Cuando los corsarios portugueses saquearon Lepe y Gibraleón, matando 80 personas, por un 'lío de faldas'

Sucedió en 1336, durante el conflicto bélico que enfrentó a las coronas de Castilla y Portugal, uno de cuyos detonantes fue la relación extramatrimonial del rey castellano Alfonso XI a espaldas de su mujer, la infanta María de Portugal

El Algave y la costa de Huelva en Portugalliae que olim Lusitania, novissima & exactissima descriptio, de Fernando Álvares Seco. Biblioteca Nacional de Portugal, C.C. 399 V / M.G.
Jordi Landero

09 de octubre 2022 - 06:08

Huelva/El río Guadiana, que desde hace ya décadas es un importante nexo de unión entre los habitantes de uno y otro lado de sus orillas, no siempre ha tenido ese carácter. Son numerosos los pasajes de la historia en los que dicho accidente geográfico ha supuesto una barrera no solo natural, sino sobre todo política, ya que en sus márgenes se han librado históricamente numerosas batallas, conflictos bélicos y escaramuzas, propiciadas no tanto por los pobladores de ambos lados de la Raya -seguramente los menos interesados en ello-, sino por quienes en cada etapa de la historia han ostentado el poder en los territorios que se extienden tierras adentro de lo que actualmente son España y Portugal.

Las causas de esta conflictividad han sido muy variadas, aunque casi siempre han estado ligadas al dominio del territorio, a la ostentación de poder económico o a la defensa de los intereses particulares de quienes han gobernado a uno y otro lado de sus orillas, aunque al menos en esta ocasión dicha motivación, por increíble que parezca, ha estado en lo que popularmente se conoce como un 'lío de faldas'.

Es lo que pasó en la contienda que enfrentó a las coronas de Castilla y de Portugal entre los años 1336 y 1339, cuyo origen los historiadores sitúan en la humillación pública que para la monarquía portuguesa supuso la relación extramatrimonial que mantuvo abiertamente el rey Alfonso XI de Castilla con la noble también castellana Leonor de Guzmán, a espaldas de la mujer del primero, la infanta María de Portugal, hija del entonces monarca luso Alfonso IV.

Como si de la teoría del 'efecto mariposa' se tratase, la cual defiende que "el batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo", dicho 'lío de faldas' palaciego acabó, por ejemplo, con el ataque y saqueo de los pueblos onubenses de Gibraleón y Lepe, que se saldó con el trágico balance de 80 leperos muertos -incluido su alcalde- y una cifra desconocida de víctimas olontenses, según las crónicas que han llegado hasta nuestros días con el relato de dichos acontecimientos.

Galera medieval em Portugalliae que olim Lusitania, novissima & exactissima descriptio, de Fernando Álvares Seco. Biblioteca Nacional de Portugal, C.C. 399 V / M.G.

Así lo ha sacado recientemente a la luz el historiador portugués Fernando Pessanha, miembro de la Asociación Ibérica de Historia Militar y responsable del Archivo Histórico António Rosa Mendes de la Cámara Municipal de Vila Real de Santo António, quien ha publicado un trabajo de investigación que lleva por nombre 'La expedición militar del corsario portugués D. Gonçalo Camelo a las costas de Huelva en 1336'.

El estudio fue publicado a principios de 2022 en la revista 'Huelva en su Historia' de la Universidad Onubense, y simultáneamente por la Editorial Guadiana una separata en castellano y traducida por la editora onubense Adela Mora, que es también la autora del diseño de la portad. En estos momentos el investigador trabaja en la publicación de la edición original en portugués en la revista de la Asociación Ibérica de Historia Militar.

Según ha indicado Fernando Pessanha a Huelva Información, esta incursión lusa en el litoral onubense fue solo un episodio más en un conflicto cuyas hostilidades se iniciaron cuando una flota portuguesa que navegaba por los mares del Atlántico Sur con el fin de acabar con unos piratas que atacaban asiduamente las costas portuguesas sufrió importantes daños como consecuencia de un fuerte temporal. En medio del clima de tensión política que entonces se vivía entre las coronas lusa y castellana por la humillación de la infanta María de Portugal, la diezmada flota portuguesa fue atacada en aguas de Cádiz en lugar de recibir la ayuda que había solicitado.

El investigador luso Fernando Pessanha muestra un ejemplar de su estudio en Ayamonte / Jordi Landero

En este contexto, el rey Alfonso IV de Portugal entregó al corsario Gonçalo Camelo una flota firmada por una veintena de barcos, entre galeras y naos, y 2.000 hombres, con la orden de atacar la costa onubense. Previamente se habían producido por tierra varias incursiones lusas contra antiguas posesiones portuguesas en el interior de la actual provincia de Huelva, como fueron los casos de Aroche, Aracena o Cortegana.

La armada partió de Lisboa a finales de agosto de 1336 y, tras bordear el cabo de San Vicente, pasó de largo por la desembocadura del Guadiana, sin atacar Ayamonte, por estar entonces esta ciudad fronteriza castellana prevenida ante posibles ataques lusos, y por tanto bien protegida por el señor de Ayamonte, Juan Alonso de Guzmán, con una guarnición militar.

El plan del corsario luso era atacar las posesiones del noble castellano por la retaguardia, de ahí que la flota se adentrase en el río Piedras para realizar un primer ataque al municipio de Lepe. Posteriormente la flota navegó hasta la desembocadura del Odiel, río que remontó para atacar Gibraleón. Finalmente regresó a Lepe, que fue atacada de nuevo, para concluir la expedición regresando a Lisboa.

Como consecuencia de la incursión el rey castellano Alfonso XI se enfureció y envió una flota desde Sevilla para contrarrestar el ataque del corsario portugués, con la mala fortuna de quedar devastada como consecuencia de una fuerte tempestad, que por el contrario produjo muchos menos daños a la flota portuguesa, la cual logró finalmente llegar a Lisboa con los supervivientes de los combates, y del posterior temporal.

Según insiste el investigador, éste fue "solo un episodio de una guerra mucho más amplia, pero que hasta el momento no había sido estudiado desde una perspectiva científica y crítica", ya que los historiadores contemporáneos que han escrito sobre la expedición militar de Gonçalo Camelo "han sido muy ambiguos, y hasta contradictorios en algunos casos". De ahí "la necesidad de aclarar lo que pasó, que no deja de formar parte de la extensa y rica historia naval que comparten las regiones del Algarve portugués y Andalucía".

Portada de la separata del estudio de Pessanha, obra de Adela Mora a partir del documento Portugalliae que olim Lusitania, novissima & exactissima descriptio, de Fernando Álvares Seco. Biblioteca Nacional de Portugal, C.C. 399 V / M.G.

"Las crónicas de época valen lo que valen -añade- y por eso es siempre necesario hacer un análisis crítico de los cronistas, que estaban al servicio, y por tanto pagados, por sus respectivas coronas".

Como ya se ha adelantado, en el caso del saqueo de Lepe, las crónicas lusas de 1419 hablan de 80 vecinos muertos, así como de 25 portugueses. "Y aunque son textos cuyos datos pueden haber sido exagerados por los cronistas portugueses", para Pessanha "hay que tener en cuenta que los leperos fueron pillados por sorpresa, que se trataba de gente dedicada básicamente al cultivo de la tierra, y que los corsarios eran hombres acostumbrados y entrenados para la guerra y estaban mucho mejor armados". Las crónicas hablan incluso de la muerte del alcalde lepero de la época, Nuño Portocarrero.

En el caso de Gibraleón, prosigue el investigador, el caserío no llegó a ser atacado, y sí sus arrabales o terrenos de cultivo, los cuales fueron saqueados. Además, detalla Pessanha, tuvo que ser éste un "ataque relámpago" porque los portugueses "sabían que si eran alcanzados en el interior del Odiel por una hipotética reacción militar castellana, hubiesen quedado bloqueados y atrapados en el interior del río".

Algunos historiadores portugueses han calificado la incursión en las costas de Huelva como un desastre, mientras que otros han hablado de una gran victoria. Para Fernando Pessanha, en base a su investigación "no fue ni una cosa ni la otra ya que ambas partes perdieron, pese a que en las filas castellanas se produjeron más bajas y a que varias de sus villas fueron saqueadas".

La reacción no se hizo esperar y al año siguiente, por orden de Alfonso XI, el ejército castellano atacó el castillo de Castro Marim, aunque "de forma infructuosa", así como otras villas lusas como Tavira o Loulé.

Pessanha destaca finalmente que las fuentes para la elaboración de su estudio han sido prácticamente todas portuguesas, ya que los cronistas castellanos de Alfonso XI "han omitido esta campaña militar en sus textos, así como todo el periodo comprendido entre finales de junio de 1336 y mediados de septiembre del mismo año, que "es exactamente cuando se produjo la incursión lusa, concretamente entre finales de agosto y principios de septiembre".

Gonçalo Camelo, hombre cercano a la corona y con mucho poder en la marina militar portuguesa

La identidad del corsario elegido por el rey luso para la expedición militar en las costas de Huelva ha sido uno de los asuntos que más ha llamado la atención de Fernando Pessanha. Y es que, según relata a esta redacción, es de destacar que dicha misión no fuese encomendada al almirante de la corona portuguesa, entonces Manuel Pessanha.

Según prosigue el investigador, los motivos que explicarían este hecho son por una parte que el almirante se encontraba preparando otra flota portuguesa con el objeto de atacar las costas gallegas.

Pero, "¿por qué Gonçalo Camelo? " o "¿quién era este corsario?", se preguntó Pessanha. Hasta que descubrió por sus apellidos, y tras analizar el árbol genealógico de su familia, que se trataba de un hombre muy cercano a la corte, que se había ganado la confianza del monarca luso, que estaba casado con la nieta del almirante que antecedió en el cargo a Manuel Pessanha y que, por tanto tendría gran poder e influencia en la marina de guerra portuguesa, y que había apoyado al rey portugués Alfonso IV en la guerra civil que éste había mantenido años atrás contra su propio padre.

Esta conjunción de elementos -concluye- habría sido "fundamental" a la hora de elegir al corsario Gonçalo Camelo para liderar este curioso ataque portugués a las costas de Huelva, del que poco se ha ocupado la historia hasta ahora.

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