Antonio Vázquez reconstruye la historia de la línea Zafra-Huelva
Historia
El tercero de los volúmenes presentado recientemente finaliza una ingente labor investigadora
La línea Huelva-Zafra estará nuevamente operativa en junio tras las obras de renovación
Sierra/Antonio Vázquez Jiménez es una de las personas que más conoce y se ha pateado los ferrocarriles onubenses. Su pasión investigadora le ha llevado a trabajar sobre el pasado de Nerva, su localidad natal, y de otros territorios de la provincia de Huelva, destacando la divulgación de la historia de las vías férreas.
Sus últimos trabajos se han centrado en el devenir del ferrocarril de Zafra a Huelva, iniciativa en la que estuvieron implicados numerosas poblaciones de las provincias de Huelva y Badajoz, como la propia capital onubense, Gibraleón, Calañas, Valdelamusa, Almonaster, Cortegana, Jabugo y El Repilado, Galaroza, Cumbres Mayores, El Cerro de Andévalo, La Nava, Fregenal de la Sierra, Los Jarales, Valencia del Ventoso, Medina de las Torres, La Puebla de Sancho Pérez o Zafra, ya fuera en su recorrido o en algunos de sus planteamientos iniciales.
Ha estructurado la publicación en tres partes, que ha finalizado recientemente con la presentación del tercero de los volúmenes de los que consta el trabajo. La primera fase se centró en el enfrentamiento entre los dos proyectos presentados por Guillermo Sundheim y Diego Bull; pasando a la construcción del ferrocarril, para terminar con el asunto de los ramales mineros.
Reconoce el autor que su pasión por el ferrocarril de Zafra a Huelva comenzó “cuando recorriendo las minas de la provincia, me fui encontrando con los ramales mineros, emocionándome con el de Valdelamusa, el primer día que llegué con Inés a visitarla, y me encontré con los restos de esos inmensos cargaderos, haciéndome una leve idea de lo que fue ese centro minero de carga”.
Descubrió la importancia de estar ante “el único de aquellos ferrocarriles principalmente mineros, que aún continuaba funcionando, y, aunque todas las minas referidas ya hacia largo tiempo que habían cerrado, el ferrocarril continuaba dando servicio a los pueblos situados en su recorrido”.
El respaldo definitivo que le impulsó a investigar y escribir la historia de la línea fue un documento que encontró en el Archivo de la Diputación de Huelva, relativo a una instancia que partía del Ayuntamiento de Aracena en la que, en representación de una serie de pueblos de La Sierra, se oponían en 1879 al proyecto de Sundheim, apoyando el de Diego Bull.
Tras este primer hallazgo tuvo la suerte de encontrar miles de documentos en archivos como el de la Diputación, el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares, el de la Fundación de Ferrocarriles Españoles o en el Archivo Municipal de Valverde del Camino, con menciones aramales que procedían de las minas del Carpio, San Telmo, Lomero Poyatos; los de Cueva de la Mora, Monte Romero, Aguas Teñidas; los de San Miguel y La Joya al cargadero del Tamujoso; el del Perrunal a la estación de El Cerro; el cable aéreo de la mina Torerera a Los Milanos; el cable aéreo de la mina Tinto Santa Rosa a Calañas; o la mina Confesionario en la propia Valdelamusa.
Los conflictivos inicios de los trabajos
La primera parte muestra la lucha de Guillermo Sundheim y Diego Bull por imponer sus respectivos proyectos para quedarse con la adjudicación para construir el ferrocarril. Mientras el alemán llegó, solicito y comenzó a elaborar el proyecto, Bull aparece cuando ya se conocía el permiso de investigación de Sundheim y por dónde iría el trazado.
Según Vázquez, “desde el primer momento, Bull inicia una campaña de desprestigio contra el proyecto de Sundheim, dirigiéndose a ministerios, gobernadores, diputaciones, entidades y ayuntamientos, intentando boicotear la iniciativa de Sundheim”. Además, según sus investigaciones, presentó el suyo siete meses más tarde de la fecha de vencimiento del plazo establecido, por lo que fue finalmente desechado, siendo adjudicada la construcción del ferrocarril a Guillermo Sundheim.
Tras acometer la reconstrucción de la historia del ferrocarril desde la promulgación de la ley de ferrocarriles de 1870 hasta la adjudicación del proyecto en 1881, analizando los dos proyectos iniciales para la Zafra-Huelva, decidió continuar y terminar la historia con otros dos añadidos.
El segundo trabajo se inicia en 1880, cuando el Ministerio de Fomento comunica al director general de Comercio y Minas la aceptación del proyecto presentado por Guillermo Sundheim para la construcción del ferrocarril de Zafra a Huelva. Subvenciones para la obra, de sesenta mil pesetas por kilómetro de vía construida; condiciones para la subasta del proyecto, fianzas, duración,…. Se van sucediendo los trámites burocráticos entre los que se incluyen prescripciones importantes, como el número de estaciones que se establecían en principio, que posteriormente fueron ampliadas, así como los apeaderos.
Las reformas del proyecto en 1882-1884 son ampliamente tratadas, junto a las expropiaciones y pasos y servidumbres, además de la descripción de los puentes y viaductos, elementos fundamentales en un trazado abrupto.
Tras diversas aprobaciones, pero también demoras, el 5 de junio de 1887 las Cortes decretan una prórroga de dos años y medio para la terminación de las obras del ferrocarril. Aunque se produjeron inauguraciones parciales, la construcción de la línea no se completó hasta 1889, alcanzando la ansiada conexión entre diversos territorios de la provincia, propiciando el desplazamiento de miles de viajeros y creando un corredor ferroviario que unía Huelva con Extremadura.
Una línea que vertebra la provincia de norte a sur
El volumen final, que ha sido presentado recientemente, se centra en la ampliación de la Zafra-Huelva y su crecimiento orientado a territorios limítrofes. Ramales como el de Bodonal a Fregenal de la Sierra o el de Cala a Cumbres Mayores, que finalmente no fue construido, apeaderos, líneas hacia la mina San Miguel o la que cubrió Valdelamusa y San Telmo, cables aéreos, apartaderos y una serie de iniciativas que dieron vida a la provincia. En realidad, estuvieron destinadas a cubrir los proyectos mineros, industriales, agrícolas y ganaderos que proliferaron a finales del siglo XIX y cuya materialización permitió llevar una amplia variedad de productos al puerto de Huelva, además de enlazar con otras líneas férreas.
A pesar de dar por finalizada su ingente tarea, las últimas actuaciones en la vía, con una transformación integral de la misma y la importante inversión y mejoras que se están realizando, le animan a continuar relatando el transcurso de un canal que ha comunicado territorios, negocios y personas durante más de un siglo.
Antonio Vázquez Jiménez nació en Nerva, el 8 de agosto de 1942, aunque lleva muchos años viviendo fuera de la Cuenca Minera. A pesar de ello, no olvida ni sus raíces ni al patrimonio de su provincia. Buena prueba de ello han sido sus labores de investigación y difusión de la historia de la Cuenca Minera, con libros como El Río Tinto Paisaje Protegido. Diez rutas para conocerlo, La Huelva Minera. Diez itinerarios para conocerla, el ramal de ferrocarril de Peña de Hierro a Nerva, El Ferrocarril de Zafra a Huelva Parte I: los dos proyectos, su magna obra de cinco libros sobre la historia de su pueblo, o su último trabajo, que había estado centrado en La Sierra, su otra gran pasión onubense, junto a Punta Umbría, al publicar La Nava, Corazón de la Sierra de Huelva, editado en la Biblioteca Serrana de la Asociación Cultural Lieva.
La única preocupación de Vázquez es “aprender de las historias que guardan los archivos, sacarlas a la luz y hacerla llegar a todos los lectores, por lo que no merece que se quede la investigación arrinconada, privando de su acceso y conocimiento a los muchos interesados por esta historia”.
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