Entierran en Moguer al joven inmigrante que falleció en una chabola

El párroco cedió un nicho en el cementerio municipal, aunque el funeral se hizo siguiendo el rito islámico

Un inmigrante entra en una chabola similar a la del siniestro.
S. P. / Huelva

19 de marzo 2010 - 05:01

El joven inmigrante de Mali Diarra Faraba, que falleció el pasado 7 de marzo debido a la inhalación de humos en la choza en la que vivía en un campo de Huelva, recibió sepultura en el cementerio municipal de Moguer, según informó el Ayuntamiento.

Tras varios días en los que se realizaron numerosos trámites para poder enterrar al joven fallecido, finalmente los restos mortales del maliense han sido depositados en un nicho del cementerio de Moguer cedido por el párroco José Manuel Raposo.

Los gastos ocasionados por el funeral de Diarra Faraba han sido asumidos por el Ayuntamiento de Moguer, a través del área de Asuntos Sociales, por la Hermandad del Rocío de Moguer, y por un ciudadano anónimo.

La asociación ACCEM se encargó de localizar y prestar apoyo al hermano del fallecido, que residía en Rociana del Condado y de facilitar la participación de un imán en el rito funerario islámico previo al entierro del joven.

Desde el Área de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Moguer se pretende involucrar a colectivos, asociaciones y ciudadanos que lo deseen en la creación de una plataforma de apoyo que sea capaz de prestar ayuda y asesoramiento a los inmigrantes en casos como el fallecimiento o las enfermedades terminales.

Como centenares de inmigrantes ilegales el joven Diarra Faraba acudió a Huelva atraído por la mano de obra que genera la fresa. Diarra vivía junto a otros compañeros en varias chabolas levantadas en el paraje de Las Madres, junto a la gran zona fresera de Malvinas.

Las bajas temperaturas de los últimos días llevaron al joven a encender una hoguera en el interior de su chabola, lo que a la larga acabó provocando su muerte por inhalación de dióxido de carbono ya que el humo de la combustión no salía al exterior.

La Guardia Civil, alertada por otros inmigrantes, fue la que encontró al desafortunado joven en el interior de la chabola junto a otro hombre también de raza negra, trasladándolos inmediatamente al hospital, aunque ya no se pudo hacer nada por el joven africano, mientras que la otra persona se recuperó poco después de las secuelas de la intoxicación por humo.

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