El análisis de la resurrección minera de Huelva
Especial 40 Aniversario de Huelva Información
Tras la crisis del cambio de siglo, la minería ha vuelto a resurgir de una riqueza de la tierra que parece no tener fin
Huelva/La minería, una vez más, ha vuelto a resucitar en la provincia de Huelva, a dar vida a las comarcas del Andévalo, la Cuenca y parte de la Sierra que a principios del siglo XXI se encontraron en el precipicio viendo cómo su forma de vida se convertía en un parque temático, en recuerdo de tiempos que le dieron riqueza a la provincia y la introdujo en la modernidad.
Huelva es turística, agrícola, ganadera… pero es una también es una provincia industrial. No se entendería su desarrollo sin sus minas, de no ser por ellas, no habrían venido tantas civilizaciones a nuestra tierra.
En este 2023 se cumplen 150 años desde que se constituyera la Rio Tinto Company Limited. El futuro llegaba a una provincia anclada en el pasado, con una economía tradicional y de subsistencia. Los ingleses abrieron los ojos a Huelva de lo que ocurría en el mundo. Llegó el ferrocarril, los deportes, la vida social, los hoteles, la arquitectura, las zonas de descanso… Primero en la zona central y luego en el resto de la provincia.
De la noche a la mañana, Huelva pasó de ser una inmensa reserva natural basada en el sector primario a ponerse a la vanguardia de España en muchos aspectos.
Una vez más, los onubenses supieron interactuar con la nueva civilización que llegaba y asumir todo lo bueno que ofrecía, que no era poco, y mezclarse con ellos, aumentando nuestra riqueza cultural.
De aquella minería llegó el polo de desarrollo pasada la mitad del pasado siglo para dar una segunda revolución industrial que esta vez se centró en la capital, convirtiéndola en lo que ahora es.
Los grandes avances en la provincia han venido de la mano de los metales, de esa inmensa faja pirítica de 250 kilómetros de largo y de entre 30 y 50 kilómetros de ancho que atraviesa provincias, que atraviesa países.
Una faja que todavía en muchos casos está por descubrir, a la espera de que los mercados necesiten nuevos metales y haga rentable su investigación y su explotación.
La salud de la minería en Huelva en estos momentos y para la próxima década es buena. Muy buena. Pero aquella crisis de principios de este siglo dejó una advertencia que todavía no se ha asumido: ¿Qué ocurrirá cuando el mineral se acabe o no sea rentable extraerlo por los precios de los mercados?
En el año 2001 se descubrió que no había un día después. La agonía del cierre de las explotaciones dejó a las comarcas mineras onubenses sin futuro, en una tierra que no es agrícola, que no es ganadera, que no puede ser pesquera y que vive gracias a la sangre roja del río Tinto que le corre por las venas.
La minería no es infinita y debe haber un plan de futuro, debe haber una diversificación económica aprovechando que son buenos tiempos, que el metal sigue dando miles de puestos de trabajo directos, como lo ha hecho durante siglos. El impulso de sus municipios y la colaboración de las administraciones deben empezar a plantear ya ese escenario, que llegará algún día.
Mientras tanto, Huelva vive una nueva edad de los metales. No sin mucho esfuerzo, hace una década llegaron a la provincia nuevos proyectos industriales con inversiones millonarias.
Atalaya Mining en Minas de Riotinto o Matsa en Almonaster la Real lideran la nueva era mientras se estudia reactivar antiguas explotaciones en Tharsis, Valverde del Camino, Paymogo… continuamente la Junta de Andalucía va sacando nuevos derechos de investigación.
El cobre vuelve a ser protagonista del mercado mundial y deja riqueza en Huelva. Atalaya Mining genera más de 2.300 empleos y paga impuestos por valor de 35 millones de euros. Matsa supone 4.000 empleos con un impacto del 5% del PIB provincial.
Aunque no se puede saber con exactitud, se estima que ya han sido extraídas de las minas onubenses 2.000 millones de toneladas de mineral y que quedan todavía 400 millones más por explotar, es decir, nos queda un 20% de aquella riqueza que brotó de la tierra hace 350 millones de años en forma de erupción volcánica, regándola de cobre, zinc, plomo, oro, plata…
De aquel riego han bebido casi en un monocultivo muchos pueblos de la provincia de Huelva como Minas de Riotinto, Zalamea la Real, Nerva, Almonaster la Real, comarcas que necesitarán algún día que se les devuelva lo que ellas han ido sacando de la tierra con el sudor de la frente.
Sigue siendo una comarca falta de muchas infraestructuras, que ansía los desdobles de la carretera nacional 431, de la carretera autonómica 461, de ese tren Huelva-Zafra que no responde a ninguna de las expectativas que se le presupone a una línea férrea.
Si no se aprovecha ese tiempo y se devuelve a estas comarcas onubenses su contribución en forma de infraestructura, difícilmente llegarán después y se comenzará a hablar de la Huelva vaciada. Tal vez, el momento sea ahora cuando todo va bien.
Desde la Unión Europea se busca que en 2030 no haya tanta dependencia de los mercados extracomunitarios en materias primas y la minería es una de las más esenciales. Ahí nacerá una nueva oportunidad para una comarca que también necesita una redefinición medioambiental, con explotaciones mineras que han modificado el paisaje con extracciones a cielo abierto desde que el onubense tiene memoria.
Grandes retos los que tienen por delante unas comarcas que siempre han sido valientes para adentrarse en la tierra, que han tenido una mentalidad abierta hacia el extranjero que se llevó parte de nuestra riqueza pero que también dejó una identidad singular dentro de la provincia.
Con el recuerdo de la advertencia de lo que ocurrió hace poco más de 20 años, los pueblos mineros onubenses deberán comenzar a pensar en el día después, como hacen otras sociedades que dependen de los recursos que da la tierra que no son infinitos.
Iniciativas turísticas de la mano de la Fundación Riotinto son algunas de las posibilidades complementarias, aunque lo que marca a estos pueblos es el trabajo industrial, una actividad que han sabido desarrollar durante milenios regalando riqueza y progreso, aportando avances culturales y siendo foco de atención de medio mundo.
De momento, la actividad empresarial minera marchará a todo tren durante los próximos años de la mano principalmente de Atalaya Mining y Matsa y, quién sabe, de qué otros proyectos estarán en estos momentos escondidos debajo de la faja pirítica onubense.
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