La trinchera de Mazón

El presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, ha decidido plantar cara a la dirección nacional del Partido Popular y atrincherarse en el puesto. En esa clave hay que interpretar el acuerdo al que ha llegado con Vox para sacar adelante los Presupuestos regionales, que deberían ser un instrumento para la reconstrucción tras los daños causados por las riadas del pasado octubre. Vox, que en julio de 2024 rompió el Gobierno de coalición en esa comunidad, presta apoyo a Mazón y a cambio el presidente valenciano abraza el ideario ultra en materias sensibles como la inmigración o el rechazo a las políticas medioambientales. Pero, sobre todo, el respaldo presupuestario permitirá que el presidente levante un muro defensivo frente a las variadas maniobras dentro de su propio partido para que abandone el cargo. Mazón es un presidente amortizado por su actuación en la jornada aciaga del 29 de octubre –todavía se ignora lo que hizo durante varias horas de ese día– y por las mentiras y los muchos errores que ha cometido después para intentar justificarse. Como consecuencia de ello, el PP está perdiendo apoyo electoral en una comunidad que es vital para que Alberto Núñez Feijóo cumpla su objetivo de llegar a la Moncloa. En esta situación sale ganando Vox, que, según todas las encuestas, recibe los votos que pierde el PP en Valencia. Cuanto más tiempo aguante Mazón, mayor será su desgaste y el beneficio de los de Abascal. El hecho de que Mazón se atrinchere y plante cara a Feijóo vuelve a poner de manifiesto la debilidad de la estructura de mando del PP nacional sobre algunas de sus baronías regionales, con Madrid e Isabel Díaz Ayuso como otro claro ejemplo. Mientras tanto, el que debería ser el principal objetivo de la política valenciana, la ayuda a los damnificados por la dana y la reparación de las infraestructuras dañadas, pasa a un segundo plano en una situación en la que todo parece supeditarse a las estrategias políticas y judiciales.