ha alabado el cinturón sanitario que aislará a la extrema derecha alemana y a la “internacional ultraderechista” (Trump + partidos europeos eurófobos de alma totalitaria) que quiere acabar con la democracia y con Europa, acusando al PP de que, mientras en Alemania la derecha no pacta con la extrema derecha, ellos sí lo hacen convirtiéndose en parte de esa “internacional ultra” europea rendida a Trump.
En su intervención andaluza, el mismo día de las elecciones alemanas, tranquilizó a su público, a los españoles, a Europa y al mundo afirmando que “menos mal que estamos los socialistas en el Gobierno de España”, parando “la ola reaccionaria del PP y Vox”. La luz democrática de sus palabras enfrentándose a la oscuridad cavernaria de un PP cómplice de Vox deslumbró hasta tal punto a su audiencia que Montero, en éxtasis, se dejó arrastrar por el entusiasmo y proclamó a Sánchez “faro de la socialdemocracia” europea. El problema es que la energía que alimenta a este faro, permitiéndole alumbrar a España, Europa y el mundo desde la Moncloa, se la dan Sumar, ERC, Bildu y Junts. Por un lado, un partido reconvertido/escindido del populismo radical podemita, con briznas del PCE; por otro, los herederos políticos de ETA; por otro más, nacionalistas independentistas radicales; y para completarlo todo, un partido de la derecha independentista liderado por un prófugo de la justicia con el que el PSOE ha de reunirse en el extranjero con un mediador internacional de árbitro.
Se le olvida a Sánchez que en Alemania han ganado los conservadores, como sucedió en España, y que podrán gobernar sin pactar con la extrema derecha, que ha quedado en segundo lugar, porque le apoyarán los mermados socialdemócratas, que han quedado en tercer lugar. Aquí el PP quedó primero, el PSOE segundo, Vox tercero y Sumar cuarto. Y Sánchez prefirió compartir gobierno con Sumar y pactar con el quinto (ERC), el sexto (Junts) y el séptimo (EH Bildu). El cordón sanitario, en Alemania, une a conservadores y socialdemócratas para dejar fuera a la extrema derecha. Aquí los socialdemócratas se unen a la extrema izquierda para dejar fuera a los conservadores. Esto no es Alemania, está claro.
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