El Carnaval de la isla de La Figuereta, historia feliz del pueblo

La fiesta isleña por antonomasia hunde sus raíces mas genuinas en los años siguientes al fatídico terremoto de Lisboa

Conjunto de cabalgata 'Fantasía de mariposa'. A la derecha, la alcaldesa, María Luisa Faneca, con guitarra, hace 39 años.
Conjunto de cabalgata 'Fantasía de mariposa'. A la derecha, la alcaldesa, María Luisa Faneca, con guitarra, hace 39 años.
Begoña Flores / Isla Cristina

16 de febrero 2009 - 05:01

El Carnaval de Isla Cristina va prácticamente unido al nacimiento de la entonces isla de la Figuereta, que se fundó a partir del famoso y trágico terremoto de Lisboa en noviembre de 1755. El nombre fue puesto por los primeros pobladores catalanes, que traducido al castellano sería La Higuerita como hoy en día se le sigue llamando cariñosamente, especialmente los más mayores.

Los primeros habitantes eran pescadores que pasaban temporadas en la isla y que al finalizar éstas, celebraban las fiestas de carnaval que también tenían lugar en sus lugares de origen en la misma fecha, Mataró y Canet de Mar. Además lo hacían como broche de oro de la campaña de la pesca en el que también se realizaba el "entierro de la sardina" , simbolizando la muerte de una temporada de pesca y abundancia para la siguiente.

Poco a poco los pescadores isleños se fueron involucrando en estas celebraciones.

Con los años estas fiestas fueron arraigándose entre la población, adquiriendo el máximo esplendor en el siglo XIX, cuando se iniciaron los bailes de antifaces y máscaras, recibiendo incluso numerosas visitas de Portugal, de localidades pesqueras que tenían gran relación con la isla, Villa Real de Santo Antonio, Olhao o Faro.

Aunque los chascarrillos cantados existieron casi desde la celebración del carnaval, es en el siglo XX donde comienzan los acordes musicales con un tono revolucionario, coincidiendo además con los vínculos pesqueros con la capital Gaditana y su provincia, isleños que acudían allí a trabajar a las almadrabas de Barbate o Santi Petri en Chiclana, intercambiando ideas.

De hecho, cuenta la historia que en el año 1906 el coro de carnaval más importante entonces de Cádiz, Los Anticuarios, visitó Isla Cristina cantando su famoso tanguillo 'Los duros antiguos'.

Prácticamente desde la celebración de los carnavales habían existido pandillas que se dedicaban a pregonar con entonación chismorreos y noticias acontecidas con letras picantes o alusivas a rencillas políticas.... o trágicas, era como "un periódico local cantado", aunque también cantaban temas genéricos.

Con los años estos grupos se fueron dividiendo en coros, comparsas y murgas, diferenciándose entre otras cosas por el tipo de instrumentos que tocaban, el número de componentes o las letras románticas, poéticas y humorísticas.

Con el paso de los años y en vista de las agrupaciones que se formaban para cantar comenzaron a rivalizar en concurso en la década de los 30, que detuvo bruscamente la Guerra Civil.

En 1968 comienza lo que se llama la etapa contemporánea del carnaval y el concurso, que hasta nuestros días ha seguido celebrándose ininterrumpidamente dando paso a la 42 edición desarrollándose en su mayoría en el desaparecido teatro Gran Vía llamado también popularmente Coliseo del carnaval , y a partir del 2003 en el actual Horacio Noguera.

Sin duda, el carnaval adquiere gran protagonismo en la calle, no olvidando que ahí es donde nace si volvemos a remontarnos a los inicios en la isla.

Por este motivo se van realizando cada vez más actividades y bailes destinados a las mujeres, que también va adquiriendo su papel de costurera confeccionando los disfraces de sus maridos o familiares que forman parte de alguna agrupación.

Fueron los tiempos del popular 'baile rosa'.

Todo esto sufrió un paréntesis de varios años, cerrando así lo que se llamó la 'Etapa de Oro'.

Pero en los años 50 y tras una década de parón y prohibición, los isleños se echaron a la calle disfrazados con la cara descubierta para ver la reacción de las autoridades locales que perseguían a los atrevidos, al ver que no pasaba nada, los más jóvenes imitaron a los primeros, consistiendo a veces la diversión en salir corriendo delante de la Guardia Civil.

Así se fue retomando nuevamente las llamadas durante un tiempo "fiestas típicas de invierno", sustituyendo a la palabra carnaval que parecía encerrar otro significado más pagano.

El concurso de agrupaciones se retomó en 1968 donde la murga 'Los Yeyés de los años 30' ganó el primer premio: 8.000 pesetas.

Hay que destacar las letrillas ingeniosas que siempre han llevado los grupos en su repertorios, y es que isla Cristina presume de tener grandes autores, con fina sensibilidad y buena pluma a la hora de escribir demostrando gran talento, muchos de ellos han sido o son marineros, y han escrito numerosos pasodobles o cuplés embarcados. Pongamos como ejemplo un carnavalero completo ya jubilado pero toda su vida dedicada a la mar, Juan Cárdenas, al que se le conoce como "el poeta marinero".

A principios de los 90 compuso un estribillo para una murga que ganó el primer premio, siendo desde entonces el más cantado en el carnaval de calle, una letra que describe como se desarrolla la semana de calle: "Después del concurso la gran cabalgata, lunes de disfraces, martes con la marcha, miércoles viuda, jueves preocupao, viernes haciendo cuentas de lo que dejé fiao, luego baile rosa y para terminar, domingo piñata y al carajo el carnaval".

Con el tiempo los carnavales en Isla Cristina van tomando la forma que hoy en día tiene (aunque con algunas diferencias).

Por ejemplo, en 1969 tiene lugar la elección y coronación de la primera reina juvenil del carnaval y su corte de honor, se organiza la primera cabalgata y se vuelve a celebrar el simbólico "entierro de la sardina" aunque en domingo de piñata, posteriormente se pasaría al miércoles de ceniza. Y ya casi metido en los 80, las "fiestas típicas de invierno" que había sido como un comodín para denominar esta celebración, van desapareciendo y vuelve a usarse la palabra carnaval.

Hoy son ya casi 30 años de evolución, de logros conseguidos que han ayudado a la consagración siendo el carnaval más importante de la provincia y uno de los primeros de Andalucía. Dividiéndose en dos semanas, la semana de concurso y la llamada semana se calle, la oficial, la que libera el alma del isleño, de los poetas. Con la idiosincrasia del isleño se ha superado todo tipo de vicisitudes, ganando a una época prohibida, luchando contra los intereses políticos y sociales. Todo ha valido con tal de ganar las fiestas hasta en presencia femenina.

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