La Hermandad Matriz invita al Papa Francisco a venir al Rocío

La peregrinación que realizan a Roma, acompañados por el obispo de Huelva, José Vilaplana, les lleva hoy a Santa María la Mayor

Grupo de rocieros, ayer en la Plaza del Vaticano, acompañados por el obispo de Huelva, José Vilaplana, tras la audiencia con el Papa.
Grupo de rocieros, ayer en la Plaza del Vaticano, acompañados por el obispo de Huelva, José Vilaplana, tras la audiencia con el Papa.
Santiago Padilla Roma

13 de febrero 2014 - 05:01

Siempre emociona pisar las calles de Roma, la ciudad que sintetiza en sí misma los fundamentos y los pilares de la cultura occidental de todos los tiempos. La que los primeros seguidores de Cristo, con Pedro a la cabeza, eligieron para establecer la capital universal del catolicismo, cuando todos los caminos conducían ya a la primera gran urbe europea, la ciudad fundada por Rómulo y Remo. La metrópolis que canalizó junto con Tierra Santa, las primeras peregrinaciones cristianas de nuestra era, con antecedentes en la cultura hebrea, y que por extensión y réplica dio nombre a todas las romerías, realizadas a imágenes marianas y piadosas, nacidas a partir de la Baja Edad Media en Occidente, para aquellos peregrinos o romeros que no podían cumplir con el rito de desplazarse hasta estos lugares santos, tan alejados.

Una mañana gris nos ha despertado al grupo de peregrinos que acuden, organizados por la Hermandad Matriz de Almonte, a dar las gracias a la Santa Sede, en su máximo representante, su santidad el papa Francisco, por el don y el privilegio que ha supuesto para la devoción rociera, la celebración del primer Año Jubilar Mariano de la historia del Rocío. Una peregrinación que se ha hecho acompañados del obispo diocesano, José Vilaplana Blasco, guía espiritual de excepción, y mediador necesario en este logro, que se encuentra en Roma, para impartir ese mismo día unos ejercicios espirituales en el Colegio Español.

No es la primera vez que los aromas de la marisma almonteña se destilan y embriagan las bulliciosas calles de la ciudad santa de Roma. Cuatro pontífices, con el que ayer recibió a la Hermandad Matriz, al menos, han sido testigos del fervor mariano rociero en los últimos cuarenta años, en diferentes peregrinaciones; seis de ellas organizadas por la Matriz: en 1974, 1988 y 1989, 2000, 2009 y esta de 2014; amén de las múltiples peregrinaciones que han organizado a título particular muchas hermandades del Rocío, para rendir testimonio de gratitud, de comunión, lealtad y simpatía al Vicario de Cristo en la tierra. Desde el papa Pablo VI, pasando por el papa rociero, Juan Pablo II, el único que también lo hizo insitu, al pisar las arenas en 1993, o el papa emérito, Benedicto XVI, que concedió este privilegio jubilar.

Tras recorrer prácticamente toda la Plaza de San Pedro antes de dar comienzo a la audiencia general, durante casi media hora, derrochando amor y cercanía entre los cerca de 14.000 fieles que congregados, el Papa Francisco ha hecho, como en el es costumbre, una glosa a la vez sobria, punzante y muy pedagógica del pasaje evangélico de la Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, que habla del sentido nuclear de la Eucaristía en la vida del cristiano. A la finalización de su magisterio, leído en varias lenguas, ha saludado a las autoridades presentes y, entre ellas, al presidente de la Hermandad Matriz, Juan Ignacio Reales, que no ha desaprovechado la ocasión, junto al obispo de Huelva y al capellán del Rocío, Antonio Cepeda, para invitarle a que venga al Rocío. Una propuesta que ha acogido con una señalada complacencia, manifestando en tono humorístico que espera contemplarlo si no en esta tierra "en el purgatorio".

La jornada oficial concluyó con el rezo del Credo junto al obispo de Huelva, que en este momento se ha despedido. Hoy está prevista la visita oficial de la Hermandad Matriz a la Basílica de Santa María la Mayor.

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