Aurora Cañero, escultora: "una exposición callejera como la de La Antilla da mucha vida, pero conlleva riesgos"

Huelva/Siete figuras a tamaño real, elaboradas minuciosamente durante un año por las veteranas manos de la artista Aurora Cañero, simulan devolver la mirada al centenar de transeúntes del paseo marítimo de La Antilla en pleno ecuador del verano. A sus 84 años, aún recuerda como si fuera el primero los trabajos que ya han salido a la luz y aquellos que quedan en el tintero. Le suele hacer "especial ilusión" una exposición callejera y, más aún, a pie de playa y con el atardecer de la costa de Huelva de fondo. De ahí su euforia tras haber inaugurado hace escasos tres días la exposición Cuerpo Solo.

Por suerte -apunta- no ocurrió nada cuando alguien, a tan solo un día de su inauguración, derribó dos de ellas volcándolas sobre la arena. "Especialmente me duele a mí, pero también hace daño a la gente, a las instituciones y a aquellos que disfrutan con este tipo de iniciativas. No tardaron en devolverse a su posición original por los trabajadores del Consistorio de Lepe -que propuso tiempo antes traer la exposición hasta el municipio-", cuenta a Huelva Información.

Largas horas de trabajo están detrás de las blancas esculturas que miden entre 1,90 y dos metros de alto, y una década desde la primera toma de contacto con la idea, que se ha llevado al tamaño actual durante el último año. "Modelar en barro, en arcilla, es precioso. Es un material tan humilde y básico que ponerte a trabajar sobre él, colocando barro y dándole forma hasta llegar a la idea que tienes en la cabeza es muy ilusionante y una de las partes más bonitas de todo esto", cuenta. "Sale una pieza muy distinta a lo que quieres presentar y luego viene un proceso de fundición". "Un camino largo pero inolvidable que se realiza con el objetivo de lograr que la gente disfrute y se quede parada por la calle", afirma.

Cuerpo Solo no está hecha para visitarse a puerta cerrada. En palabras de la autora, "la gente suele apreciar en su mayoría, le guste más o menos el arte, el esfuerzo que hay detrás de cada trabajo". Con ello, destaca entre las ventajas de exponerlas a pie de calle que pueden ser disfrutadas por todo el mundo: niños, ancianos, personas amantes de la escultura y personas que no lo son. Es acercar el arte a la calle y a la gente, aunque conlleva sus riesgos. Por suerte, personas con mala educación no son mayoría", puntualiza.

Las siete figuras -que se ubican junto al mítico vigilante de La Antilla, escultura que cumple ya un año en la zona sin experimentar daños- son de bronce, de un color blanco y luminoso que contrastan con la luz del municipio durante el día. Una de las dos obras volcadas tras su inauguración y que ha dolido especialmente a la autora es la Mujer Vigilante, que acompañaba al ya estático residente de bronce de la playa. "La mujer socorrista está en otra posición, mira hacia el mar y es del mismo tamaño. ¡Me dio mucha pena que la tiraran!", lamenta.

Cada una tiene un característico gesto. "Tienen mundo propio y reflejan un sentimiento concreto. ¡Lo verás si pasas por ahí!", cuenta. La exposición mantiene la línea de la artista: la figura y expresión humana, aunque cada una con su distintivo y sentimiento.

La exposición aterriza directamente desde un evento que reúne a prestigiosos escultores en plena arteria de Madrid. "Era todo un reto tenerlo a tiempo por mi edad y por el esfuerzo tan grande que conlleva, pero hemos logrado llegar con creces". Ahora, las esculturas residen en Huelva tras la oferta del Ayuntamiento de Lepe, que se fijó en las mismas. "El otro día vine para la presentación de la exposición. Es un sitio precioso. Cuando llegamos a la inauguración, nos esperaban amigos e instituciones con un bonito atardecer de luz dorada de fondo con el que solo cuenta Andalucía y Huelva. "Un lugar privilegiado", concluye la artista, "que hay que seguir cuidando y valorando".