La ciudad y los días
Carlos Colón
Nunca estuvieron todos
Pues ya estamos en marcha. De vuelta también a este enhebrar de palabras. Un día estás en el atasco del parking de Colombinas tras ver los fuegos artificiales y al siguiente estás ya en las Fiestas de la Cinta. Se acabaron las vacaciones (para muchos), y es una lástima, porque se me dan genial las vacaciones. Me gusta mi trabajo, pero no tanto como el ocio vacacional. El verano sigue únicamente en el almanaque, oficiosamente ha terminado. No surgen planes improvisados para ir a la playa en días intersemanales. Ya hemos llenado el carrito de la compra pensando en la semana y no en el devenir aleatorio; ese carro lo empujamos ya pendiente arriba por la cuesta de septiembre. La vuelta al cole, los debates políticos, vuelven para llenar el paisaje de los telediarios. Y quienes tengan hijos ya han comenzado a montar el lego de las extraescolares a la espera de que no se desmorone. Conciliación que dicen. Ya hemos renovado el carné del Recreativo y ha comenzado otra temporada más. La rueda da vueltas, pero volvemos a los vehículos a motor aparcando poco a poco los radios de la bicicleta.
Los viajes son itinerarios de fotografías almacenadas y el moreno de la piel se irá yendo al ritmo que cubriremos las extremidades. Al menos, ya no habrá un solo carril para ir desde Sevilla hasta Huelva en las tardes de domingo, porque el déficit de infraestructuras en esta provincia hace que hasta perdamos el concepto autopista un buen número de días en verano. Eso sí que es un truco de magia y no los de Houdini, David Copperfield y Puigdemont: ¡ahora ves una autopista, ahora no la ves! Ojalá los prestidigitadores de las administraciones algún día dejen de hacer desaparecer cosas y saquen algo de la chistera. Lo mismo hasta sucede, que ellos también han vuelto al curro. Yo, entre tanto, intentaré que lo diario no pese más de lo conveniente, ya de primeras he coincidido con nuevos compañeros y compañeras que ofrecen buenos ratos de conversación. Y por lo demás, no perder la perspectiva. Por lo pronto celebrar que hoy es viernes, que hay farra y hay conciertos, como los de Kiko Veneno -palabras mayores- y Antílopez -palabras en peligro de extinción-.
Pues eso, que ya se echan de menos las vacaciones, que abrazamos los fines de semana y nos consolaremos con la suma de los puentes. Que la maquinaria ha empezado. “Quizá tienen razón los días laborables”, escribió Gil de Biedma. Toca subirse al tren metafísico (porque del otro poco por aquí). Y así, casi sin darnos cuenta, el día a día tendrá sentido.
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