Manzanilla recuerda al abuelo desaparecido como un vecino "ejemplar"
Quienes conocían a Antonio dudaron siempre de que quisiera acabar con su vida de manera intencionada al lado de su nieto. Era él quien cuidaba a diario del pequeño mientras sus padres trabajaban.
Manzanilla da el último adiós al abuelo desaparecido con su nieto.
La autopsia descarta el suicidio de Antonio Blanco.
La madre del niño confía en su recuperación.
Antonio Blanco y su familia se trasladaron a Manzanilla desde Aznalcóllar y Paterna del Campo en el año 1998 por motivos de trabajo y desde entonces han estado residiendo en la localidad condal. "Unos 35 años aproximadamente", afirma el alcalde, Cristóbal Carrillo.
El desaparecido con su nieto el pasado miércoles ha vivido todos estos años junto a su mujer, su madre (la bisabuela del pequeño), una tía y un tío, en una pequeña vivienda en la zona conocida en el pueblo como 'las casas baratas'.
El hombre, hace unos ocho años fue operado de un brazo y perdió la movilidad. Esto provocó su baja laboral por incapacidad e hizo que cayera en depresión. Además, ya padecía diabetes, lo que complicaba aún más su estado de salud. "Él ya había trasladado varias veces en casa que quería quitarse de en medio, pero sus familiares no lo habían tomado enserio. Lo veían como una forma de expresarse dentro de su estado depresivo", explican desde el Ayuntamiento.
La razón por la que estaba con su nieto en el momento de su desaparición es sencilla. Era el abuelo quien cuidaba del niño siempre mientras sus padres y el resto de familiares trabajaban. "El niño siempre se quedaba a cargo de Antonio", afirma Carrillo.
La tarde que Antonio y Daniel desaparecieron, el hombre acudió a su médico porque "tenía un dolor en el pie". Después de la consulta, ambos iban a ir a La Palma pero no llegaron a hacerlo, notificándose alrededor de las 19:15 su desaparición. Según relata el alcalde, la voz de alarma la dio la mujer de Antonio y abuela del niño, que tras no localizarlos, llamó al Ayuntamiento para pedir ayuda.
A partir de ahí comenzó una interminable labor de búsqueda en la que participaron el alcalde, varios miembros de la corporación municipal y dos vigilantes del consistorio alrededor del término municipal "al completo", recorriendo además las tres fincas donde trabajó hace tiempo el hombre, una de ellas en Villamanrique.
Juan Camacho, teniente de alcalde, fue la última persona que llamó al abuelo desaparecido. Asegura que Antonio descolgó el teléfono alrededor de las 3 de la madrugada del jueves, pero no habló ni dijo nada. "Se mantuvo un silencio que duró unos dos segundos hasta que se perdió el contacto telefónico".
La zona en la que aparecieron, explican, era un terreno que no tiene difícil acceso pero que estaba en malas condiciones debido a la lluvia y al mal tiempo. En concreto, unos vecinos localizaron el vehículo del abuelo y el niño entre la Dehesa Espina, lugar donde se celebra la romería de Villarrasa, y el desvío hacia Rociana. "Aparecieron en el lado contrario donde la Guardia Civil comenzó la búsqueda, que iba a partir desde la zona de La Peñuela".
Con todo, y a pesar de las primeras hipótesis que apuntaban a un posible suicidio, quienes conocían a Antonio dudaron siempre de que quisiera acabar con su vida de manera intencionada al lado de su nieto. "Era un vecino ejemplar que manifestaba un enorme cariño por el pequeño. Daniel era su luz dentro del estado depresivo que tenía. Por eso nosotros hemos descartado desde el primer momento que Antonio quisiera hacerle daño a nadie y mucho menos a su nieto", contaba Juan Camacho.
"Hubo una concatenación de causalidades que al final llevaron a su muerte. Quizá por su cabeza pasara o no la idea del suicidio, pero finalmente fue la adversidad del tiempo al caer la noche la que provocó que él se desorientara, se quedara el coche en mitad del campo y sufriera una hipoglucemia que acabaría con su vida", apunta el alcalde.
Un vecino sencillo y trabajador que no salía mucho por el pueblo
Quienes le conocieron aseguran que era un buen hombre, trabajador y sencillo. "Trabajaba en una finca de Villarrasa y se le veía poco por el pueblo. Pero era buena persona y quería mucho a su nieto", cuenta un vecino a este periódico al observar el vaivén de cámaras y medios de comunicación pasar junto al Ayuntamiento.
En los bares de la zona tampoco se habla de otra cosa. El trágico suceso de Antonio y su nieto Daniel mantiene en vilo a todo el municipio, donde estos días se especula con multitud de hipótesis y datos entorno a la desafortunada desaparición. "Era un hombre que no salía mucho ni se dejaba ver por los bares", cuentan en el bar más cercano a su domicilio habitual.
Este viernes su pueblo de adopción le ha dedicado el último adiós en la Iglesia de Nuestra Señora de la Purificación en Manzanilla. Los restos de Antonio han sido trasladados posteriormente al Tanatorio del Atlántico en Huelva, donde ha sido incinerado.
Ahora, todas las miradas se centran en el pequeño Daniel, ingresado desde el jueves en la UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
En declaraciones a los medios de comunicación a las puertas del hospital la madre ha explicado que cuando se encontraron al menor estaba "en coma por hipotermia e hipoglucemia", pero su estado se ha derivado de la "falta de oxígeno al estar encerrado tantas horas en el coche". Habrá que esperar durante las próximas horas para conocer cómo sigue evolucionando el niño de 22 meses. Con todo, la familia mantiene la esperanza, ya que, han asegurado, "los médicos dicen que vamos a salir de esta".
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