100 años del Club Serrano, un siglo de historia en El Repilado

El querido Casino repilense lleva cien años presente en la vida de todo el vecindario

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Salón del Club Serrano de El Repilado. / Tristancho-Lieva
Antonio F. Tristancho

21 de julio 2024 - 07:00

Las instituciones sociales de La Sierra atesoran historia y prestigio. Muchas de ellas, además, cuentan con una amplia trayectoria de vida que demuestra su utilidad y la superación de las dificultades. Esto es lo que sucede con el Club Serrano de El Repilado, que nació en 1924 y que afronta su primer centenario.

El Casino de El Repilado, como también se denomina, es una de las instituciones más relevantes del término municipal de Jabugo y de la comarca serrana. Desde su fundación, ha soportado los avatares del tiempo para consolidarse como lugar de convivencia y foco de dinamismo social y cultural.

La entidad participa de las características que hicieron de los casinos instituciones fundamentales para la sociedad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Lugares donde convivir, donde conversar, donde cerrar tratos, donde leer la prensa o ver la televisión en épocas donde la mayoría de los vecinos tenía vedados estos derechos.

La investigación histórica iniciada hace años por Noelia Delgado ha sido continuada por la Asociación Cultural Lieva, alumbrando detalles de su historia, extraídos de la documentación que atesora. Libros de actas, de contabilidad, escritos dirigidos a las administraciones, bibliotecas, colecciones y volúmenes valiosos y un sinfín de documentos están esperando ofrecer su verdad a investigadores e historiadores.

Hasta ahora se destacan historias como su fundación el 1 de julio de 1924, o su vinculación con una entidad anterior, la ‘Peña Recreativa’, a quien compran diversos enseres tras la disolución de ésta. La Comisión Organizadora para el nacimiento de la entidad estuvo compuesta por Antonio Segovia García, Fermín Fernández Pérez y Germán Cristino Domínguez, y su primera Junta Directiva incluyó, además de estos pioneros, a Pedro Romero Pérez y Amadeo “Czermiewiz Hitzmann”, peculiar nombre en el que habrá que profundizar.

La directiva declara creado ese día el Club Serrano, “de cuya constitución daría cuenta a la Autoridad y a la Recaudación de Contribuciones para su más extricto (sic) desenvolvimiento dentro de la Ley, esperando de todos los Señores Socios el más exacto cumplimiento del Reglamento”. Al final de esta primera acta se extiende un número de firmas superior a cuarenta, encabezadas por la de Antonio Segovia, que se convirtió en el primer presidente de esta amplia masa social inicial.

Es curioso comprobar la escritura exquisita o la nomenclatura empleada para describir la población, a veces nombrada como Barriada de El Repilado y otras como Estación de Jabugo.

Capítulo aparte merece el estudio del cine que funcionó en el interior del Casino durante muchos años, y del que se guardan documentos, autorizaciones e incluso la máquina con la que se proyectaban las películas, auténtica joya del patrimonio de El Repilado y de La Sierra.

Cuotas, fiestas y derechos de los socios

Entre los datos curiosos está la cuota de socio mensual que se estableció, cifrada en 1,60 pesetas, además de una cuota de entrada de 5,15 pesetas. La persona que se encargaba de su recaudación fue Germán Cristino Domínguez. Esta cantidad subió a 2 pesetas a partir del día 13 de julio de 1926. Otras medidas tomadas en los meses posteriores a su fundación fueron también destacadas.

Por ejemplo, el 3 de julio de 1924, apenas dos días después de su creación, se arrienda por primera vez el local del Casino por un plazo de nueve años a su propietario, Hipólito Hernández Martín. El precio se estableció en 1.440 pesetas anuales.

El primer conserje que tuvo el establecimiento fue Demófilo Martín, nombrado el 1 de agosto de 1924, cuyo arriendo de la cantina le suponía 80 pesetas mensuales y el 20% del importe del consumo de energía eléctrica del local. Además, se acordaron tasas de “asiento de mesa en juegos lícitos” de 0,15 céntimos por jugador y partida, y de 0,80 pesetas por hora de billar.

El arrendatario tenía a su cargo la contribución industrial de la cantina, que pagaba por trimestre, los gastos de picón, unas 60 pesetas anuales, y un céntimo por el café, ingreso que tenía que hacer los días primeros de cada mes. El control de esta tasa era llevado en función del número de estuches de azúcar que la sociedad entregaba al conserje, estando prohibido el empleo de otros azúcares. A partir del 17 de julio de 1926, el conserje tendría que abonar, además, 15 pesetas mensuales en concepto de venta de alcoholes y refrescos, y también la limpieza del local.

El Casino tenía en sus primeros años una gran actividad social. Para sus primeras fiestas, era obligatorio invitar al socio y a su señora, como el que celebraron el 17 de julio de 1926 con cargo a los señores directivos, al que acudieron también los familiares de los socios. Pero también se cedían sus instalaciones para otros fines, como el 1 de mayo de 1926, en que en el local se celebraron los bailes de la Cruz por parte de una “comisión de señoritas” de la localidad que así lo solicitaron.

En este apartado, los carnavales adquirían una especial relevancia. Duraban una semana, se prohibía la entrada a niños menores de 12 años y se compraban hasta 40 sacos de papelillos. Estaba prohibida la “venta o empleo de confetis y serpentinas que no estuviesen sellados por la directiva”. Este apartado de fiestas y bailes alcanzó una amplia actividad, por lo que se conformó una comisión de varios socios y directivos para regularla.

Otra función social que hacía el Club Serrano era la de proteger a los socios contra las enfermedades, a través de un seguro que se estableció el 13 de julio de 1926 y que costaba 1,50 pesetas mensuales; a cambio, se tenía derecho a 3 pesetas diarias de socorro y 25 pesetas en caso de enfermedad.

Durante sus cien años, se ha convertido en lugar emblemático que unía a la población. Ha acogido infinidad de actos, como bodas y celebraciones, proyecciones cinematográficas, bailes, representaciones teatrales como la que se desarrolló en 1941 para recaudar fondos destinados a la División Azul, la famosa y anual Sesión Vermut durante las fiestas de San Juan, las exhibiciones de billar de 1948, exposiciones o la entrega de regalos de Reyes, culminación perfecta para la gran Cabalgata que El Repilado ofrece a La Sierra todos los años.

Hoy, como ayer, “el Casino se ofrece al forastero como un grato lugar de descanso que se hace íntimo al trato cordial del vecindario que en general lo frecuenta”, como se leía en una crónica periodística de 1943.

En pleno siglo XXI, el reto del casino repilense coincide también con el de sus homólogos provinciales, modernizarse y ofrecer otros servicios atractivos para mantener socios y visitantes. De hecho, los últimos años del Club Serrano han sido de actualización y de impulso, gracias a sus directivas, a los vecinos, a las vecinas y a agentes como su conserje, Juan Manuel Moya, que ha lanzado iniciativas como el ‘Volcán ibérico’, servido en un plato con forma de pata de jamón y que incluye tres kilos de delicias gastronómicas serranas.

Con motivo de este centenario, se van a suceder las celebraciones y actos, como el que organizó la junta directiva el pasado viernes 5 de julio. También la Asociación Cultural Lieva, comprometida siempre con esta localidad desde la divulgación del legado de Santa Teresa de Electricidad, va a difundir una serie de imágenes históricas de El Repilado en sus redes sociales, en una actividad que se enmarca en su 25º aniversario, para el que cuenta con la colaboración de la Diputación de Huelva y del Ayuntamiento de Jabugo.

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