La madre de Samuel Vizcaya dice que “mi hijo no era un narco, nos han destrozado la vida”
Crimen de Cartaya
La familia de la "víctima circunstancial" del doble asesinato pide Justicia para el joven, desaparecido el Domingo de Ramos y hallado en un pozo de una finca cartayera el Martes Santo
Huelva/Samuel Vizcaya tenía 27 años. El pasado Domingo de Ramos, 14 de abril, se levantó para ir a trabajar a una finca de Palos de la Frontera, donde recogía arándanos "de lunes a lunes". Nunca volvió a casa. Su cuerpo sin vida fue localizado dos días después en el fondo de un pozo de una parcela del camino cartayero de Los Bayos. Presentaba un disparo, una ejecución que sesgó su vida de un plumazo.
La investigación, que se sigue bajo secreto en el Juzgado de Instrucción 1 de Ayamonte, contempla al onubense de La Orden como "víctima circunstancial". El objetivo era la otra persona asesinada, Manuel Granado El SevillanoEl Sevillano, a quien le había hecho el favor de trasladarlo en el coche de su cuñada desde Huelva a Cartaya para que mantuviera un encuentro con los dos detenidos que se encuentran en prisión preventiva por esta causa, los cartayeros J.A.M.B. y J.M.P.P.
Samuel, oriundo de la calle Gonzalo de Berceo de la capital, deja mujer e hija de dos años y a una amplísima familia tocada de muerte. La madre de Samuel, Teresa Calderón; su pareja, María José de los Ríos; y sus hermanas Ana y María José Vizcaya, abren a Huelva Información la puerta de su casa y de su corazón para contar cómo están viviendo esta pesadilla.
Sin noticias de Samuel
El joven asesinado salió de casa temprano aquel Domingo de Ramos. Se despidió de su mujer con un beso, "era muy cariñoso", y puso rumbo a Palos de la Frontera en el Seat Ibiza rojo que le habían prestado su hermano y su cuñada. El suyo estaba estropeado. Se ganó el jornal entre matas de arándanos y regresó a Huelva. Le llegó entonces la petición más envenenada de su vida. Manuel El Sevillano, también conocido como El Gitano, le rogó que lo acercara a Cartaya, donde tenía una cita para un negocio.
La familia de Samuel asegura que apenas dos semanas antes "le habían presentado a El Sevillano", pero no lo conocía de nada. Sin embargo, el onubense era muy servicial. "Él no era capaz de decirle que no a nadie, era muy buena persona".
Su mujer, María José de los Ríos, se lamenta: "¡A qué mala hora le tuvo que coger el teléfono! Porque lo conocía de muy poco. Nosotros tampoco lo conocíamos". De hecho, la familia Vizcaya Calderón ha podido saber que El Sevillano pidió el mismo favor a otras dos personas antes que a Samuel, pero "esos dos chavales le dijeron que no, que no podían".
Todas las alarmas se dispararon para María José cuando se desveló en el sofá aquella madrugada y vio que el hombre de su vida no había llegado a casa. "Pensé que era raro, él no falla a su casa una noche que sabe que se tiene que ir a trabajar al día siguiente".
Una desaparición inquietante
Lo primero que se le pasó por la cabeza a María José fue "que había tenido un accidente". Llamó de inmediato "a la Policía, a la Guardia Civil, al 061, a los hospitales", pero nadie le daba ningún dato. "No me podía mover de casa porque tenia a la niña dormida. Esperé un poco, hablé con las hermanas, pero no estaba en ningún lado".
Ana Vizcaya respondió con un llamamiento a la calma. "Le dije que se quedara tranquila, porque igual había salido por la noche. Lo hacía muy poco, pero por ponerte a pensar, mejor pensar eso".
La madre de Samuel recibió una llamada a las 12:00 del lunes 15. Era la Policía Nacional. "Me preguntó por un Seat Ibiza rojo a nombre de mi nuera y ya me dijo que lo habían encontrado calcinado en el camino del cementerio, en el primer puente, camino de La Ribera". Se echó las manos a la cabeza. Sabía que su hijo tenía el coche. "Me quedé muy extrañada, llamé a mi nuera y a mi hijo y comunicaban. Me asusté mucho", afirma entre suspiros, "me dio un vuelco el corazón".
En ningún momento se le pasó por la cabeza que el niño de sus ojos, el quinto de siete hermanos, pudiera haber caído en una trampa tan turbia. "Mi hijo no era ningún narco como se ha dicho, si fuera algo de esto nosotros no daríamos la cara, ni siquiera tiene antecedentes".
El hallazgo en el pozo
Mientras familiares y amigos de Samuel lo buscaban por cada rincón que se les ocurría, la Policía continuaba con sus pesquisas, que les llevaron el martes 16 de abril, en torno a las 18:00, a localizar los cadáveres del joven y de El Sevillano en el fondo del pozo de una finca abandonada, a unos 100 metros del camino de Los Bayos, en Cartaya.
Sus seres queridos se enteraron "de la peor forma posible", porque les llegó "a través de las redes sociales", sobre las 2:00 del miércoles.
Ana recuerda que "fuimos a la Policía, nos dijeron que no echáramos cuenta, que era un bulo, que ellos estaban todavía haciendo su trabajo". Pero uno de sus hermanos puso pies en polvorosa y se plantó en Cartaya, "dio con ellos y nos llamó y nos dijo que sí, que uno de los fallecidos era mi hermano".
Mazazo de desesperanza
Hasta aquel instante los Vizcaya Calderón mantenían viva la esperanza de encontrar a Samuel con vida. Se les había pasado de todo por la cabeza, "pero esto yo nunca me lo imaginaba, jamás", confiesa entre lágrimas su madre. "Mi hijo era cariñoso, hacía con todo el mundo, nos han destrozado la vida".
Su viuda califica de "inexplicable el dolor tan grande" que sintió y que se le ha quedado agarrado al alma como una sanguijuela. Ana Vizcaya recuerda que "cuando mi hermano nos dio la noticia, no me acuerdo de nada, nos volvimos locos, porque llegamos a pensar que lo podían tener secuestrado o retenido, pero vivo".
La autopsia
Aunque la desesperación a esas horas del Miércoles Santo ya se había apoderado de la familia y había hecho a María José salir corriendo al tanatorio, lo cierto es que aquella madrugada "nos dijeron que ni los cuerpos estaban identificados ni le había hecho la autopsia", que los facultativos del Instituto de Medicina Legal (IML) de Huelva iniciaron "sobre las seis de la tarde".
Un nuevo jarro de agua fría cayó sobre la familia de la víctima onubense cuando "el forense subió a decirnos que iban a hacer la autopsia y vio a mi hermano y le dijo: "¡Uy, qué te pareces a tu hermano!". Ya ahí sí perdí la esperanza", rememora Ana Vizcaya con las manos temblorosas.
¿Cómo era Samuel?
Ana define a su hermano como un chico "humilde, buena persona y cariñoso con todo el mundo". No le gustaba estudiar, "pero le encantaban la mecánica y un palaustre, y se iba con mi marido con ocho años a hacer chapuces", enfatiza su madre, que no puede dejar de apretar la foto del joven contra su pecho. "Le encantaba arreglar bicicletas y el mundo del motor, con las pinzas de la ropa hacía los circuitos para jugar, y adoraba el motocross", apostilla Ana. Su hermana María José lo señala como "un buscavidas".
Estudió en Los Salesianos un curso de Mecánica. Luego estuvo trabajando en un autorrecambio, de repartidor de piezas y acabó montando una tienda. También abrió un 24 horas en la barriada del Carmen, donde trabajaban sus hermanas.
A su pareja, María José de los Ríos, la conoció siendo un niño y se hicieron novios. Rompieron, pero retomaron la relación al poco tiempo. "Llevamos toda la vida juntos, 11 años". Hace tres años y medio empezaron a convivir y hace dos nació la pequeña. "Se llama María José y era el delirio de su padre, pasión con él y locura, y su padre con ella". Se le entrecorta la voz al recordarlos a los dos jugando en casa "las horas y las horas, siempre pendiente de su niña".
A la cría, que no para de preguntar por él, "le hemos dicho que está trabajando, pero con todas las fotos que ve dice: "¡El papi, el papi", y le da un besito".
Samuel "siempre tenía una sonrisa en la cara para todo el mundo", recuerda su hermana Ana. Su madre agrega que "los chiquillos de la plazoleta, cuando lo veían venir con la moto hacían fila y los montaba de dos en dos, se dejaba querer... Y ha tenido que venir un desgraciado a quitarme a mi hijo".
A por la prisión permanente revisable
La familia de Samuel no conocía "de nada" a los dos investigados por su asesinato. "Creo que si hubiesen conocido a mi hermano no le hubiesen hecho eso", señala María José Vizcaya.
Ana espera "que no salgan de ahí, no quiero ni que reciban visitas y queremos que se les aplique la prisión permanente revisable; bueno, yo ni revisable, permanente, porque cuando salgan lo van a volver a hacer: uno que mata, vuelve a matar". Por ello exige "que se queden en la cárcel hasta el día que se mueran".
En la misma línea subraya María José que "tampoco creo que haya derecho a que las familias de ellos puedan ir a verlos a la cárcel, porque a mi hermano no lo vamos a ver más. Han destrozado a toda una familia, a toda una barriada y a toda la gente que lo conocía. Mi hermano no tenía culpa de nada, llevó a ese hombre a Cartaya como el que llama a un taxista y le dice que lo lleve".
Teresa abunda en que "mi hijo no ha hecho nada, lo han matado porque les ha dado la gana, porque lo podían haber dejado libre o darle una paliza y dejarlo en el campo, que verás cómo él venía para Huelva". Con el corazón encogido, la mujer expresa que "le estoy diciendo a mi hijo que me lleve con él porque yo así no puedo vivir, no puedo vivir sin él".
Manifestación el día 18
El 18 de mayo Huelva ofreció a Samuel y su familia un homenaje "muy emocionante" en Los Pitufos. "Él se merecía esa despedida, estamos muy agradecidos y no nos dejan solos", dice su mujer.
Ahora "solo queremos que se le haga Justicia". Están recogiendo firmas para que no se derogue la prisión permanente y el próximo martes 18 de junio participarán en una manifestación que saldrá a las 10:00 de la explanada de Hipercor, y que recorrerá la Alameda Sundheim y la Gran Vía hasta llegar a la plaza de Las Monjas para pedir Justicia.
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