Anillan los cinco primeros pollos de águila pescadora de 2024 en Marismas del Odiel

Marismas del Odiel cuenta con siete nidos de águila pescadora

Este año se espera el nacimiento de 15 ejemplares en el territorio de mayor concentración de parejas reproductoras de España

Imágenes del anillamiento de tres pollos de águila pescadora nacidas en el Paraje Natural Marismas del Odiel

Anillamiento de águila pescadora en el Paraje Natural de Marismas del Odiel. / Rafael García Rebollo
Lourdes Morillo Moyar

27 de mayo 2024 - 19:13

Huelva/Los cinco primeros pollos de águila pescadora han sido anillados a lo largo de este lunes en el Paraje Natural de Marismas del Odiel, territorio que cuenta con una mayor concentración de parejas reproductoras de España.

En este caso, se trata de los ejemplares procedentes de una pareja sedentaria -no realiza migraciones estacionales- del entorno compuesta por un macho originario del citado paraje natural en 2014 y de una hembra nacida en el Parque Nacional del Archipiélago de Cabrera, en las Islas Baleares, en 2011 y que crían juntos desde 2016.

Los trabajos de anillamiento son cruciales para controlar la evolución y los desplazamientos de los ejemplares en los movimientos que realizan durante los próximos años, proporcionando la información suficiente para la adecuación del entorno y datos acerca de la idiosincrasia de la propia especie.

El grupo encargado de las funciones de anillamiento, integrado por el director-conservador del Paraje Natural Marismas del Odiel, Fidel Astudillo, el personal veterinario del Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA), el ornitólogo José Manuel Sayago, agentes de Medio Ambiente y técnicos de mantenimiento de la Reserva de la Biosfera han tomado muestras de sangre y han medido y pesado a las crías, además de colocar las anillas que registran la existencia de los pollos. A los trabajos de anillamiento también ha asistido el delegado territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Pedro Yórquez.

Trabajos de anillamiento del águila pescadora en el Paraje Natural de Marismas del Odiel. / Rafael García Rebollo

Las muestras biológicas y biométricas tomadas por los veterinarios del CREA permiten un estudio sanitario de los pollos de una especie que se ha convertido en un emblema del Paraje Natural.

Según José Manuel Sayago, profesional con más de 30 años de especialización en la rapaz, "el anillamiento ocurre cuando las crías tienen unas cinco semanas de edad, puesto que hasta aproximadamente las siete semanas no comienzan a volar".

Trabajos de anillamiento del águila pescadora. / Rafael García Rebollo

El anillamiento es una herramienta científica que permite tener un mayor conocimiento de la especie, de su biología, rutas migratorias o longevidad. "La información proporcionada por el anillamiento es fundamental en la medida en la que permite conservar la especie". "Se determina el sexo de los individuos en función de su tamaño: las hembras cuentan con una mayor envergadura y peso".

Los peligros a los que se enfrenta una especie principalmente migratoria como la del águila pescadora -aunque también cuentan con ejemplares sedentarios en Marismas del Odiel- acechan principalmente durante los procesos migratorios. "En la migración mueren casi el 80% en el primer año de vida, puesto que, en la mayoría de los casos, cruzan el desierto del Sahara y perecen en el intento", cuenta el ornitólogo.

Trabajos de anillamiento del águila pescadora. / Rafael García Rebollo

El regreso de las aves que han sido marcadas en sus primeras semanas de vida a través del anillamiento supone para los profesionales y expertos "la esperanza de aumentar poco a poco la población de una especie categorizada como vulnerable", permitiendo que se aumente el número de parejas.

En lo que a esperanza de vida se refiere, un ejemplar de águila pescadora puede llegar hasta los 27 años de edad. "La mayor motivación en el trabajo con esta especie se materializa cuando observas que regresa a la zona de reproducción después de varios años de haber abandonado el territorio. Es satisfactorio cuando ves a un ejemplar de 20 años y te preguntas, ¿qué habrá vivido este animal durante toda su ruta?", concluye Sayago.

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