Antonio Hierro In memoriam

Antonio Hierro In memoriam
Antonio Hierro In memoriam
Fernando Barranco / Punta Umbría

16 de noviembre 2012 - 05:01

Recuerdo cuando a Antonio Hierro se le murió su amigo del alma Antonio Morales en plena juventud, y le escribió una despedida muy bonita en la revista de las fiestas de verano, que empezaba con la letra de una sevillana…" Ese vacío que deja el amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se puede llenar..."

Hace más de cuarenta años que Antonio escribió ese obituario y hoy me toca a mi en nombre de todos sus amigos y compañeros del Ayuntamiento de Punta Umbría, escribirle una letras de adiós a quien fue durante muchos años, nuestro compañero, jefe, amigo y maestro.

Antonio tenía el perfil de un fiel servidor de lo público, era un funcionario de pura sangre que empezó a trabajar en el Ayuntamiento recién constituido tras independizarse de Cartaya. Sus primeros pasos administrativos los dio junto al primer Alcalde de la independencia, Antonio Gil Hernández, y con el secretario, Don Manuel Muñiz, de quien absorbió tantas enseñanzas y tan buenas que luego él no dudó en enseñarnos a todos los que le rodeábamos.

Después siguió aprendiendo con los problemas cotidianos y todos seguimos aprendiendo de él. Su sabiduría y su saber resolver problemas dejó escuela para siempre.

Ahora es él el que nos deja. Se ha marchado en silencio, casi como fue toda su vida, un hombre callado que no hablaba para no molestar pero que cuando decía algo era para sentenciar.

Trabajó con casi todos los Alcaldes y todos lo admiraron por la solución acertada que daba a los problemas. Su capacidad de trabajo era asombrosa, su memoria era sorprendente.

En los últimos tiempos y ante la imposibilidad que tenía para salir de casa, se refugiaba en su ordenador y participaba en coloquios de las redes sociales con el único tema: Punta Umbría. Nos llamábamos a menudo para recordar cosas, él confiaba en mi memoria y yo en la suya y nos consultábamos anécdotas y curiosidades.

Antonio se despedía de su amigo en aquella carta que cité, pidiéndole en silencio que desde el cielo intercediese por nosotros ante la Virgen del Carmen, desde la situación de privilegio en la que se encontraba.

Hoy eres tu querido amigo el que se encuentra en ese lugar y utilizando tus mismas palabras pídele a nuestra patrona por este tu pueblo al que tanto amabas. Nosotros ,desde aquí abajo, a la misma Virgen del Carmen le pedimos que te acoja y desde allí nos sonrías.

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