
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Miras estrechas
Voces nuevas
¿Sabías que Instagram ahora permite ver los reels más rápido? A doble velocidad, para ser exactos. Una nueva adaptación con el objetivo de que los usuarios consuman contenidos en vídeo de forma más veloz, “para llegar antes al final o para ir al grano si no tienes tiempo”, leía ayer en una conocida web de novedades tecnológicas.
Nada nuevo, sin embargo. Una función similar a la que ya tienen otras plataformas audiovisuales, como por ejemplo TikTok, o incluso Netflix y Youtube, que permiten acelerar o ralentizar la velocidad en sus contenidos. ¡Wow! Como las balas. Interconectados, a la carta y a toda pastilla. Así vamos. Y también por WhatsApp. Desde que podemos mandar audios, no nos vale con evitarnos escribir, sino que ni siquiera tenemos paciencia para terminar de escucharlos. Le damos al famoso “x2” para duplicar el ritmo y captar, en lo que dura un pestañeo, el mensaje de alguien con voz “de pitufo” al otro lado.
Ya lo dice la reconocida psiquiatra Marian Rojas Estapé. “Vivimos en modo aceleración. Y lo peor es que cuando le metes el turbo a la vida, ya no frenas, ya no reflexionas, ya no contemplas y te pierdes los detalles”. Por eso, esta experta recomienda “hacer ayuno de esa dopamina que nos tiene enganchados. Desintoxicarnos”. Y aunque la teoría ya la sabemos, pocos somos capaces de reconocer, en mitad de una rutina que nos atrapa, esa “droga” que nos genera la adicción a lo efímero, a lo inmediato. Aquello que nos mantiene acelerados, ensimismados y casi exhaustos.
Estos días, mientras tomaba algo con un amigo, este, preocupado, me miró y me preguntó qué me pasaba: -“Estás pendiente de mil cosas, miras a todos lados, no paras. ¿Te ocurre algo?”. Y yo, que -lo juro- me creía relajada, me detuve por un momento y, sorprendida, miré mis manos. El pulso me temblaba . En 5 minutos había chequeado a cada persona del local, pensado qué iba a tomar y empezado a planear lo que haría cuando me marchara. El próximo plan. Lo de después. Pero, ¿qué hay de ahora? Respiré, tragué saliva y reconocí lo que él trataba de decirme. Estaba a punto de ponerse el sol y aunque lo hace cada tarde, esta vez dejé el móvil apartado para volver a ver atardecer con todos sus colores. Fue el primero que no me perdí de este 2025 y del comienzo de año ya habían pasado dos meses.
También te puede interesar
Lo último