Golpe trumpista a la agricultura andaluza

Andalucía tiene en el sector de los alimentos y las bebidas uno de los motores de su potente sector exportador. De los 15.800 millones de euros que vendió al exterior en 2024, unos 1.350 millones, aproximadamente el 8,6%, correspondieron a Estados Unidos, que es su quinto mercado mundial. La decisión de Donald Trump de imponer aranceles del 25% a todas las producciones de la Unión Europea supondría un durísimo revés para una actividad económica estratégica en la región y que en los últimos años ha hecho un importante esfuerzo de modernización para competir, entre otros, en el exigente mercado norteamericano. Hay dos producciones, el aceite de oliva y la aceituna de mesa, para las que las exportaciones a Estados Unidos constituyen una parte primordial de su negocio. La aceituna ya ha tenido que soportar aranceles impuestos por Trump en su primer mandato y que Joe Biden mantuvo durante su Presidencia. Aunque en cuantía menor, Estados Unidos es también importante para otros productos andaluces como los vinos, con unas ventas el año pasado de 14 millones de euros. Es lógico que haya preocupación en el sector y que desde la Junta se haya reclamado a la Unión Europea una defensa firme de la producción andaluza. Una guerra arancelaria como la que ha declarado el presidente de los Estados Unidos significa la vuelta a situaciones que se consideraban superadas hace muchos años. La medida se incluye dentro de la estrategia trumpista de provocar un mayor aislacionismo de su país y de abandonar su papel de garantizar la seguridad y el libre comercio en el mundo. En un sistema interconectado como el que rige el mundo, nadie queda al margen y cualquier decisión tiene consecuencias globales. A la agricultura andaluza le toca ahora afrontar la situación creada por Trump y su primer objetivo debe ser poner en marcha estrategias para buscar mercados alternativos.