Sánchez y la cuadratura del círculo

Pedro Sánchez parece dispuesto a demostrar la cuadratura del círculo dando un giro estratégico de enormes dimensiones a su acción política sin el Parlamento, sin Presupuestos y sin medio Gobierno. Si no cambian mucho las cosas, es lo que hará para acomodar la actuación gubernamental a las exigencias de la Unión Europea para incrementar de forma sustancial el gasto militar e implementar la cuota española en el plan Rearme, que va a suponer el desembolso global de 800.000 millones de euros. En teoría, los márgenes de maniobra de Sánchez son escasos: sin Presupuestos es complicado aumentar las partidas de las que puede disponer Defensa y sin un mínimo apoyo parlamentario la situación desde el punto de vista político va a ser de enorme debilidad. Pero además se da el caso de que ni los dos partidos que componen el Gobierno de coalición son capaces de ponerse de acuerdo. Una situación que en cualquier democracia normalizada tendría que hacer reflexionar al presidente sobre si su empeño es viable. Hace sólo unos días, Alemania ha dado un ejemplo al resto de Europa alcanzando un acuerdo amplio entre los democristianos, los socialdemócratas y los verdes que permitirá dar un giro a la política presupuestaria para alcanzar los objetivos previstos. En España se habla otro idioma y un escenario similar es, sencillamente, implanteable. El Gobierno ya ha dejado ver que su plan es aumentar en 3.500 millones de euros la inversión en defensa e industria asociada reordenando partidas de los Presupuestos del Estado que están vigentes y que son los que se llevan prorrogando desde 2023. Se podría afirmar, como hace el PP, que esta política responde a una pulsión autoritaria de Sánchez y a un proyecto claro de ningunear al Parlamento. Pero más que eso es el resultado de una incapacidad manifiesta para sacar adelante una legislatura imposible en la que lo único que puede hacer el presidente es trampear con los principios del Estado democrático.