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Dolmen de Soto: joya prehistórica española

Un estudio elaborado por varias universidades españoles en colaboración con la norteamericana de Texas equiparan el yacimiento onubense al británico de Stonehenge

Galería principal del Dolmen de Soto / Jordi Landero
Jordi Landero

21 de abril 2019 - 05:58

Huelva/Resulta muy difícil, por no decir prácticamente imposible, imaginar cómo hace 6.000 años, y sin contar con los actuales adelantos tecnológicos, nuestros antepasados pudieron llegar a mover las descomunales piedras, algunas de ellas con una altura próxima a los seis metros, con las que a lo largo del tiempo fueron construyendo, y dando forma, a lo que actualmente conocemos como Dolmen de Soto, ubicado en el paraje del Zancarrón (Trigueros).

Un monumento funerario que no siempre ha tenido la misma estructura con la que ha llegado hasta nuestros días, y que fue evolucionando y sufriendo transformaciones con el paso de los siglos, pero que actualmente podría equipararse en tamaño e importancia al mismísimo Stonehenge -con la diferencia que el primero está bajo tierra y en España, mientras que el segundo al aire libre y en Gran Bretaña- y el amplio conocimiento popular del segundo en comparación con el menor tratamiento que ha recibido el onubense.

Lo cierto es que el Dolmen de Soto es una de las mayores construcciones megalíticas de Europa, y la que más figuras armadas grabadas contiene en las estelas que dan forma y sostienen la estructura.

Y aunque las hieráticas y pesadas piedras que lo componen parecen no decirnos nada, mucho han contado sobre nuestro pasado desde que el conjunto fuese descubierto en 1923 por el albañil Manuel Guijarro, que levantaba entonces una caseta para el guarda de la finca La Lobita, propiedad del marqués Armando de Soto.

Algunas incrispciones en la piedra del Dolmen de Soto. / Jordi Landero

Tras explicarle el hallazgo de unas grandes y extrañas piedras en el paraje del Zancarrón, Armando de Soto encargó unas excavaciones cuyas conclusiones plasmó en un informe que envió a la Real Academia de la Historia. Dicha institución invitó a investigar el hallazgo al experto alemán Hugo Obermaier, que en 1924 publicó un libro que se convirtió en referencia sobre el monumento, siendo rápidamente una de las publicaciones más conocidas en la bibliografía especializada europea, si bien no entre el público en general.

Obermaier no contaba entonces con los medios actuales para su labor investigadora. Pero casi un siglo después, expertos de varias universidades españolas –Alcalá de Henares, Huelva, Sevilla, Castilla-La Mancha y UNED- conjuntamente con la norteamericana de Texas, decidieron colaborar para aplicar en el monumento las tecnologías más avanzadas.

El análisis incluye el primer catálogo para comprender el discurso en imágenes del dolmen

La investigación, iniciada hace tres años, ha permitido que las piedras del Dolmen de Soto hayan seguido hablando, y con ello revelándonos parte de sus secretos mejor guardados, que han quedado plasmados en el libro Símbolos de la muerte en la Prehistoria reciente en el sur de Europa, el Dolmen de SotoSímbolos de la muerte en la Prehistoria reciente en el sur de Europa, el Dolmen de Sot, que incluye un estudio integral del monumento, y que ha sido recientemente publicado por la Junta de Andalucía en el marco de su serie Monografías Arqueológicas.

El volumen nace con la aspiración de ser una referencia útil para el megalitismo europeo y para las numerosas personas que cada año visitan el Centro de Interpretación del dolmen de Soto, pues incluye el primer catálogo de los soportes decorados con identificación de los temas y las técnicas, además de dos desplegables que permiten al visitante ubicarse para comprender el discurso en imágenes del monumento.

El estudio arroja nueva luz sobre la trascendencia del dolmen onubense, que se encuentra bajo un túmulo de 60 metros de diámetro y que conserva más de 60 grabados de figuras que portan hachas, báculos y puñales, muchos de los cuales fueron representados hace unos 6.000 años con mantos de dibujos geométricos en rojo y negro sobre fondo blanco.

Según ha señalado a Huelva Información la catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares Primitiva Bueno-Ramírez, una de las investigadoras del proyecto, el Dolmen de Soto es “espectacular”, a lo que añade que “si hubiese estado en Reino Unido sería uno de los lugares más visitados por los turistas”.

Un equipo multidisciplinar de expertos

El equipo multidisciplinar de investigadores que ha trabajado en el dolmen de Soto ha estado integrado por Primitiva Bueno-Ramírez, Rodrigo de Balbín y R. Barroso, profesores de la Universidad de Alcalá de Henares y especialistas en el estudio de las grafías megalíticas; el arqueólogo de la Universidad de Huelva José Antonio Linares, que ha realizado su tesis doctoral sobre el megalitismo en Huelva; o el profesor del Área de Prehistoria también de la Onubense, J. Carlos Vera, especialista en Neolítico y Calcolítico. Completan el equipo C. Moro Molina, doctoranda de la Universidad de Sevilla que ha colaborado con la actuación arqueológica en el dolmen de Soto; Antonio Hernanz y José Mª Varira, químicos y profesores en la UNED que han realizado la identificación in situ de los pigmentos del monumento con el apoyo de Juan J. Ruiz, de la Universidad de Castilla-La Mancha; y Karen Steelman, del Schumla Archaeolgical Research (EEUU), que se ha ocupado de la técnica de oxidación de plasma para extraer carbón datable de los pigmentos.

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