La Alcaldía reclama los estudios de estabilidad de Corta Atalaya
Emed tiene detectada una falla en la zona desde que llegó en 2007 pero dice que está controlada en todo momento · No aprecia un peligro relevante a día de hoy
La alcaldesa de Minas de Riotinto, Rosa Caballero (PP), reclamó durante un encuentro con los responsables de la empresa Emed Tartessus, propietaria de Corta Atalaya, los estudios que la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de Madrid viene realizando periódicamente sobre la estabilidad de la zona. Esos trabajos fueron encargados hace cuatro años por la Consejería de Innovación de la Junta ante la aparición de agrietamientos, derrumbes y ruidos nocturnos que fueron detectados y advertidos por los vecinos de la barriada riotinteña de Bella Vista.
La alcaldesa mantuvo un encuentro el pasado lunes a pie de tajo con el consejero delegado de Emed, Harry Anagnostaras, para conocer la situación de la zona y los trabajos de control, prevención y vigilancia que se realizan.
La visita de la alcaldesa se produce después de que Huelva Información se hiciera eco, con abundante material gráfico aportado por el fotógrafo Rafael Cortés durante una década de seguimiento, del sucesivo agrietamiento del terreno que va desde la corta hasta el barrio inglés de Bella Vista, que separa la zona minera del casco urbano. Dos grietas continuas, de 100 y 1.000 metros, que han llamado la atención de los geólogos por su rápido crecimiento desde 2004 hasta hoy, y que han vuelto a levantar la preocupación vecinal.
De momento y a pesar de haber sido reclamados, ni la Escuela Superior de Ingenieros de Minas de Madrid ni la Junta de Andalucía han mostrado públicamente los resultados de al menos los tres estudios realizados en la zona afectada por el hundimiento.
El planeamiento urbanístico municipal había incluido en esa parte del pueblo el desarrollo de nuevos proyectos turísticos, que fueron presentados por Rumbo 5.0, que ahora quedan pendientes del estudio de la geodinámica del terreno. Tanto el anterior equipo de Gobierno como el actual veían con buenos ojos estos proyectos.
La zona en cuestión está repartida actualmente entre Emed (Corta Atalaya) y Rumbo y Zeitung, que se quedó con los terrenos colindantes y de mayor valor urbano por 2,4 millones de euros tras acudir a una subasta a la baja en la Seguridad Social.
Los responsables de Emed Tartessus informaron a la alcaldesa que desde su llegada a Minas de Riotinto en 2007 han venido colaborando en el control de los movimientos de Corta Atalaya.
La empresa reconoció que, en base a los datos de los estudios realizados, se puede decir que aunque se observan movimientos como producto de las condiciones de abandono y falta de mantenimiento, "éstos no representan amenaza o peligro para la seguridad de las personas y de bienes colindantes a la explotación minera", según informó el Ayuntamiento.
Según Emed, los métodos de control de la zona serán mejorados en el momento en que se obtenga la titularidad administrativa de los derechos mineros. La compañía minera asegura que en el momento que se den estas condiciones podrá ceder Corta Atalaya a la Administración local para su uso turístico y cultural.
Durante su visita a la zona afectada por el agrietamiento, Emed explicó a la alcaldesa el proceso que ha seguido desde 2007.
El geólogo de la empresa dijo que en la zona de Corta Atalaya está detectada una falla desde hace tiempo y que cualquier alteración o deslizamiento de la instalación está controlado de acuerdo con la actual normativa del sector minero español.
Sobre el estado de inundación de Corta Atalaya, la empresa recordó que desde que en 2003 fuera cortado el suministro eléctrico, el bombeo que se efectuaba desde el fondo de Pozo Alfredo quedó interrumpido y suspendido por lo que el nivel del agua ha subido de manera continuada. De hecho, el mismo Alfredo llegó a inundarse al completo, perdiéndose una de las zonas con más potencial turístico y cultural e incluso científico.
La empresa prevé que cuando la inundación llegue a la altura del túnel 16 las aguas salgan por desnivel hacia el cauce del río Tinto.
Una vez conocida la situación de la zona, la alcaldesa quiso tranquilizar a la población y pidió a la empresa minera que "en todo momento le informe de los posibles movimientos del terreno si se producen".
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