Minería, ¿real o virtual?

Los proyectos mineros se acumulan sobre las mesas de la Administración andaluza · El precio del cobre bate récords de rentabilidad pero ¿estamos ante un negocio floreciente o una nueva burbuja?

Miembros de la Plataforma de Parados de la Cuenca Minera marchan hacia Riotinto para exigir la reapertura de la mina.

08 de enero 2012 - 05:01

Con el precio de la tonelada de cobre rondando los 8.000 dólares (Riotinto cerró su actividad en 2000 a 1.400) resulta extraño entender que desde 2007 hasta hoy solo se haya abierto una mina en Huelva, la de Aguas Teñidas, en Valdelamusa (Almonaster-Cortegana) y se hayan cerrado dos, Cala y Aguablanca. El impacto económico que Matsa ha tenido en la comarca ha sido tan importante que a la empresa le siguen lloviendo currículos profesionales a cada momento.

En el tintero, cajones de distintas administraciones y, sobre todo, medios de comunicación proliferan proyectos mineros como antes lo hacían los campos de golf o las promociones inmobiliarias.

El negocio minero en la provincia de Huelva, una de las zonas del mundo más ricas en complejos polimetálicos, generalmente con altas concentraciones de cobre, se ha convertido en una especie de realidad virtual que recorre las bolsas de medio mundo y páginas de prensa especializada pero no hay nada palpable, real, que llevarse al tajo. Nombres tan importantes en el conglomerado minero mundial como Petaquilla Minerals y Ormonde Mining han anunciado inversiones millonarias en Lomero-Poyatos (Cortegana) o La Zarza (Calañas), lo que sin duda habrá tenido un efecto multiplicador en su cotización internacional. Por no hablar del proyecto que Emed Tartessus ha presentado para Riotinto, con cifras verdaderamente astronómicas.

Tanto proyecto ha provocado precisamente el efecto contrario, que la Administración andaluza extreme la cautela y suba los niveles de exigencia y excelencia a la hora de tramitar un proyecto. Una cosa es que el proyecto se presente a la prensa o en sociedad y otra cosa muy distinta es que se empiece verdaderamente con su tramitación administrativa.

En el otro lado de la balanza aparecen dos grandes lunares negros: el cierre por sorpresa de la Mina de Aguablanca, entre Cala (Huelva), Castillo de las Guardas (Sevilla) y Monesterio (Badajoz) y el fin de la vieja Prerreducidos Integrales del Suroeste (Presur) en Cala. Más de un centenar de mineros al paro justo cuando se supone que la demanda aumenta.

El Proyecto de Emed Mining para Riotinto se presentó en 2008 y más de tres años después resulta que la Junta solo ha confirmado su oficialidad en septiembre pasado. De paso, la empresa asegura que comenzará los nuevos sondeos cuando tenga los permisos.

En la trastienda de todos los proyectos mineros presentados de una u otra manera en Huelva está el mismo problema: su elevado impacto ambiental.

La reciente sentencia del Supremo que quita la razón a la Junta de Andalucía a la hora de cobrarse la limpieza del Guadiamar no ha hecho más que ampliar la desconfianza en las grandes minas.

Nada menos que 89,9 millones de euros reclamaba la administración andaluza a la minera sueca Boliden por la limpieza del cauce del Guadiamar, arrasado tras el desastre de Aznalcóllar acaecido un infausto mes de abril de 1998. Trece años después, el conflicto sigue enquistado y aquel dogma de 'quien contamina paga' enterrado por la papelería y la maraña judicial.

La pesadilla de Aznalcóllar sigue viva en la memoria colectiva, legislativa y de la Junta, que además de temer como una vara verde a un accidente minero observa, atónita, como algunas de las prejubilaciones tramitadas tras el cierre de la crisis minera de 1999 en la Faja Pirítica regresan como un fantasma en el peor momento posible, la puerta de unas elecciones autonómicas.

Las balsas de Gossan, Cobre y Aguzadera, repartidas peligrosamente entre Rumbo 5.0, Zeitung (tanto monta) y Emed Tartessus sirven de alarma continua y detector para que la Administración aguante la presión política, social y económica existente sobre la fecha de apertura de la mina de Riotinto, que todos dan por segura desde 2007 pero que sigue en el limbo de las previsiones y temas pendientes para 2012.

Otro de los proyectos que afloró en 2011 fue el de Petaquilla Minerals. La multinacional panameño-canadiense tiene intención de invertir 100 millones de euros para poner en funcionamiento Lomero-Poyatos, cerrada desde los años ochenta, cuando había en la provincia una veintena de minas funcionando y más de 5.000 mineros. Este proyecto, del que el Boletín Oficial de la Junta abrió el pasado verano el proceso de información pública para el preceptivo expediente de Autorización Ambiental Unificada, se refiere a una explotación que se ubica entre los municipios de El Cerro y Cortegana. Los minerales que se buscan en esta vieja mina son cobre, plomo y zinc.

Petaquilla cuenta con varios proyectos en Panamá y aspira a producir 2.200 toneladas con la intención de aumentar a 5.000.

Además de Petaquilla, están pendientes de valorar los trabajos de exploración de la mina de Sotiel para determinar su estado y encontrar nuevos recursos que amplíen la riqueza del yacimiento. El proyecto está apadrinado por Matsa y se completa con 17 hectáreas ubicadas junto a la mina de Aguas Teñidas.

Sotiel (Calañas) llegó a estar en explotación y ahora aportaría un gran valor añadido a la mina de Valdelamusa.

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