Crispación andaluza

Editorial

01 de diciembre 2024 - 03:09

La vida política andaluza empieza a contagiarse de la crispación nacional y ello tiene su reflejo en el Parlamento, cámara de resonancia que amplifica las broncas entre los partidos. Hasta ahora, Andalucía se había mantenido al margen de los enfrentamientos a cara de perro que marcan el día a día de la vida nacional. Ello no significa que no hubiera dureza en los debates e incluso alguna salida de tono. Pero los diputados andaluces discutían de los temas, como la sanidad o las infraestructuras, que preocupan a los ciudadanos y, en general, se guardaban las formas. Pero de pronto, parece que el tono ha cambiado. El pasado jueves el grupo mayoritario de la oposición, el socialista, acompañado por el resto de la izquierda, abandonó una sesión de control al Ejecutivo, que hasta ese momento no había sido mucho más intensa que otras anteriores, para protestar por los modos con los que dirigía el Pleno el presidente del Parlamento, Jesús Aguirre, del PP. Una actitud sobreactuada que cabe relacionar con la creciente tensión que se vive en las filas socialistas por los problemas internos y la crisis de liderazgo en Andalucía. Pero sentado esto, es también conveniente señalar que las formas con las que ejerce la Presidencia de la Cámara Jesús Aguirre merecerían una reflexión por parte de su titular. Como máximo responsable del órgano que representa políticamente a todos los ciudadanos está obligado a guardar una estricta neutralidad y a cumplir con máximo rigor el reglamento que regula su funcionamiento. No parece que estas exigencias se respeten siempre escrupulosamente. Aguirre algunas veces da la impresión de que se ve desbordado por el ruido del hemiciclo, lo que no ayuda, precisamente, a relajar la vida parlamentaria.

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