Costas redestribuye la arena de Islantilla para soterrar los lodos

Por segundo año consecutivo, el efecto de los temporales del invierno, las corrientes, las mareas, el oleaje y la dinámica del litoral castigan a la Costa Las margas son fruto de un proceso natural

Capa de lodo viscoso y negro que estos días incomoda a los bañistas de la playa de Islantilla.
Capa de lodo viscoso y negro que estos días incomoda a los bañistas de la playa de Islantilla.
Dani Gómez Islantilla

playas, 12 de julio 2014 - 05:01

El pasado verano le tocó a la playa lepera de La Antilla y, en esta ocasión, la más perjudicada por el momento es la de Islantilla, que comparten el municipio lepero e Isla Cristina. Lo cierto es que por segundo año consecutivo el efecto de los temporales del invierno, las corrientes, las mareas, el oleaje y la enorme dinámica del litoral onubense vuelven a castigar las playas de la provincia dejando al descubierto en la zona intermareal una capa de lodo viscoso y negro que, cuanto menos, incomoda a los bañistas.

Esta vez los lodos han aflorado en distintos tramos comprendidos entre la playa lepera y la isleña de La Redondela, sin que por el momento afecten mucho a ambas, aunque, según indicó el pasado jueves la Mancomunidad de Islantilla, el Servicio Provincial de Costas inició ese mismo día una "actuación especial" con el objetivo de "mejorar" el estado de la línea litoral de este importante destino turístico "redistribuyendo la arena en aquellos puntos" más afectados por "arcillas con carbonatos de la era terciaria y cuaternaria, más conocidas comúnmente como margas", cuya presencia, según indicó el ente territorial, "a pesar de ser del todo inocua, puede resultar incómoda para bañistas y visitantes, no acostumbrados a este fenómeno absolutamente natural".

La intervención de Costas se está realizando por tramos, según detalló la Mancomunidad, de madrugada y en los periodos de bajamar, "para minimizar el impacto en la actividad turística". Los trabajos consisten básicamente en una "redistribución de los abundantes fondos de arena que se acumulan en la zona infralitoral más cercana a la orilla para cubrir estas arcillas, acelerando así un proceso que, de otra forma, se produciría igualmente por cauces naturales a través de las mareas, pero más lentamente".

Además, la actuación se está llevando a cabo "aprovechando el alto coeficiente de mareas habitual en esta época del año, que liberará más plataforma infralitoral de la que extraer la arena, lo que, sumado al incremento en las horas de luz en torno al solsticio de verano, permitirá realizar el mismo trabajo en muchas menos jornadas, reduciendo así las posibles molestias a turistas y residentes".

No obstante, responsables de algunos de los equipamientos de playa instalados en la zona y consultados por este periódico afirmaron que son trabajos "muy complejos", ya que "el lodo que se cubre con arena queda en ocasiones de nuevo al descubierto al día siguiente en función del tipo de marea o corrientes".

Lo que está claro es que, aunque los lodos son fruto de un proceso natural, suponen una enorme incomodidad para los bañistas, que en ocasiones roza el "miedo", según aseguró el encargado del alquiler de hamacas y sombrillas de una de las zonas más afectadas. El responsable explicó que numerosos turistas "piensan que se trata de chapapote al ver la mancha negra". Por ello, aseguró pasarse "todo el día" explicando a los usuarios de la playa que "no suponen ningún riesgo para la salud, y que se trata de algo totalmente natural en nuestras costas".

En cualquier caso, reconoció la "incomodidad" de un fenómeno que, por una parte, ocasiona que en la zona intermareal, al batir las olas contra la capa de lodo, el agua se torne "oscura y negruzca", lo cual "ocasiona una mala impresión"; y por otra, que cuando queda oculta con la subida de la marea ocasiona "numerosos resbalones y caídas entre los bañistas".

Finalmente, aseveró que este fenómeno a veces "se lleva hasta cuatro y cinco años sin darse", que en unas ocasiones el lodo aflora más en unas zonas que en otras, y que "este verano ha tocado aquí mientras que el pasado se centró en La Antilla".

Las margas, como conocen los lugareños a estas capas de lodo que afloran en la orilla de la playa, están presentes a todo lo largo de toda la línea de costa, soterradas por arena y, según explican desde la Mancomunidad de Islantilla, afloran temporalmente a través de procesos naturales en determinadas épocas del año.

Igualmente aseguraron que, "a pesar de su apariencia viscosa y negroazulada, es un sedimento absolutamente natural e inofensivo". En este sentido, la playa de Islantilla, "en su compromiso con el medio ambiente, apuesta por una mínima intervención en este tipo de procesos naturales para salvaguardar la identidad y el frágil equilibrio de este valioso entorno litoral".

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