Alerta por el rey de Sierra Pelada

La colonia de buitres negros al norte de la provincia onubense frena su progresión en los últimos años pese a crecer Los ecologistas denuncian los peligros para la nidificación

Ejemplar adulto de buitre negro en pleno vuelo. La envergadura de sus alas tiene una media de dos metros y medio y puede llegar hasta los tres. Es la mayor ave de Europa.
Ejemplar adulto de buitre negro en pleno vuelo. La envergadura de sus alas tiene una media de dos metros y medio y puede llegar hasta los tres. Es la mayor ave de Europa.
Javier Ronchel Huelva

09 de febrero 2014 - 05:01

Pocos onubenses saben que uno de los más grandes patrimonios naturales con que cuenta Huelva es el buitre negro. Esa ave rapaz majestuosa, que sobrevuela el noroeste de la provincia, es la más grande de Europa, y también una de las más amenazadas. Huelva tiene la colonia más numerosa de Andalucía, pero en su día también lo fue de todo el continente. En los últimos años ha conseguido salvar el peligro de extinción y aún así sigue siendo una especie protegida que no termina de remontar el vuelo. Hay muchos motivos para no olvidar al rey de Sierra Pelada.

El paraje natural que se extiende desde Almonaster la Real hasta Rosal de la Frontera, al límite con Portugal a través de la rivera del río Aserrador, acoge a 101 parejas de buitres negros. Es el censo de 2013, que se ha cerrado con la mayor población de los últimos 30 años, tras un crecimiento evidente, pero muy discreto, inferior al de otras zonas de España. La acción del hombre se ha convertido en su principal freno y urge buscar soluciones antes de que sea demasiado tarde.

"El territorio de cría del buitre negro en la provincia de Huelva se ha reducido considerablemente, ya que esta especie ha dejado de criar o ha sufrido una regresión muy importante en varios montes", explica Rafael Galán, responsable del Proyecto Buitre Negro, que desarrolla la asociación conservacionista Ándalus.

Este programa privado realiza un seguimiento de la colonia existente en Sierra Pelada desde 1983. Es el estudio continuado más antiguo que existe en el mundo sobre esta ave necrófaga, y desde hace 29 años colabora con los técnicos de la Junta de Andalucía para unificar los datos en la elaboración del censo. Sin embargo, desde Ándalus se apunta a la Administración regional por no convocar la Comisión de Seguimiento desde 2009. Y por haber relajado en los últimos años la protección del paraje y de la especie, en la colonia "más amenazada de Europa actualmente".

El informe de 2013 elaborado desde el Proyecto Buitre Negro recuerda, precisamente, que tras diez años, la Consejería de Medio Ambiente no ha repoblado aún la zona calcinada por el incendio que arrasó, en agosto de 2003, 2.650 hectáreas de alcornoques, encinas y matorral. En el siniestro se perdieron diez nidos y el desarrollo posterior de la colonia quedó muy afectado, estancado durante los seis años siguientes.

Medio Ambiente, señala el documento, "sigue sin desarrollar una buena gestión forestal en esta sierra", poniendo como ejemplo cómo en 2012 "derribó durante una tala de eucaliptos dos de los pocos nidos de buitre negro ubicados sobre alcornoque".

La denuncia de los ecologistas no se limita a la Administración. La propiedad de los montes en Sierra Pelada se reparten entre la Junta y la compañía de celulosas Ence, que explota el terreno con grandes masas de eucalipto. "En uno de sus extensos montes, con grandísimos impactos -detalla el informe-, el éxito reproductivo global del buitre negro en los últimos cuatro años ha alcanzado un pobre 56% y sin embargo se le ha concedido a esta empresa un certificado de gestión forestal sostenible".

Rafael Galán, sin embargo, aclara la postura de su organización: "No nos oponemos a la explotación forestal de Sierra Pelada. Creemos que es compatible, siempre que se actúe de manera adecuada. De hecho -prosigue- ayudamos a la redacción de un plan de sostenibilidad que, lamentablemente, nunca se ha llevado a cabo. Y la Junta debería tenerlo en cuenta antes de que sea tarde".

El balance del pasado año cifra en un 38% el fracaso reproductivo, que supone la pérdida de las puestas de huevo o de los pollos. El dato lo consideran "anormalmente alto" y dejan notar que coincide "con el año en el que la Junta reduce drásticamente la vigilancia". "Son miles de hectáreas, muy difíciles de cubrir, aun con tres vigilantes, como había antes. Pero desde mayo pasado hay una sola persona y a tiempo parcial", cuenta Galán.

Este mayor control de las autoridades podría reducir la incidencia de la acción del hombre en el paraje, donde parte de los derrumbes de nidos se explican por circunstancias meteorológicas, pero otra tiene relación directa con malas prácticas. Apunta el informe que ocho parejas de buitre negro perdieron sus crías entre junio y julio pasado, meses después de la época de puesta, "lo que sólo puede explicarse por la incidencia del veneno". Y éste, asegura el responsable de proyecto de Ándalus, "es el principal problema que tenemos en Huelva, aunque esta especie, en la mayoría de los casos, sea una víctima indirecta".

Desde la asociación ecologista se insiste en la necesidad de mejorar la gestión de los montes, especialmente los públicos. Subrayan que el 70% de la zona está repoblada con eucaliptos y pinos piñoneros y marítimos, donde el éxito reproductivo es de sólo un 56% entre las parejas de buitre negro con nido. Gran parte de la culpa, señalan, es la coincidencia de los periodos de tala y otros trabajos en el monte con el de la puesta, entre marzo y abril. En terrenos óptimos para la especie, con alcornoques, encinas y pinos aislados entre matorral, el índice sube hasta el 86%.

"En un monte limítrofe con talas de eucaliptos -indica el informe de 2013- sólo tres de diez parejas tienen éxito reproductivo". En el fondo de estos números se encuentra la clave que los ecologistas recalcan: el buitre negro no está actualmente en vías de extinción pero sigue siendo una ave protegida. "No lo olvidemos nunca", concluye.

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