La Sierra de Huelva contó con una Mancomunidad Turística en los años 70

Aportaron propuestas de gran interés para una época en que la comarca estaba carente de infraestructuras turísticas

Corteconcepción cuenta con un nuevo mirador financiado a través del Plan de Infraestructuras de Concertación de Diputación

Postal de Aracena.
Postal de Aracena. / M.G.
Antonio F. Tristancho

09 de junio 2024 - 06:10

Huelva/El turismo es una de las fuentes de creación de empleo y riqueza más importantes para el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche en la actualidad. Pero antes del boom del llamado turismo rural, ya había muchos visitantes que llegaban cada año a La Sierra, fundamentalmente durante la época estival. Eran los cariñosamente llamados veraneantes, que pasaban largas temporadas en la comarca atraídos por la bondad del clima, la tranquilidad y la vida rural.

En este contexto, con el objetivo de encauzar aquel turismo incipiente, de realizar propuestas de mejora y de aumentar las visitas, se impulsaron iniciativas de coordinación de actuaciones que cristalizaron en un organismo común. Nació la Mancomunidad Turística de la Sierra de Huelva, que tuvo una intensa aunque corta vida durante los años setenta y ochenta del pasado siglo.

Como culminación de los trabajos e ideas previas preparadas por una comisión organizadora compuesta en diciembre de 1968, se creó una Comisión Gestora Intermunicipal que tuvo su presentación en Alájar, ante el Gobernador Civil, Juan Alfaro y Alfaro. Como primer presidente de la gestora se escogió a Bartolomé Martín Coronado, de Cortegana, quien, junto a un equipo procedente de diversos pueblos, trabajó durante un breve espacio de tiempo para crear las condiciones adecuadas en las que esta entidad local pudiese funcionar.

La Mancomunidad Turística de la Sierra de Huelva (MTS) se constituye legalmente el 12 de febrero de 1970, siendo sus miembros fundadores los municipios de Alájar, Castaño del Robledo, Cortegana, Cortelazor, Fuenteheridos, Galaroza, Jabugo, Higuera de la Sierra, Los Marines y Santa Ana la Real. En febrero de 1972 se incorporó Aracena, el 3 de marzo de 1974 se adhirieron Almonaster la Real, Aroche, Corteconcepción y Rosal de la Frontera, y en octubre de 1976 la localidad de Valdelarco.

La Mancomunidad tenía por objeto “aunar los esfuerzos y posibilidades de todo orden de los Ayuntamiento agrupados, para promocionar los grandes atractivos y bellezas que esta serranía posee”. Entre los fines destacados, se incluyen promocionar la sierra “mediante la oportuna propaganda en radio, prensa, televisión y folletos publicitarios”; realizar obras de infraestructura turística, así como piscinas, campings, establecimientos hoteleros, bares, restaurantes, “adecuados a las exigencias de la vida moderna y a lo que el turismo exige”; canalizar la cooperación de la iniciativa privada para la promoción y la construcción de apartamentos, bungalows o urbanizaciones; coordinar la actuación de las localidades agrupadas en el “Plan de Vacaciones en Casas de Labranza” y organizar los “Festivales Anuales de la Sierra”.

Las cuentas de la entidad se nutrían de las aportaciones municipales, que tenían que entregar “durante un periodo inicial de diez años un cinco por ciento” de sus presupuestos ordinarios. Además, acudían a subvenciones “y auxilios” que se obtuvieran del Estado o de otras Corporaciones públicas y a préstamos y otros ingresos. No obstante, estas aportaciones iniciales fueron reducidas a un uno por ciento, “por la fuerte carga que esta contribución suponía en la economía de los Ayuntamientos”, en una modificación estatutaria que aprobó el Consejo de Ministros el día 17 de agosto de 1973.

Se tiene constancia en la prensa de la época y en archivos municipales de la intensa actividad que llevó a cabo la entidad. Los diarios Odiel, ABC o La Vanguardia se hacen eco de los cambios de representantes, las reuniones con altos cargos provinciales y estatales o las propuestas que se ponían encima de la mesa. Un trabajo de investigación de la Asociación Cultural Lieva, con motivo de su 25 aniversario, ha reunido estas referencias y documentación hallada en el Archivo de Galaroza, para componer un primer análisis de este organismo turístico serrano.

Subvenciones para los pueblos

Una de las iniciativas más concretas que llevó a cabo la MTS fue el otorgamiento de ayudas a los pueblos mancomunados. En un expediente conservado en el archivo cachonero se recoge que la Comisión Gestora de la MTS, en sesión celebrada el 18 de julio de 1973, decidió la adjudicación de subvenciones para el concurso de proyectos convocado el 27 de octubre de 1972.

A Alájar se le concedieron ayudas para la instalación de servicios higiénicos en La Peña de Arias Montano; a Aracena para la mejora de los accesos a la ciudad por la carretera de Alájar, la urbanización de la nueva plaza de la Gruta de las Maravillas y la urbanización de la Plaza de San Pedro; a Castaño del Robledo para mejorar y embellecer el Paseo entonces llamado de Muñiz Pablo; a Cortegana para la mejora del alumbrado público y a Cortelazor para la construcción de un aparcamiento, carril de acceso y acondicionamiento de la “Ribera de las Huelvas”.

A Fuenteheridos para el embellecimiento de la Plaza llamada entonces del Generalísimo Franco; a Jabugo para la reforma de la denominada Plaza de José Antonio Primo de Rivera; a Los Marines para pavimentación y embellecimiento de la calle Isaac Peral, que era en aquel tiempo travesía de la N-433; a Santa Ana la Real para embellecimiento de la entrada de la población; y a Galaroza para el acondicionamiento y jardinería de las plazas de La Morera y La Rábida. Esta última actividad fue valorada en 185.756 pesetas y la aprobación de la certificación de obras dirigidas por el maestro albañil Hilario Coronado se aprobó en sesión ordinaria del pleno de 30 de octubre de 1974.

El mayor montante dinerario correspondió a Aracena, con 370.130 pesetas, y el menor para Castaño del Robledo, con 26.434 pesetas. Se da la circunstancia de que algunos ayuntamientos no pudieron presentar un proyecto para las actividades solicitadas, teniendo que ser auxiliados por la Diputación Provincial de Huelva.

Reuniones y propuestas

En una reunión mantenida en julio de 1973 en Galaroza, bajo la presidencia del concejal de esta localidad Francisco Pena Brioso, se tomaron decisiones de gran interés, como estar presente en la reunión internacional de la ABTA (Asociación de Viajes de Reino Unido) que tendría lugar en Palma de Mallorca, solicitar la filmación de reportajes de NO-DO sobre los pueblos mancomunados y de la convocatoria de un concurso por parte del Ministerio de Información y Turismo para la promoción de instalaciones turísticas en la zona. Se crearon comisiones de trabajo y se decidió actualizar y editar nuevos folletos divulgativos de la zona.

En 1975 se produjo una de las acciones más visibles de cuantas pudo poner en marcha la MTS, consistente en la instalación de carteles publicitarios con los pueblos que la componían. Con tres metros de largo por uno y medio de ancho, se ubicaron en las carreteras de acceso a las localidades, con la inscripción ‘Bienvenidos a la Mancomunidad Turística de la Sierra de Huelva’, junto con un mapa esquemático de la situación de los quince pueblos miembros y las carreteras que los unen.

Se dispusieron en lugares emblemáticos como la unión del límite de las provincias de Huelva y Sevilla, en la N-433; la aldea de La Corte de Santa Ana, en la N-435; en el aparcamiento de la Gruta de las Maravillas; en la unión de las carreteras N-433 y N-435, a la altura de Jabugo; en la aduana de Rosal de la Frontera y en la entrada de la Peña de Arias Montano. Este último es el único que aún permanece en pie.

Entre las propuestas que se debatieron durante las innumerables reuniones recogidas en actas y en medios de comunicación, pueden destacarse la construcción de campings, hoteles y restaurantes en la zona, la creación de un Parador Nacional de Turismo en Aracena, la organización de fiestas y eventos de carácter turístico-cultural, la instalación de miradores en lugares estratégicos de La Sierra, elaboración de un catálogo de monumentos y obras de interés artístico con vistas a su posible restauración por parte de la Dirección General de Bellas Artes, la organización del I Rallye automovilístico Sierra de Huelva, la convocatoria de premios de adorno y ornamentación entre los pueblos adheridos, la protesta por déficits como la mala recepción de la señal de televisión, y, sobre todo, la constante reivindicación de la mejora de las carreteras que cruzan la comarca.

Otra iniciativa que ha quedado para el recuerdo son las postales que la MTS editó y distribuyó en 1976. Fueron un total de 30, que incluían sitios emblemáticos de las localidades adheridas. Además de algunas vistas generales de las poblaciones o de edificios emblemáticos como la mezquita de Almonaster la Real, se publicitaron lugares como la piscina municipal en Aracena, el límite transfronterizo serrano-portugués en Rosal o calles típicas en Los Marines, Jabugo o Aroche.

Declive y relanzamiento

La segunda mitad de los años 70 no fueron positivos para el ente mancomunado. La problemática se redoblaba, yendo desde que los municipios no pagaban su cuota, a la convocatoria de reuniones que tuvieron que suspenderse por falta de quorum, pasando por circunstancias como que un buen número de poblaciones no mostraban interés por incorporarse mientras algún miembro solicitaba su baja, como Higuera de la Sierra, o la intención de contratar a un gerente, que se eternizaba durante años sin concretarse.

Tras este languidecimiento, la década de los ochenta comenzó con nuevas vibraciones positivas. En una reunión mantenida en 1981 en Aroche, bajo la presidencia de Ventura Maestre Bellido y ya con la Democracia instalada en el país, el presidente de la Diputación confirmó los cuatro millones quinientas mil pesetas que la entidad aportaría a la MTS.

Además, se aprobó el plan del organismo turístico comarcal, en el que se incluía organizar actividades culturales en los pueblos; difundir mediante “cuñas publicitarias del itinerario turístico de la Sierra de Huelva, cantando las excelencias y el pintoresquismo del lugar y sus productos naturales”; distribuir postales y folletos; acondicionar una casa solariega para convertirla en mesón o posada, gestionar ante la Administración central un Plan Provincial de Turismo; revitalizar la mancomunidad como instrumento útil para la zona; encargar proyectos de acondicionamiento de parajes pintorescos para la instalación de campings; reformar los estatutos de la MTS y fidelizar la pertenencia de los miembros del ente comarcal.

En esa reunión se avanzó por primera vez la posibilidad de la entidad ampliase sus actividades para convertirse en un organismo que prestara otros servicios, y se decidió invitar a otras localidades, como Zufre, Cumbres Mayores, Cumbres de En medio, Cumbres de San Bartolomé, Encinasola y La Nava para que se integrasen en la Mancomunidad Turística y de Servicios de la Sierra.

En todo caso, la existencia de esta Mancomunidad Turística de la Sierra de Huelva no continuó con la potencia que se le auguraba en sus inicios desde todas las instancias. Otros proyectos, otras instituciones tomaron el papel de impulsar el turismo serrano y el papel de la MTS fue decayendo hasta que no tuvo actividad alguna.

Sin embargo, las paradojas de la vida han llevado a comprobar que esta mancomunidad aún no se ha extinguido legalmente. Sigue vigente ante determinados organismos oficiales, como el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática o la Federación Española de Municipios y Provincias. Esta primera investigación de la Asociación Lieva arroja luces sobre un organismo desconocido y muestra que las aspiraciones de avances en La Sierra chocaron en distintas épocas con problemas e inconvenientes diversos. Aún hoy esperan de mejor suerte ante las instituciones públicas y privadas para evitar el despoblamiento y la regresión económica y social.

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