Cáritas Diocesana atiende en 2018 a más de 14.000 personas en Huelva

Huelva

El número de beneficiados por las acciones llevadas a cabo en la provincia asciende a 25.599. Mujer con una edad media y con familia a su cargo es el perfil básico del usuario

Instalaciones de Cáritas Diocesana de Huelva. / Alberto Domínguez
T. Lojo

21 de junio 2019 - 06:00

Huelva/Cáritas Diocesana de Huelva atendió en 2018 a 14.091 personas en la provincia onubense, lo que supone una reducción del 22% respecto al año anterior, lo que se cifra en 3.980 usuarios menos. Esta disminución se debe a un cambio en el modelo de intervención de la entidad, que ha pasado de la asistencia básica a un tratamiento integral familiar.

El número de beneficiados por las acciones llevadas a cabo asciende a 25.599 personas, 8.371 menos que el año anterior, y las atenciones realizadas a 135.327, lo que significa 27.161 más que en 2017. Se registraron entonces 108.166, lo que supone un incremento del 25%.

Todos estos datos se recogen en la Memoria General de 2018, que la directora de Cáritas Diocesana de Huelva, Pilar Vizcaíno, y la responsable de Comunicación y Relaciones Externas, Peña Monje, presentaron ayer en las instalaciones que la entidad tiene en Cantero Cuadrado. Un documento que recoge la realidad social de la provincia onubense así como el trabajo que realizaron los setenta y cinco equipos de Cáritas Parroquiales y los Servicios Diocesanos.

Según indicó Vizcaíno, el perfil básico de las personas que atiende Cáritas Diocesana de Huelva es el de una mujer con una edad media y con familia a su cargo.

Para todas estas acciones Cáritas Diocesana de Huelva contó con 3.062.627 euros, procedentes en un 36% de ingresos parroquiales, obtenidos a través de campañas, colectas y acciones puntuales promovidas por la Iglesia; el 25% son donaciones y legados; el 30% proviene de fuentes públicas y el 9% de privadas. El porcentaje de las donaciones y legados ha pasado del 8% de 2017 al 25%.

El 40% de los recursos económicos se han destinado al programa de Familia, Acogida y Asistencia; el 32% al de Exclusión, el 11% al del Empleo; el 10% a Servicios Diocesanos; el 5% al área de Formación y Animación Comunitaria y 2% al de Comunicación.

La responsable de Comunicación explicó que se reduce el porcentaje de los recursos económicos que se destinan a Familia, Acogida y Asistencia en beneficio del área de Exclusión. En 2017 se invirtió en Familia, Acogida y Asistencia el 44%, y en Exclusión el 21%.

De los 14.091 ciudadanos atendidos el pasado año, 10.894 corresponden a los programas de Acogida; 1.308 al de Migrantes (el programa de asentamientos); 801 al de Personas sin hogar (Centro de Día Puertas Abiertas y Casa de Santa María); 703 al de Familia, en el que se incluyen proyectos de infancia, mujer, acompañamiento de mayores, infancia y el de menores Educar para crecer ; 360 al departamento de Empleo y 25 requirieron acciones vinculadas a la salud.

Para poder atender a los más desfavorecidos ha sido fundamental el papel de los voluntarios, un total de ochocientos, cien más que en 2017, así como de los socios, que llegan a los 3.161, y las empresas colaboradoras, una veintena.

Peña comentó que el incremento del número de atenciones se debe a que “el trabajo se realiza de manera integral, ya que la cronificación de la pobreza a muchos colectivos les hace depender de Cáritas”.

Vizcaíno manifestó que el modelo de trabajo de Cáritas ha pasado de centrarse en una atención primaria asistencial a volcarse en las atenciones a la familia para que la “promoción del ser humano sea posible, no queremos la cronificación de la pobreza”.

Señaló que “los colectivos excluidos son cada vez más pobres”. Entre las razones de la cronificación de la pobreza apuntó la inestabilidad del empleo, “que les hace más difícil salir adelante”; la dificultad para el acceso a la vivienda, tanto para adquirir un inmueble como para alquilarlo, ya que “los alquileres han subido”, lo que conlleva que hay personas “que se están hacinando en viviendas, hay familias enteras compartiendo una habitación”, así como que “ocupen viviendas vacías” o que se vayan “a vivir a asentamiento de la provincia”.

Otra de las causas de la cronificación es la pobreza intergeneracional. Incidió en que las escasas posibilidades para que los niños adquieran una formación adecuada llevan consigo “que esos niños el día de mañana serán usuarios de Cáritas y otras oenegés”.

En el Centro de Puertas Abiertas se han realizado 4.000 atenciones más que en 2017, “han pasado más personas por el Centro de Día de Personas sin Hogar”.

En relación a los recursos residenciales, disponen de varias casas de acogida con un total de 33 plazas, entre ellas está la Casa de los Milagros, “y hay muchos enfermos en situación de exclusión que llaman a nuestras puertas y no tenemos plazas”. En la Casa Santa María hay quince plazas, y hay diecisiete personas acogidas, y la Casa de la Buena Madre, “ está a tope. No podemos atender a más personas”.

La directora de Cáritas Diocesana de Huelva indicó que “hay personas que acuden como si fuera un albergue, y no es un albergue”, tiene casas de acogida “para aquellos procesos que necesiten los usuarios para adquirir su independencia y su promoción”.

Subrayó que “estamos totalmente saturados y no damos abasto, cerca de 300 personas nos han solicitado que las acojamos, pero tenemos nuestros límites”. En este sentido, destacó que un tercio de los ciudadanos en exclusión son mujeres.

Por otra parte, denunció la ausencia de recursos formativos para el empleo, “lo que impide a las personas con poco nivel formativo poder competir en un mundo tan competitivo”, y pidió alternativas formativas y recursos asistenciales para los chavales que salen al cumplir los dieciocho años de los centros de menores.

Uno de los asentamientos existentes en la provincia onubense. / jOSUÉ CORREA

Vizcaíno pide que se abastezca de agua a dos asentamientos

Cáritas Diocesana de Huelva denuncia que no se le da una solución a los asentamientos existente en la provincia onubense. Su directora, Pilar Vizcaíno, indicó que están “un poco cansados de ser como una voz que predica en el desierto”. Subrayó que las personas que residen en estos poblados chabolistas “tienen derechos igual que nosotros y vienen a trabajar”.

La entidad quiere que el modelo de asentamiento se erradique pero mientras estas personas están ahí, “como trabajadores que son necesitan unas condiciones mínimas y dignas para vivir, que no tienen”. Señaló que estos asentamientos “se pueden convertir en focos de exclusión” y para evitarlo Cáritas hizo una asamblea con aquellos que viven en estos poblados para conocer cuáles son sus principales necesidades y le transmitieron que su prioridad es el agua.

Cáritas pide que los ayuntamientos tomen conciencia de esta situación. “Sabemos que no tienen derecho a que se instalen unas tuberías porque no es zona urbanizable, pero por justicia social se les tienen que dar una respuesta a estas personas durante el tiempo que vienen a trabajar a Huelva”.

Se les ha solicitado a los ayuntamientos de Lucena del Puerto y de Moguer que se abastezca de agua a dos asentamientos mientras dure la campaña, que busquen la fórmula de llevar agua. “Es un derecho que a todo ser humano nos corresponde, el agua es la vida, sin agua no podemos vivir y sin agua nuestra salud se deteriora”.

Apuntó que “vivimos en una sociedad de contrastes”. Recordó que en la romería del Rocío empresas han suministrado agua para los peregrinos e incluso “se ha echado agua a los caminos para que los caballos no levanten más polvo”.

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