Matalascañas no tiene capacidad para usar agua reciclada en su campo de golf
El déficit de población lleva a compatibilizar el riego con potable a pesar de inaugurarse bajo la premisa de usar exclusivamente la reutilizada Los vecinos denuncian malos olores
El campo de golf Dunas de Doñana se ha regado en el último lustro utilizando agua potable, un hecho que ha quedado patente una vez que sus cerca de 60 hectáreas se han alimentado únicamente (coincidiendo con la época estival) de aguas procedentes de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR). Las quejas de los propietarios de las viviendas, contiguas al complejo deportivo, no se han hecho esperar, denunciando el tremendo "hedor" que desprenden las instalaciones cuando se riegan las cerca de 60 hectáreas de terreno que comprenden el complejo deportivo.
Fuentes consultadas por este periódico han reconocido que hasta hace poco parte del agua con que se regaba el césped era agua potable, lo que disipaba los malos olores. La razón de ello es que la deficiente EDAR no permitía disponer de caudal necesario para abastecer la totalidad de las necesidades hídricas del césped.
Las altas temperaturas registradas en los últimos días podrían haber acentuado este "tufo" cada vez que se ponen en marcha los aspersores. Sin embargo, a este factor se suman el hecho de que la EDAR de Matalascañas no realice un tratamiento biológico a sus aguas; si bien otros vecinos apuntan a la falta de una turbina (que no se repuso tras estropearse en 2009) en los lagos artificiales del campo, lo que hasta entonces impedía el estancamiento del liquido elemento.
Más allá de hipótesis, lo cierto es que por diversas razones en otros ejercicios se había venido compatibilizado el uso de agua potable como complemento a los recursos llegados desde la EDAR.
Con una vivienda a pie de campo, Rosario Betanzos asegura sufrir diariamente este malestar que achaca al hecho de que se riegue el césped con agua reciclada de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Matalascañas. "El hedor que nos llega es insoportable. No podemos mantener las ventanas abiertas en ningún momento del día porque el aire se vuelve irrespirable". Así lo sentencia una ciudadana que ha cursado diferentes quejas al Ayuntamiento y a la empresa que goza de la concesión administrativa de Dunas de Doñana. Hasta ahora, para mitigar los olores se ha comenzado a regar únicamente durante las horas diurnas, si bien para Betanzos con ello sólo se enmascara el problema, por lo que exige medidas que corrijan el problema de raíz.
Los olores se han acentuado desde que a mediados de julio la empresa Aqualia inaugurara el nuevo decantador lamelar, correspondiente a las obras que ejecuta en la estación depuradora y que permiten aumentar la capacidad de tratamiento de las aguas negras, garantizando todo el caudal de agua que precisa la infraestructura deportiva.
Aqualia señala al respecto que su gestión se limita a bombear el agua una vez finalizado las tres fases que intervienen en el circuito de reciclado. "En vez de tirar el agua al mar se la suministramos" al complejo deportivo. A partir de ahí "su almacenamiento, conservación y tratamiento depende de la empresa que explota las instalaciones", sentencian.
El gerente del campo de golf, Daniel García, mantiene que los perjuicios de los vecinos no tienen una extrapolación directa en los clientes. "No tenemos quejas por parte de quienes practican diariamente el golf en nuestro campo", explica a la par que ciñe el tufo "únicamente" al momento en que los aspersores entran en marcha y riegan el césped.
Con independencia de ello destacó que desconoce "si se ha variado la calidad de la depuración", aunque insiste en que ellos riegan conforme les llega el agua desde la planta EDAR, ya que "con el calor que hace no nos da oportunidad a almacenarla".
Precisamente apunta al incremento de las temperaturas que ha experimentado Matalascañas a consecuencia de la ola de calor que ha azotado a la provincia de Huelva como el detonante de que se haya intensificado el olor y aumentado las quejas. En cualquier caso, explican que han comenzado a clorar el agua para mitigar las molestias.
Cuando Dunas de Doñana fue proyectado ya se contaba de antemano con la oposición de los colectivos ecologistas a que colindantemente al Parque de Doñana se situara un complejo deportivo que requiere una ingente cantidad de recursos hídricos, no sólo por las necesidades del césped en el suroeste es España y las horas de sol que disfruta Matalascañas, si no por su enorme extensión, cercana a las 60 hectáreas.
Estudios de la Universidad de Huelva apuntaron que para alimentar sus 18 hoyos sería necesario disponer de 700.000 metros cúbicos anuales, que abastecerían, a su vez, a la zona de cría de aves acuáticas que acoge uno de los cuatro lagos artificiales del complejo deportivo y que se extiende por un área de 15.000 metros cuadrados. Para lograr el favor de los ecologistas al proyecto se logró suscribir el compromiso de que todo el consumo de agua de riego se cubriera con agua reciclada.
A priori, el objetivo era que en verano, cuando las necesidades hídricas del campo de golf se disparan exponencialmente, la presencia de más de 200.000 ciudadanos que arriban a la costa almonteña generarían recursos que permitirían a la EDAR depurar suficiente agua para abastecer el césped.
Fue así como Dunas de Doñana fue inaugurado con el distintivo de ser el primer campo de golf de Andalucía alimentado únicamente por agua reciclada. Sin embargo, al poco tiempo hubo que reconocer que en varios periodos del año era necesario, "puntualmente", complementar el riego con agua potable.
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