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Cartaya/Cae la tarde en el pinar cartayero. Justo al lado, en la Residencia de Trabajadores Temporeros Tariquejo, cinco mujeres procedentes de muy distintos puntos de Marruecos y que llegaron a nuestro país entre los pasados meses de enero y marzo con el sueño de ganar algo de dinero con el que apoyar sus exiguas economías familiares, preparan ilusionadas sus maletas.
Era la tarde-noche del viernes. Ayer, por fin, pudieron volar al reino alauita. Cada una a su ciudad o pueblo de origen. Y cada una con un ‘paquete’ muy especial en su equipaje: un bebé nacido durante su estancia en nuestro país, que además de la alegría de la maternidad, ha unido sus vidas y destinos al convertirse en el salvoconducto que les ha permitido finalmente regresar junto a sus seres queridos a pesar del cierre de la frontera decretado por el reino alauita por la crisis sanitaria del coronavirus.
Rabia El Kasmi (39 años, de Ksar el Kevir), Dunia Yekhlef (29 años, de Berkan), Hakima Jaouhar (41 años, de Fez), Samira Tayibi (30 años, de Bouarfa) y Laaziza Hamin (41 años, de Taourirt) son las protagonistas de esta historia con final feliz. Forman parte del contingente de 7.200 temporeras marroquíes que, una vez finalizada la campaña agrícola de los frutos rojos en Huelva, permanecen bloqueadas en nuestro país por el cierre fronterizo.
Dada la complicada situación, los otros protagonistas, sin saberlo, son los cinco bebés de menos de un mes que todas cuidan con mimo, y que ayer sábado pudieron por fin ser conocidos y arropados por sus padres y por el resto de sus familiares: Omar (que nació el 15 de junio), Mariam (6 de junio), Abdrrahim (30 de mayo), Saja (9 de mayo) y Rayan (29 de mayo). Todos nacieron en el hospital Juan Ramón Jiménez de la capital provincial.
En conversación con Huelva Información mientras cuidaban de sus pequeños al tiempo que hacían las maletas, estas cinco mujeres [que no son las únicas que han podido viajar a su país por esta causa de fuerza mayor después de que otras cinco compatriotas lo hicieran hace apenas unos días también con sus bebés], se sentían antes de partir "muy afortunadas", además de "emocionadas". Mientras tanto sus manos añadían a sus equipajes las prendas infantiles y juguetes que, para un mejor cuidado y atención de sus hijos, se han llevado a Marruecos.
No se lo podían creer y, frente al habitual recatamiento de la mujer marroquí [sobre todo en público], a Rabia, Dunia, Hakima, Samira y Laaziza no les importó el viernes responder a nuestras preguntas, ser fotografiadas junto con sus bebés, mostrar abiertamente sus más íntimos sentimientos o dejar ver en su rostro la amplia sonrisa que dibujaba su enorme satisfacción.
También tienen un papel esencial en la historia Safae Kouan, mediadora de la ONG Mujeres en Zona de Conflicto –MZC- [y otras tres compañeras que se turnan para atender estas situaciones]; Manuel Sousa, encargado general de la Residencia de Trabajadores Temporeros Tariquejos (Cartaya); y las siete empresas onubenses de distintos puntos de la provincia como Rociana, Palos de la Frontera, Lepe, Lucena del Puerto o la propia Cartaya, que sostienen este complejo residencial con capacidad para albergar a unas 600 temporeras marroquíes en el marco del contingente de trabajadores contratadas en origen en el reino alauita por empresas agrícolas onubenses, pero en el que este año, por la pandemia, solo se han alojado unas 170.
Rabia El Kasmi llegó el 10 de marzo y ha trabajado tres meses en una finca de Palos de la Frontera. En parecidas circunstancias se encuentran sus cuatro compañeras: Dunia llegó el 10 del mismo mes y ha trabajado en Rociana, Hakima el 15 de enero y desde entonces ha recolectado fresas en una explotación agrícola de Cartaya, Samira el 30 de marzo y ha trabajado en Rociana, y Laaziza llegó el mismo día que la anterior para recolectar frutos rojos en Lucena del Puerto.
Ahora, todas han tenido la suerte de haberse ido juntas pese a la clausura de la frontera marroquí. Sus destinos se han unido en nuestro país y han vuelto a separarse en Marruecos, donde no obstante afirman que seguirán relacionándose porque los lazos que estos días las han unido han sido muy fuertes.
La mediadora, Safae Kouan, que también ha hecho de intérprete para este reportaje, asegura que todas quieren poner en valor lo bien que han sido tratadas durante su estancia en España, "donde hemos trabajado y donde no nos ha faltado de nada, especialmente en unos momentos tan complicados como dar a luz lejos de tu familia".
En la residencia cartayera, donde cada año empiezan a llegar las primeras temporeras en enero, para regresar a Marruecos coincidiendo con el fin de la campaña agrícola a finales de junio, en esta ocasión reina la incertidumbre entre el resto de trabajadoras. No saben cuándo podrán irse. El Gobierno marroquí no detalla la fecha para la apertura de la frontera. Mientras tanto, los empresarios que sostienen el complejo, con la ayuda de entidades sociales como Cruz Roja, Banco de Alimentos de Huelva, Cepaim o la propia MZC, siguen sosteniendo el alojamiento y la manutención de estas casi 170 mujeres.
En este espacio también reciben clases de español, lectura y escritura, entre otras materias, a cargo de las mediadoras de la Mujeres en Zona de Conflicto y en el marco de un programa que cuenta con la financiación de la Junta de Andalucía. También se realizan labores de acompañamiento de las mujeres al médico, al banco, a la compra o a realizar cualquier trámite burocrático.
También se atienden sus necesidades en el interior de la residencia, donde se distribuyen entre casi medio centenar de viviendas completamente equipadas por cuenta de los empresarios a través de la cooperativa de interés social sin ánimo de lucro Residencia de Trabajadores Temporeros Tariquejos S.C.A., de la que forman parte.
El presidente de dicha entidad, Juan Antonio Millán, ha subrayado en este sentido que se trata de un modelo de gestión de alojamientos para trabajadores temporeros "que lleva ya funcionando en Cartaya desde hace bastantes años, y que hasta ahora ha dado buenos frutos a la hora de evitar la existencia de asentamientos chabolistas en el municipio".
Con esta cooperativa, prosigue Millán, colaboran entidades sociales como Cepaim, Cruz Roja o MZC, que aportan la "calidad y calidez necesarias a la hora de atender las necesidades de estas personas".
Las mujeres que ayer sábado partieron hacia Marruecos [y las otras cinco que lo hicieron los días previos], detalla Millán, han sido derivadas a la Residencia de Tariquejo por distintas organizaciones agrarias empresariales onubenses como Freshuelva, entre otras, "precisamente por la calidad y calidez con la que en ella se las atiende", concluye.
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