Moda flamenca 100% onubense que triunfa en Japón
QUE SEA DE HUELVA
El taller de moda flamenca El Ajolí es pionero por sus características en la provincia de Huelva, ahora traspasa fronteras y conquista el mercado asiático
san bartolomé de la torre/Calle Cartaya. San Bartolomé de la Torre. Apenas 3.600 vecinos habitan este pequeño y tranquilo –pero próspero– municipio andevaleño onubense. Casa número 19. Nada hace sospechar lo que esconde tras sus muros. Pero al traspasar la puerta. ¡Sorpresa! Y de las grandes. Más de una veintena de mujeres bucean entre telas, hilos, agujas, dedales, volantes, lunares, fruncidos, encajes, patrones y, sobre todo, mucho colorido y alegría.
Se trata del taller de moda flamenca El Ajolí, pionero por sus características en la provincia de Huelva, y uno de los referentes más importantes del pujante sector del traje regional andaluz, que desde el año 2013 traspasa fronteras y conquista el potente mercado japonés del traje de flamenca.
Al frente de esta sintonía de luz, color y diseño sin parangón, que se mece sin desafinar al ritmo que marcan el corte de la tijera y el tricotar de las máquinas de coser, Susana y Begoña Jiménez. Hijas ambas del director de la orquesta. De quien en 1981 se agarró a una batuta que le permitió hacer realidad su gran sueño.
Fue entonces cuando Pepe Jiménez (San Bartolomé de la Torre, 1947) y su mujer, Pepa Morcelo, habilitaron en su propia casa de San Bartolomé de la Torre, donde actualmente sigue –aunque adaptado a los nuevos tiempos– el primer taller de costura de la provincia de Huelva dedicado expresamente y con carácter empresarial, al diseño y la confección de trajes de flamenca.
Pepe Jiménez, ya en un segundo plano, aunque siempre atento a lo que pasa en su casa, ha dejado ya la batuta física –nunca dejará la metafísica– en manos de sus hijas. Eso sí, después de haber logrado hitos tan relevantes como hacer de su empresa una de las pioneras en el sector de la moda flamenca del mundo; ser la primera en conquistar con un traje regional la alta costura mundial desfilando en 1989 en la Pasarela Cibeles (ahora Madrid Fashion Week), o vestir en 1996 a la mismísima muñeca Barbie, de Mattel, para crear la Barbie Andaluza, actualmente una pieza de colección difícil de encontrar.
Ya en 2013, El Ajolí dio otro paso de gigante al traspasar todas las fronteras lanzándose a la conquista del importante mercado nipón del traje de flamenca. Un país muy distinto al nuestro, pero donde la cultura andaluza levanta pasiones. Su cuota de mercado allí no ha parado de crecer desde entonces, de la mano de la Agencia Andaluza de Promoción Exterior –Extenda–.
A pesar de todo ello Susana Jiménez, que se encarga del apartado comercial y de dirigir la tienda que El Ajolí tiene en Huelva capital –su hermana Begoña se encarga del taller–, afirma que “por política de empresa, seguimos donde mis padres siempre creyeron que era el mejor lugar, en nuestro pueblo, creando puestos de trabajo y dando valor añadido a nuestra marca con un producto artesanal y hecho en España por mujeres de aquí, lo cual se refleja en la calidad de nuestro producto final”.
Susana Jiménez define su taller como “un tanto peculiar” porque está dentro del espacio de la casa familiar, porque no es una nave industrial y porque tiene mucha luz natural. “Y todo ello –prosigue– forma parte de la idiosincrasia de El Ajolí y del trato y esmero que damos a nuestros trajes”.
“Nuestra principal diferencia respecto a la competencia –añade– es que hemos conservado el traje de flamenca regional y su elaboración artesanal, añadiendo innovación; una esmerada confección; el cuidado al máximo de los detalles; el estudio pormenorizado de los patrones; y el uso de materiales de la más alta calidad, hechos en España y en el resto de la Comunidad Europea”.
Solo en el taller de la calle Cartaya trabajan 22 empleados con carácter estable, que aumentan durante los meses de campaña. La inmensa mayoría son mujeres y es un trabajo especializado. “Eso es muy importante para un pueblo como San Bartolomé”, apunta Susana Jiménez.
También ha cuidado El Ajolí, y mucho, de la mano de esta licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, sus canales comerciales. Así, a su tienda principal de la calle Gravina, en Huelva, suma numerosos puntos de venta repartidos por toda la geografía provincial, andaluza y nacional, y más recientemente la venta on-line, además de la vía nipona.
Y es que Jiménez tiene muy claro que el sector del flamenco “es todo un buque insignia para la industria andaluza”. De hecho, concluye, “casi todos los grandes modistos internacionales han puesto sus ojos en la moda flamenca por su colorido, alegría, frescura, volúmenes…”.
El Ajolí se dedica, principalmente, a la confección y venta de trajes de flamenca para sus distintos usos: ferias, romerías, El Rocío y baile, siendo este último uso el que ha encontrado un buen nicho de mercado en el País del Sol Naciente.
Por ello, señala Susana Jiménez, el traje que El Ajolí hace para Japón “es muy distinto” al que se hace para romerías y ferias. En Japón “nuestra prenda más tradicional está enfocada casi en exclusiva al baile y el espectáculo”.
De ahí, prosigue, que las principales diferencias entre los que se hacen para España, y los que se confeccionan para Japón, son que “estos últimos tienen los entalles más altos, llevan más vuelos, son menos pesados, y los tejidos son más ligeros”. Por otra parte, añade “a la mujer japonesa no le gusta mucho marcar las formas, por lo que los escotes son más altos”.
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