La Virgen de la Peña vuelve a iluminar el Cerro del Águila en Puebla de Guzmán

Puebla de Guzmán/El esplendor, la tradición, el colorido, las danzas, la gastronomía y, sobre todo el fervor hacia la Virgen de la Peña, se han adueñado este fin de semana de nuevo del Cerro del Águila, en el marco de una nueva edición de la romería que en honor a la Reina del Andévalo ha retomado el municipio de Puebla de Guzmán tras dos años congelada por la pandemia.

Un evento que, además de una singular fiesta romera, es también una de las expresiones culturales más ancestrales de la provincia onubense, de ahí su declaración desde el año 1999 como Fiesta de Interés Turístico Nacional.

La comida de pobres, la danza de las espadas, el traje de gabacha, las vistosas caballerías o las tradicionales coplas y toques de gaita y tamboril han regresado este fin de semana por tanto a Puebla de Guzmán con más ganas que nunca, dando fe de nuevo de una riqueza etnográfica infinita, que ancla sus raíces en el pasado remoto al ser una de las celebraciones romeras más antiguas de la provincia de Huelva.

El programa de actos y cultos dio comienzo el pasado miércoles, 20 de abril, con el pregón a la Virgen de la Peña, protagonista indiscutible de la fiesta, que este año ha corrido a cargo de José Tomás Paulino González, el cual fue presentado por Rosario Domínguez Márquez.

Ya en la noche del viernes tuvo lugar el solemne traslado del Simpecado desde la parroquia del municipio andevaleño hasta la casa de la Hermandad, recorriendo las calles Misa, Larga, Moreno Carpas y Serpa, para proceder a continuación a la tradicional rifa en el Casino Sociedad.

En la jornada del sábado, y siempre mirando al cielo por los continuos chubascos de estos días, se volvieron a abrir de par en par las puertas de la romería después de dos años sin poder hacerlo, conquistando de nuevo el corazón de todos los peñeros. Así, pasado el mediodía tuvo lugar la recogida de los mayordomos de la Virgen por la Hermandad, haciendo un recorrido por las calles del pueblo para finalmente subir al Santuario de la Virgen de la Peña.

La más vistosa caballería volvió de esta manera a recobrar su habitual vigor, con sus características mujeres vestidas de gabacha en jamuguera a lomos de mulos, y en medio de una emoción infinita, especialmente por parte de los mayordomos, el matrimonio formado por Mariló Ponce y Kiko Cepeda Cachazo, que llevaban ya dos años esperando con impaciencia poder subir los pendones de la Virgen hasta su Santuario.

Este domingo, 24 de abril, uno de los días importantes de la fiesta, tuvo lugar a las 8:30 horas la recepción y misa de peregrinos de San Bartolomé de la Torre. Posteriormente, a las 10:00, se procedió a la recepción y misa de las hermandades Matriz, de Madrid y de Huelva.

Más tarde, a las 12:00, comenzó la Solemne Función Religiosa, tras la que llegó uno de los mementos más esperados: la tradicional procesión de la Santísima Virgen de la Peña acompañada por los danzaores trenzando su tradicional danza de las espadas. Los danzaores han lucido este año crespones negros como señal de luto por los tres jóvenes puebleños fallecidos hace escasos meses en un trágico accidente de tráfico, dos de los cuales formaban parte del grupo de danza. Tras la procesión tuvo lugar el Besamanos, y finalmente la degustación del popular almuerzo conocido como Comida de pobres.

Ya en la jornada del lunes, tiene lugar a las 13:00 horas la Santa Misa y de nuevo la posterior procesión de la sagrada imagen de la Virgen de la Peña arropada por todos sus fieles. Por la tarde, a las 19:00, se procede a la bajada de la caballería con la mayordomía, presidida por la Hermandad.

La fiesta romera concluye el martes, 26 de abril. A las 15:00 será la recogida de la mayordomía por la Hermandad para hacer un recorrido por las calles del pueblo y subir de nuevo los pendones al Santuario, donde se retomará de nuevo el tradicional y emotivo Sermón de Súplica a cargo del párroco José Manuel Barral Martín. En este acto se hará la entrega del pendón a Virgen y se exhortará a su toma por la nueva mayordomía.

Posteriormente será la bajada de la caballería con la nueva mayordomía e igualmente presidida por la Hermandad, que concluirá con el habitual recorrido por las calles del pueblo.

Una fiesta con historia

La Romería de la Peña es una de las manifestaciones religiosas más antiguas de la provincia de Huelva. A pesar del desconocimiento de su origen exacto, la leyenda fija en 1470 los inicios de la veneración a la Virgen de la Peña, tras su aparición el 8 de diciembre de ese año a un pastor llamado Alfonso Gómez. A principios del siglo XVII el culto y la procesión hasta la ermita situada en el Cerro del Águila, una atalaya de piedra situada a escasos cuatro kilómetros de Puebla de Guzmán, estaban ya consolidados. El primer documento escrito de la celebración de esta romería es de 1636, destacando las referencias a la misma en los mandatos de la visita pastoral del arzobispo Jaime de Palafox y Cardona, a finales del siglo XVII. En 1919 tiene lugar la formación de la primera Hermandad.

La romería destaca por su tipismo y tradición, donde el eje central son los cultos a la Santísima Virgen de la Peña, verdadera protagonista de la fiesta. También gira en torno a la figura del mayordomo, a cuyo cargo está sufragar las expensas de los cultos, comidas de pobres, tamboril y danza. El atractivo turístico de sus diferentes componentes le confiere una singularidad propia e inequívoca. Las caballerías: serias y respetuosas, como verdaderas procesiones a caballo. Las procesiones del domingo y lunes de Peña: multitudinarias, vistosas y emotivas. Las misas romeras: hondamente seguidas y acompañadas de cantos. El Sermón de Súplica: agradecido punto final a los que acaban de cumplir su papel como mayordomos, y exhortación a perpetuar la romería al año siguiente con otros nuevos. Y por último la animosidad de las calles de Puebla de Guzmán las noches de Peña.

Otros elementos característicos de esta romería es la gastronomía: las calderetas de carne, antiguamente servidas a los pobres y hoy degustadas por todos los que lo deseen en la ‘Casa de Fondos’, junto a la ermita; o los dulces repartidos casa por casa por los mayordomos antes y durante la Romería, entre los que destacan las típicas rosas de miel o los roscos fritos.