
La tribuna
Eva Díaz Pérez
Europa y la bolsita del apocalipsis
Tratar sobre el origen del escudo de Huelva es referirse, primeramente, al imprescindible libro El blasón heráldico de la ciudad de Huelva, que publicó en 1973 el historiador Diego Díaz Hierro. En esa obra, a pesar de su brevedad, se rastreaban y clarificaban algunas de las claves de su conformación a través de los siglos. Luego, en 1992, María Dolores Lazo, directora del Archivo Municipal de Huelva, daba a luz en el diario Huelva Información un revelador artículo que demostraba que, ya al menos a fines del siglo XVI, las armas de la villa de Huelva estaban constituidas por “una oliva y la propia villa de la otra parte con su castillo”, según se hacía constar en un documento datado entre 1600 y 1602.
Ese dato era muy interesante y retrasaba casi en un siglo el origen del escudo, toda vez que la versión más antigua que hasta entonces se había encontrado era la impronta de un sello municipal en forma de óvalo que en 1676 mostraba solo un árbol, acompañado de la palabra Huelva. Sobre qué tipo de árbol era se había discutido mucho, aunque alguna vez, en el siglo XIX, se había vertido la opinión de que era un olivo en representación del “nombre de Oliva, que de antiguo tenía la población”. Hoy sabemos de más que el vocablo Huelva no procede de Oliva, sino de Onuba, pero por ese documento fue posible averiguar que el árbol del escudo de Huelva es un olivo. Tal vez quienes diseñaron el antiguo escudo también cometieron ese error etimológico.
Igualmente interesante era saber que el castillo ya estaba presente en las armas de la villa en el siglo XVI, pese a que la primera vez que en verdad podemos verlo en el escudo es en una estampa impresa dos siglos más tarde. En efecto, fue incluido en el grabado de Diego de San Román y Codina que encabezaba el libro Huelva ilustrada, publicado por Juan Agustín de Mora Negro en 1762. En él aparecían dos óvalos: el de la derecha contenía el olivo y el de la izquierda incluía una imagen idealizada del castillo onubense dominando el caserío de la villa. El propio Mora afirmaba que estos elementos componían las antiguas armas de Huelva y, por lo que decía, cabe deducir que el diseño del grabado copiaba con cierta aproximación el escudo primitivo, que él debió de conocer.
Una cosa más: el dibujo de la villa que podía verse bajo el castillo (la primera imagen que tenemos de Huelva, si bien muy esquemática y poco fiel) incorporaba un arco que al historiador José Luis Gozálvez le pareció que podía representar la antigua puerta de entrada al recinto de San Pedro, derribada en el siglo XVIII. A mí me parece que representaba el Arco de la Estrella que presidía el puerto, porque eso justificaría el lema Portus maris et terrae custodia (en otras palabras, el puerto y el castillo), que rodeaba este óvalo izquierdo y que, más que invención del propio Mora, es posible que también estuviera en el antiguo escudo. Delante del arco, en el dibujo, da la impresión de que realmente baten las olas. A fines del XVI, época de la que pudiera datar el primitivo escudo, el Arco de la Estrella era toda una novedad, pues fue construido en los años setenta de ese siglo, y resulta razonable que fuera incorporado al blasón como imagen del puerto.
En resumen, que, desde fines del siglo XVI hasta mediados del XVIII, el escudo de Huelva estaba compuesto por un olivo y por la imagen del castillo custodiando, a mi parecer, la villa y su puerto. Faltaba, por tanto, el ancla que hoy se incluye en él. Según se ha venido publicando hasta ahora, el ancla se habría sumado al escudo por primera vez en la portada de la Crónica de la Provincia de Huelva, de Manuel Climent, publicada en 1866. En el escudo ovalado que podía verse en ella se hallaban, desde luego, el árbol, el castillo, el ancla y el lema, rematados por la corona pero dispuestos de forma arbitraria.
Pues bien, en esto reside la principal novedad: no fue la obra de Climent la primera que incorporó el ancla al escudo de Huelva. Ya había aparecido casi tres cuartos de siglo antes, en 1795, en el tomo XIV de la obra Atlante español, publicada por el geógrafo catalán Bernardo Espinalt y García. Allí, en el apartado dedicado a Huelva, constaba que esta “tiene por Armas en Escudo un Árbol, con una inscripción que dice: Portus maris, et terrae custodia, y debaxo en el extremo una Áncora, y un Castillo, del modo que están figuradas en la Estampa segunda, número catorce”. En la estampa señalada, que era un grabado realizado por Juan Fernando Palomino que contenía los escudos de algunas de las poblaciones de las que trataba el tomo, se encontraba el de Huelva con el árbol, el castillo y el ancla, rodeados por el lema y en la misma disposición que tienen hoy. Solo faltaba la corona real. Palomino falleció en 1793, de modo que el ancla fue situada en el escudo algún tiempo antes de esa fecha.
Por lo que sé, es la primera vez que aparecía el escudo de Huelva tal como lo conocemos ahora. Se representaba, además, con la forma de un verdadero escudo de armas, no con la de óvalo u óvalo geminado con la que había podido encontrarse hasta entonces. También el castillo dejaba de ser un dibujo elaborado para convertirse en una simple torre, de acuerdo con su usual configuración heráldica. Con la aparición del ancla, todos los elementos del escudo de Huelva quedaban ya conformados a fines del siglo XVIII. De esa manera, el lema Portus maris et terrae custodia adquiría una plasmación expresa y clara. Es más, pienso incluso que el ancla sustituyó conscientemente al Arco de la Estrella, si es que es correcta la identificación que propongo. Si el castillo se había convertido en torre en un proceso de simplificación, el Arco de la Estrella (símbolo martítimo no demasiado evidente fuera de Huelva) se había sustituido por el ancla para representar sintéticamente lo mismo: el carácter de puerto de mar de la localidad. Lo cierto es el castillo se quedó reducido a sus mínimos elementos y el ancla fue incorporado al escudo en un momento determinado entre 1762 y 1793.
El olivo, por su parte, a mayor tamaño y en el centro, simbolizaba la propia Huelva, debido al error etimológico comentado. Por eso a veces el Ayuntamiento utilizó únicamente el árbol (olvidando a menudo su especie) para representar la villa, existiendo a lo largo de los siglos varios ejemplos de ello: el mencionado sello municipal con el árbol de 1676, una conocida xilografía de la década de 1820 de la Junta Municipal de Sanidad, en la que el árbol está escoltado a ambos lados por San Roque y San Sebastián, y un óvalo con un árbol coronado que utilizó el Consistorio en 1850.
Son algunos datos que nos acercan al origen del escudo de Huelva, hoy tan familiar para los onubenses, y que tratan de completar las valiosas aportaciones de Diego Díaz Hierro y María Dolores Lazo que precedieron en su momento a estas líneas.
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